Algol
El abominable Algol gira incesantemente dentro del círculo vicioso del tiempo. Se insinúa por doquiera siempre tentador, parece tener el don de la ubicuidad; tan pronto sonríe en la copa de oro o de plata bajo el techo dorado del fastuoso palacio, como hace cantar al bardo melenudo de la horrible taberna. El maligno Algol es a veces muy fino y diplomático
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