La Medicina de Dios
Si comer el fruto prohibido, o la manzana de la discordia, nos hizo salir de la Arcadia o Edén, nos hizo vulnerables, propensos a todo tipo de enfermedades, sería injusto pensar en que El Creador, Aquel que está por encima del bien y del mal.
Aquel que da la vida, Aquel que hace que, todo nazca y renazca, no haya puesto a nuestro alcance, el remedio para esta enfermedad que hoy padecemos todos los hombres y mujeres del planeta tierra.
La medicina de Dios. Si aceptamos que estamos enfermos de ira, codicia, lujuria, envidia, pereza, gula, orgullo, vanidad, celos, etc., así como de otros estados psicológicos que tienen su raíz en el egoísmo y la creencia en la separación de la Fuente primordial, estamos predisponiéndonos de manera positiva para poder curarnos.
Pero si no aceptamos que somos víctimas de la legión de yoes que cargamos en nuestras psiquis, nunca podremos sanarnos, y, nuestras vidas seguirán siendo las mismas, sin opción a la verdadera revolución interior, nada cambiará en nuestra alma. La medicina de Dios o medicina hermética, es última síntesis, El Cristo; el amor último y excelso, incondicional y sin límites.
Él viene a salvarnos a redimirnos a curarnos, desde el fondo de nuestro afligido corazón. Tal como lo hiciera el niño Jesús en Belen, naciendo en un pesebre con sus correspondientes animales.
Él fue capaz entre otras cosas, (a medida que iba creciendo), de expulsar a los mercaderes del Templo que lo profanaban. Él dio su vida para llegar hasta El Padre, por nosotros, para mostrarnos un camino: Curó a cuantos enfermos se le cruzaban en su camino, resucitó a los muertos, expulsó a las entidades diabólicas (llamadas legión) y realizó toda clase de prodigios con el milagro del amor consciente.
El Cristo llega cuando se le ofrece un escenario idóneo para que pueda proseguir con su trabajo. Es decir que el iniciado, haya creado sus cuerpos existenciales, pues de lo contrario, su alta energía no podría ser contenida en los cuerpos vulgares. Pablo de Tarso dice: Deseo disolverme y estar en Cristo. El V.M. Samael Aun Weor, en su libro “El Matrimonio Perfecto”, dice: El Hijo del hombre nace del agua y del fuego. Cuando el Cristo interno entra en el alma se transforma en Ella. Él se transforma en Ella y Ella en Él. Él se humaniza y Ella se Diviniza. De esta mezcla alquimista Divina y Humana, deviene eso que con tanto acierto llamó nuestro Adorable Salvador, El Hijo del Hombre.
Los alquimistas dicen que debemos transformar a la luna en sol. La luna es el alma. El sol es el Cristo, la transformación de la luna en sol, sólo es posible con el fuego, y éste, sólo se enciende con el connubio amoroso del Matrimonio Perfecto: Mujer, yo te amo... Hace muchas noches, Por eso es considerada Que lloro mucho... mucho... Y al fin de la jornada escucho tus cantares,
Y tiemblan de amor los soñolientos astros,Y se besan las musas celestiales con tus cantos... Eres un libro sellado con siete sellos. No sé si eres dicha o veneno. Estoy en el borde de un abismo que no entiendo: Siento miedo de ti, y de tu misterio. Mujer yo te adoro. Quiero beber licor de mandrágoras, Quiero besar tus manos. Quiero sentir el canto de tus palabras Y encender mis fuegos. Mujer, no me puedes olvidar, Me dijiste que me amabas Y me juraste tu cariño, En noches adoradas... En noches de idilio... En noches perfumadas... Y de cantos y de nidos...
Vieja sacerdotisa, enciende mi pabilo, Enciende mi llama de triple incandescencia; Núbil vestal de templo divino... Entrégame los frutos de la ciencia... (V.M. Samael Aun Weor). La Turba dice: “Honrad a nuestro Rey saliendo del fuego, coronado con una diadema de oro; obedecedle hasta que haya llegado a la edad de la perfección; alimentadle hasta que sea grande. Su padre es el Sol, su madre es la Luna; la luna es el cuerpo imperfecto.
El Sol es el cuerpo perfecto. San Agustín añade: Nuestro muy verdadero y muy poderoso Purificador y Salvador ha asumido al hombre enteramente. La piedra filosofal es el Cristo íntimo, vestido con sus cuerpos de oro, el cuerpo de oro del Hombre Solar. Cuando uno posee la piedra filosofal (nos dicen los adeptos) tiene poder entero sobre toda la naturaleza. Y posee el elixir de la larga vida, la medicina Universal.
El hermafrodita es aquel Ser que está formado por los dos sexos; es decir, la piedra filosofal que reúne en sí las naturalezas masculina y femenina. Así denominan al hijo de la Sabiduría. (C.G. Jung) Yo soy aquel que es, que era y que viene” dice El Cristo. Pero no nos quedemos con la letra muerta. ¿Cómo es posible que venga, si estamos enfermos? Un ser incorrupto no llega al corrupto si no ha dado muestras sinceras y reales de curarse, o de expulsar a la legión que cargamos...
Retomando las declaraciones que se hicieran en el Shangrila, al matrimonio formado por Anne y Daniel transcribimos lo siguiente: “Recordad bien la melodía en que queremos basar nuestro canto, y ojalá vuestros corazones puedan preservarla con cuidado. Antaño era a los profetas a quien recibíamos aquí, hoy son sembradores.
Seguid el curso de nuestra voluntad, vemos que concuerda con el vuestro. Así pues, amigos, dadnos vuestra mano. De todo lo que veréis y oiréis en este sitio, he aquí ahora la piedra angular de la tarea perseguida por los Hermanos Mayores y también lo esencial de vuestra contribución; grabad este mensaje en letras de oro a fin de que trasluzca bajo cada una de las palabras que utilizaréis. No es el regreso del Cristo físico lo que debe esperar el hombre, ante todo, sino la nueva llegada de su principio a su corazón. Es eso lo que os va a desgarrar y lo que hará florecer de nuestro planeta.
Debemos enfrentarnos a nuestras creaciones negativas, no es suficiente unas pocas lágrimas para borrar todos nuestros pecados, necesitamos demostrar con hechos claros y definitivos que nuestro arrepentimiento es verdadero. La Gran Obra, requiere de haber creado los cuerpos existenciales superiores del Ser y encarnar al Cristo; para que sea Él quien utilice esos cuerpos y le sirvan en todas las dimensiones.
Será entonces, cuando el Cristo Íntimo, como Hércules, realizará los doce trabajos oportunos para vencer al enemigo oculto. Los 12 trabajos de Hércules, son la tarea del prototipo del Hombre auténtico. Indican y señalan la vía secreta que ha de conducirnos hasta los grados de Maestro Perfecto o Gran Elegido... Uno de esos grandes trabajos de Hércules es, por ejemplo, la limpieza de los establos de Augías, según Fulcanelli: “Hay que hacer pasar sobre nuestra tierra todas las aguas del diluvio. Labor que exige la purificación perfecta, obra simple, fácil, pero tan fastidiosa que ha desanimado a gran cantidad de alquimistas más ávidos que laboriosos y más entusiastas que perseverantes”.
Pero veamos de forma esquemática en qué consisten los 12 trabajos de Hércules: El primero: la captura y muerte del León de Nemea que representa a la fuerza de los instintos y pasiones incontroladas que, todo lo devasta y lo devora...
El segundo: la destrucción de la Hidra de Lerna, monstruo simbólico de origen inmortal, dotado de nueve cabezas... Es el deseo viviendo en los nueve estratos infernales.
El tercero: la captura de dos animales, suave el uno, como veloz, turbulento y amenazador el otro, la cierva Cerenita y el jabalí de Erimanto. Ambos opuestos a domeñar.
El cuarto: la limpieza extraordinaria de los famosos establos de Augías, rey de la Elida. Purificación total.
El quinto: la caza y destrucción de las aves antropófagas que tenebrosas habitan las lagunas de Estinfal o los instintos bestiales.
El sexto: la captura del toro de Creta. Personificación de la descomunal ira.
El séptimo: la captura de las yeguas de Diómedes, hijo de Marte. Reconquistar la fuerza marciana sin emplear la ira.
El octavo: la muerte del ladrón Caco. El mal ladrón que despilfarra su energía.
El noveno: la conquista del cinto de Hipólita o la asimilación y comprensión de la psiquis femenina.
El décimo: la conquista del rebaño de Gerión. Trabajo con el altruismo.
El undécimo: apropiarse de las manzanas de las Hespérides, sin comerlas
El duodécimo: sacar del dominio de Plutón al perro Tricípite, el guía sexual.
Los 12 trabajos de Hércules, resumen la perfección y laboriosidad que entraña la vía Crística. Continuemos analizando las palabras de los sabios, tratemos de reflexionar, de comprenderlas en su más crudo significado. Jacob Boehme, escribe: “El sabio buscador debe considerar toda la Gran Obra, en relación con la humanidad del Cristo”. Dice la palabra del nazareno “Nadie llega al Padre sino por Mi”.
La caña de siete nudos o columna vertebral, será nuestro testigo de los progresos que se realicen en éste orden. Continuaban los antiguos: Escribe sobre tu vara tu salvación, pues sin ella sería imposible medir tu desarrollo espiritual. El amor universal predicado por Apolo es hijo de la Voluntad y de la Sabiduría divina, y Dios lo ha mandado a la tierra en forma corpórea, para que los hombres puedan reconocerlo. Este es el postulado gnóstico atemporal:
El amor universal del que hablan los sabios es denominado Cristo. El más grande de todos los misterios de todos los tiempos reposa en la forma en que ese Cristo vive en el corazón. Ese Cristo no puede vivir en las cavernas viscosas de las cosas carnales.
Hay que librar las siete batallas, hay que ganar las siete victorias, antes de liberarse de las cosas carnales, tales como el miedo, el egoísmo, las emociones y los deseos. Cuando esto se ha conseguido El Cristo toma posesión del alma, el trabajo está hecho y el hombre y Dios son Uno. (Matheno) Es necesario que, el sincero buscador no se engañe, que no mire a su hermano con orgullo intelectual, por tener un conocimiento prestado en el intelectualismo académico social.
Es necesario que, vea con humildad a tantos hombres y mujeres que caminaron por la senda de la santidad, humildemente sin arrogancia mental. Es necesario que, considere la relatividad de sus contenidos sensuales. Reflexionar, indagar, cuestionarse y pedir, para alcanzar el conocimiento objetivo de todas las cosas sin dejarse engañar por el más astuto de los engañadores, el ego.
La medicina de Dios fue producida para toda la humanidad, mas, sin embargo, no toda la humanidad está dispuesta a medicarse con ese suero Divino. El Cristo histórico de Jesús de Nazaret nos la mostró, mediante el Amor. Él no solo la administró, sino también por su carne y su sangre, invitó a quien quisiera seguir sus pasos para aplicarla como dice Pablo a los efesios (3:2): “Si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros” Mencionamos a otros sabios cristificados, personajes históricos y mitológicos de distintas culturas que supieron aplicar la medicina de Dios en su época y sociedad:
Entre los chinos a Fu-ji; Entre los mexicanos a Quetzalcóatl; entre los japoneses a Amida; entre los germanos a Odín, Wotan y Beleno; entre los hindúes a Krishna; entre los griegos a Zeus y Hércules; entre los romanos a Júpiter Tonante; entre los egipcios a Osiris; entre los persas a Ormuz; etc. Si hiciéramos un análisis de los principios religiosos, veríamos con asombro que siempre en todas las religiones de todos los tiempos, estos principios han sido los mismos y que la divina medicina siempre ha estado a disposición de hombre arrepentido.
El camino es uno, tal como lo dijera Jesús. “Camino estrecho y puerta angosta”. Quedando descartados todos los demás caminos que como bien dice Fulcanelli en su obra Finis gloriae mundi con apariencia de atajos, nos pueden conducir al precipicio. Pero para reconocer el camino estrecho y poder pasar por la puerta angosta, nos es necesario, reconocer que estamos dormidos, y nos urge despertar.
En la medida que seamos humildes, y pidamos por el despertar de nuestra conciencia, seremos asistidos y alimentados, incluso sin que nos percatemos de ello..., y en la medida que trabajemos por vivir cada día más acorde a ese despertar, estaremos más cerca de nuestra Realidad. Pedid y se os dará, es una constante.
Para aliviarnos de tal enfermedad, deberemos medicarnos con el único fármaco posible. La medicinan se aplica introspectivamente hasta llegar a la negación de sí mismo. Sería ineficaz cualquier otro tratamiento, ya que el verdadero antídoto, es el arrepentimiento sincero. Pero no un arrepentimiento basado en un momento pasajero de aflicción, sino un arrepentimiento acompañado de hechos, que demuestren la predisposición a recibir los misterios. Vivir de acuerdo a los principios espirituales en un mundo materialista, no es tarea fácil.
Ya que estamos en los tiempos del hipnotismo colectivo, en donde la ilusión de la vida y sus fantasías, se convierten continuamente en ofensas contra la Divinidad. Es menester saber equilibrarse entre lo material y lo espiritual.
No se puede divorciar la materia del espíritu, ambas forman parte de lo mismo. Es mejor trascenderlas buscando siempre la síntesis. “Dando al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”. Hay medicinas que matan si sus dosis no son adecuadas, y a veces la misma medicina es inapropiada o deficiente, por lo que tendremos que ajustar la cantidad idónea, para la sanación del órgano enfermo.
En el rectificar incesantemente nuestra tintura, para obtener el León Verde, está la idoneidad de la dosis administrada. Este León Verde es el bálsamo natural de todos los planetas celestes, y tiene el poder de sanar todas las enfermedades. El León Verde es nuestro ángel interno, nuestro Intimo. El íntimo es nuestro Espíritu, el Ser. El Íntimo es el hijo muy amado del Cristo interno. El Cristo interno es el rayo de donde emanó el Íntimo.
El Cristo interno es uno con el Padre. En Gálatas IV, 19, podemos leer: Hijitos míos, que vuelvo otra vez a estar de parto de vosotros, hasta que Cristo sea formado en vosotros. Quien quiera dar testimonio de cuanto decimos, ponga en práctica la vía de la alquimia, tal como se muestra en esta obra, ya que, si seguimos teorizando, no pasaremos del estado intelectual en el que nos encontramos. El pelícano, alimentando a sus siete polluelos, alegoriza en la alquimia al Cristo, alimentado con su propia sangre a toda la humanidad.
La Medicina de Dios, elixir de la larga vida, la inmortalidad, la resurrección y la ascensión son sus frutos. Quien se eleva hasta lo más alto, consigue todos los poderes de la Piedra Filosofal y se convierte por derecho propio en un Gran Elegido, Maestro de Maestros, Luz de Luces, cristificado u osirificado. A cada régimen alquímico, los filósofos le han atribuido una de las divinidades superiores del Olimpo y también uno de los planetas celestes, (7, en total) cuya influencia se ejerce de manera paralela a la suya, en el tiempo mismo de su dominio.
De acuerdo con esa idea de planetas y divinidades, se desarrollan sus poderes simultáneamente, según una jerarquización invariable, sin saltos de lineamientos. Solo con orden se alcanza la meta.
Al reino de Mercurio (base, fundamento) y primer estadio de la Obra, le sucede el reino de Saturno (el anciano, el loco) A continuación, gobierna Júpiter (Unión, matrimonio) y, luego Diana (entero, completo) o la Luna, cuya vestidura brillante tan pronto está tejida con cabellos blancos como hecha de cristales de nieve. Venus, inclinada al verde (Belleza, gracia), hereda entonces el trono, pero pronto le arroja Marte (adaptado, fijo), y este principio belicoso de atavío teñido en sangre coagulada es, a su vez, derrotado, por Apolo (El triunfador), el Sol del Magisterio, emperador vestido de brillante escarlata, que establece definitivamente su soberanía y su poder sobre las ruinas de sus seis predecesores.
Algunos autores, asimilan las fases coloreadas de la cocción a los 7 días de la creación. Denominados estos días como la Semana de las semanas; La Gran semana o Semana Grande. El número 7, como hemos podido comprobar, se viene repitiendo en distintas alusiones o referencias, pues es de gran importancia en ésta ciencia hermética. Veamos algunos ejemplos de la ley del 7 ó Heptaparaparshinokh, que es la ley que organiza:
*Los 7 grados del poder del fuego. *Las 7 bajadas y 7 levantadas del Cristo Jesús de Nazaret. *Las 7 notas de la escala musical. (Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si.) * Los 7 templos del caos... *Los 7 regentes planetarios, (Gabriel, Rafael, Uriel, Michael, Samael, Zachariel y Orifiel.) *Los 7 Chohanes. Los 7 grados esotéricos de la Iniciación Venusta. (Nacimiento en el pesebre; Bautismo del iniciado; Transfiguración del Señor; Entrada a Jerusalén; El paño sagrado de la Verónica; Cristificación del Alma espiritual, el Budhi; y El Maestro es crucificado.) *Las 7 Razas; (en la actualidad estamos en la manifestación de los hijos del quinto sol o quinta raza.) *Los 7 chacras o vórtices de energías que existen en la anatomía oculta de hombres y mujeres, también denominados, las 7 iglesias del Apocalipsis. * Los 7 cuerpos del Hombre autorrealizado. (Físico, Vital, Astral, Mental, Causal, Budhíco y Atman.) *Los 7 planos del universo. (Largo, Ancho, Alto, El tiempo, La eternidad, Lo que está más allá de la eternidad, y finalmente la Dimensión cero.) *Los 7 pecados capitales. (Ira, Lujuria, Pereza, Gula, Codicia, Envidia y Orgullo.) Para terminar con el simbolismo del número siete, este nos indica que, con la medicina de Dios, se acceden a las 7 virtudes que surgen de la transmutación de los 7 vicios o pecados capitales:
1) El Orgullo, se transmuta en Fe consciente y en humildad. 2) La Codicia o avaricia, se transmuta en esperanza y altruismo. 3) La Lujuria, en castidad. 4) La Ira, o cólera se transmuta en la fuerza maravillosa del Amor o la Paz. 5) La Pereza, se transmuta en la actividad o diligencia. 6) La Gula, se transmuta en templanza. 7) La Envidia, se transmuta en la alegría por el bien ajeno. *Las 7 columnas del templo de Salomón *Los 7 brazos del candelabro judío o memorá. *Las 7 colinas, sobre las que se edificó Roma. *Los 7 signos cabalísticos de los planetas:
1) Para el Sol, una serpiente con cabeza de león. 2) Para la Luna, un globo cortado por la mitad. 3) Para Marte, un dragón mordiendo las guardas de una espada. 4) Para Venus, un lingan sexual. 5) Para Mercurio, el caduceo y el cinocéfalo. 6) Para Júpiter, el pentagrama flameante o el pico del águila y 7) Para Saturno un viejo anciano o una serpiente enlazada en la piedra heliaca. *Las 7 peticiones del Padre Nuestro. *Las 7 palabras de Jesús en la cruz, etc.,
En número siete, por lo tanto, no es caprichoso, pues guarda un conocimiento secreto cargado de innumerables contenidos. Es menester que nos acerquemos a la medicina hermética sin miedo, controlando bien nuestros esfuerzos, administrando nuestras energías de manera correcta e inteligente, y preservando en ese proceder, sin desfallecer hasta haber alcanzado los laureles de la victoria.
Sepamos que existe una fuerza evolutiva natural, que nos impulsa hacia el desarrollo, pero también existe su contraparte involutiva que nos arrastra hacia el desorden o Ley de Entropía. Por lo tanto, no dejemos que las fuerzas de la naturaleza, se adueñen de nosotros, porque de la misma manera que después del día viene la noche, después de un desarrollo evolutivo, puede acontecer otro involutivo.
Quisiéramos que ésta medicina llegara a todos y cada uno de los seres de éste planeta tierra. Agua viva. Agua pura, alimentos sanos. Alimentos nutritivos.
Transmutaciones llenas de gloria, para quien sabe dominar a su bestia... Pero somos conscientes de que cada cual tiene su libertad; algunos ya han elegido la santa medicina, otros prefieren rendirse ante una muerte segura que acecha día con día...
Capítulo 1º Quimera o Realidad Capítulo 2º El Elegido Capítulo 3º La Voluntad y la Paciencia.
Capítulo 4º El Arte Capítulo 5º La iniciación Capítulo 6º El Alimento Capítulo 8º “Los colores”
Capítulo. 9º “El Regreso al Paraíso” Introducción a Cómo y para qué ser Alquimista
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