La iniciación
Como todo método que conduce a la plena realización del Ser, la alquimia es una iniciación. No hay diferencia alguna entre el nacimiento segundo, la reintegración alquímica y la obtención de la piedra filosofal. Los misterios iniciáticos se establecieron con el fin de nacer a una nueva vida...
Aquellas almas; que estando en la búsqueda de su Dios interior, que no se conformaban con las enseñanzas dogmáticas e impositoras establecidas, que vislumbraron la posibilidad de entrar en el camino secreto, que se interrogaban sobre cuestiones metafísicas propias de inquietos investigadores, son los que buscando hallaron, pidiendo se les fue concedido y llamando se les fue abierta la puerta de la Iniciación.
Pues aquellas almas no tuvieron miedo al castigo o a la condena infernal, e impulsados por la sed que trasciende el escepticismo y el materialismo, siempre hallaron abierto el sendero esotérico.
Todos los libros sagrados hablan para los iniciados, así como las catedrales medievales que cual expresión literaria, fueron construidas por y para iniciados. Solo ellos podían ver, en donde aparentemente no había nada... “Las catedrales góticas tienen su fachada construida según las líneas esenciales del símbolo alquímico del espíritu, y su plano calcado de la huella de la cruz redentora.
Todas presentan, en el interior, esos atrevidos cruceros de ojivas cuya invención corresponde propiamente a los fracmasones, constructores esclarecidos de la Edad Media. De tal manera, que los fieles se hallan, en los templos medievales, colocados entre dos cruces, una inferior y terrestre y la otra superior y celeste, hacia la que aspiran, pero que sus miradas tan sólo no les permiten alcanzar”.
De esta manera nos ha ilustrado Fulcanelli sobre estas construcciones iniciáticas que fueron expuestas de manera pública, pero que, a la vez, escondían los secretos más buscados a los “que viendo no ven, ni oyendo no oyen. Pues toda Obra sagrada tiene dos caras, una la del iniciado, que conoce los misterios, y la otra, la del ignorante que observa el dedo, pero nunca mira hacia donde éste señala. La iniciación es el nacimiento o comienzo a una nueva vida.
Se nace a una nueva espiritualidad, pero antes de que exista tal nacimiento, debe haber una muerte o renunciación a la vida existencialista, solo así, podrá ver la luz el neófito. Se le preguntó al Maestro Samael; ¿Es cierto que uno pasa las primeras iniciaciones inconscientemente? Y respondiendo dijo: “Son las primeras iniciaciones de Misterios Menores, son el sendero probatorio, lo fundamental en nosotros son las grandes iniciaciones, de Misterios Mayores, el trabajo en la Gran Obra”. Nos dice Fulcanelli:
“El día de Ramos o de Pascua Florida, los alquimistas tienen costumbre de emprender su Gran Obra”. El autor de la fuente de los enamorados de la ciencia, realiza un homenaje a la Naturaleza que dice así: Esta fuente de valor. Es de una Dama de honor. Que Naturaleza es llamada Y que debe ser muy honrada.
La anhelada iniciación era celebrada en tiempos lejanos por la comunidad entera. Sociedades que no habían degenerado, veneraban la iniciación en las fechas que la Naturaleza prefiere. Fiestas para los equinoccios o tránsitos cenitales acogían al neófito. Templos o cavernas eran utilizadas para las ordalías secretas. Lamentablemente la barbarie humana, hizo necesario el silencio...Así lo narra El Venerable Maestro Samael Aun Weor:
“En los misterios griegos de Eleusis existían bailes al desnudo y cosas inefables. La Magia sexual era la base fundamental de esos misterios. Entonces nadie pensaba en porquerías, porque el sexo era profundamente venerado. Los iniciados saben que en el sexo trabaja el Tercer Logos. En allende la noche de los siglos, los iniciados recuerdan todavía a Mitra entre los Parsis, Eleusis, Samotracia, Lemmos, Efeso, etc., entre los griegos.
Formidables fueron los colegios iniciáticos de Bibractis y Alexis entre los Galos Druidas. Inefables e indescriptibles por su belleza y esplendor resultaron los misterios de Helio polis en Siria; Tara en Irlanda, etc., etc., etc. Los Druidas sacerdotes de los Celtas, practicaban al decir de Plinio, la magia y los misterios en sus cavernas, según comprueban también César y Pomponio Mela.
Los austeros y sublimes Hierofantes Druidas, coronados de roble, se reunían solemnes bajo la pálida luz de la luna, para celebrar sus Misterios Mayores, especialmente en la Pascua de primavera, cuando la vida resucita pujante y gloriosa. Los colegios iniciáticos se cerraron en oriente con la barbarie militar de Alejandro y en el occidente con la violencia Romana. La ciudad de la Cote dor, junto a St. Reine, fue ciertamente la tumba para la iniciación Druídica, todos los Maestros y Sibilas fueron vilmente degollados por las hordas sanguinarias de Roma, sin consideración alguna.
Igual suerte fatal y dolorosa cupieron a Bibractis, la émula gloriosa de Menfis y siguieron en número de víctimas Atenas y Roma cuyo colegio iniciático contaba con 40.000 alumnos... Los misterios de Eleusis aún existen todavía secretamente. El gran iniciado Báltico, Von Uxkul es uno de los más exaltados iniciados de esa escuela. Nuestro sueño y ceguera queda manifiesto. Ya la confusión, es muy grande, el camino a seguir se torna oscuro, la sociedad lo repele. Debemos retirarnos y reflexionar sobre nuestra actual visión de la vida. Debemos analizar y apreciar con claridad los procesos existenciales y sus consecuencias.
No es suficiente con llegar al punto de partida del ser o del no ser. Hay que emprender una ruta segura y por ello no menos difícil. La perfección y la coronación de la victoria implican superación, comprensión y sobre todo decisión, así como una firme determinación de consumar lo iniciado. Porque en la iniciación no hay retroceso. Como dicen los evangelios apócrifos, debemos tener presente que, no comeremos lo que ya hemos vomitado.
Una vez que nos hemos decidido a entrar en el interior de nuestra tierra filosofal, tendremos que ahondar en nosotros mismos, comprendiendo todos los procesos mentales y emocionales, para llegar a la aceptación de nuestra realidad, y no estar viviendo bajo el prisma de la ilusión, que nos impide conocer tal realidad. Primero la teoría, luego la práctica. Conocer para osar. Conozcamos pues, los procesos alquímicos antes de trabajar en la cámara nupcial, de lo contrario podríamos profanarla o estaríamos operando a ciegas.
A diferencia de los Doce peldaños Alquimistas enunciados arriba por el Maestro Samael, y que comparten los mismos nombres, no debemos confundirlos con las siguientes Siete recapitulaciones, que son las que el iniciado debe pasar levantando, primero las serpientes de fuego y luego las de luz. La fijación de cada uno de los procesos está bajo la dirección del Ave Fénix, que renace de sus propias cenizas, cada vez más poderosa. El Ave Fénix, es el mismo Cristo, por lo que estas siete fases corresponden con las iniciaciones venustas.
1. Calcinación: El mercurio recibe el fuego sagrado y se convierte en mercurio azufrado o azufre mercurial S.A.W. La calcinación, es la primera fase. Ella implica someter a uno o varios minerales a un calor muy elevado para que se desprenda el agua, y las sustancias volátiles. Es necesario que los términos de expresión sean acordes a la terminología alquímica, con el fin de que el buscador, aprenda el lenguaje, la jerga científica de rigor. Que el buscador empiece a reflexionar en los términos propios del iniciado para no vulgarizar lo sagrado, y pueda ser aplicado en su vida.
2. Sublimación: De aquí en adelante hay que redoblar la vigilancia, cuidando la práctica, a fin de que no aparezca de nuevo la negrura, es decir, se debe refinar mucho el acto amoroso, con el propósito de sublimar ésta naturaleza. S.A.W. La sublimación, no es más que el paso directo de un cuerpo en estado sólido al estado gaseoso, por la acción del calor. De esta fase se desprende la completa aceptación del producto final de la calcinación.
3. Solución: El mercurio ya ha abandonado el color negro y se ha convertido en una solución sagrada, lista para recibir el fuego. S.A.W. La solución, es el líquido homogéneo resultante de la disolución, de cualquier sustancia. Líquido verificable en la transmutación de lo que pensamos, respiramos y comemos.
4. Putrefacción: Las aguas del alquimista son negras, simbolizadas por el cuervo negro. En éste escalón, el aspirante solo tiene mercurio bruto. S.A.W. La putrefacción, es el proceso de descomposición. Las crisis y el deber de los actos justos, deben posarse y descomponerse, para dejar el compuesto a merced del Ser.
5. Destilación: Dentro de las doce fases de la Gran Obra, es el de las de mayor importancia [ Los autores del siglo XVI se acostumbraron a representar esta operación mediante el simbolismo de un leproso con las manos atadas al dorso, a punto de ser decapitado por un verdugo, también leproso.]. S.A.W. La destilación, es la operación que tiene por objeto aislar por medio de la evaporización y la inmediata condensación, los componentes volátiles de una mezcla líquida, obteniéndose el agua destilada libre de impurezas. La paciencia debe ser consejera en ésta fase, porque en algunos iniciados cada fase demora más de lo que sería su gusto. “Y tan alta vida espero que muero porque no muero”
6. Coagulación: En esta etapa, el mercurio azufrado coagula en nuestra anatomía oculta, bajo la forma de cuerpos existenciales, primero el astral, luego el mental y más tarde el causal. S.A.W. La coagulación , es el resultado de la solidificación de una sustancia albuminosa. Aquí el iniciado empieza a ver los resultados del trabajo. Se condensan fuerzas y la gracia que llega de lo alto se complace en la virtud que nace bajo la tierra filosofal.
7. Tintura: La piedra filosofal o su acción sobre los metales viles. S.A.W. La tintura , es la acción de teñir, configurándose la obra en los colores clásicos de la alquimia: negro, blanco, amarillo y rojo o la púrpura de los reyes. Esta fase final, va indicando al iniciado los esfuerzos reiterados que debe operar en su materia o mercurio, como sello carismático del trabajo. Los alquimistas han denominado a su materia, el libro, porque su textura cristalina y laminosa está formada por hojitas superpuestas, como las páginas de un libro. Los capítulos o fases son llevados a cabo según la peculiaridad del iniciado, nada es mecánico. Debemos hacer que la originalidad del Ser, pueda brillar en el libro iniciático.
Es común ver a los iniciados del arte, con un libro cerrado. Éste es el equipaje que portan con fervor, cuando parten rumbo a una nueva vida; ya que el libro es símbolo de todos los cuerpos brutos. Procediendo de manera correcta se consigue el libro abierto o jeroglífico de la materia de la Obra...
“Se cuenta que Apuleyo viajó a la Tesalia en busca de la iniciación y allí encontró a una sacerdotisa que se comprometió a enseñarlo, y le dijo que para recibir la sabiduría esotérica, él tendría que tomar la forma de pájaro, y en consecuencia le dio para tal efecto una pócima, que al tomarla Apuleyo en vez de convertirlo en pájaro, lo convirtió en burro, y por donde quiera que andaba le daban de palos, lo maltrataban, lo cargaban de piedras y con trabajos duros y pesados hasta que al fin cansado de vagar y de sufrir, se sumergió siete veces al mar Egeo y después de esas siete sumergidas, se le apareció la sacerdotisa y lanzándole un manojo de rosas le dijo; que comiera de ellas para que readquiriera su antigua forma humana mientras llegaba el iniciador, para iniciarlo e instruirlo en los grandes misterios de la vida. Apuleyo así lo hizo y quedó instantáneamente convertido en hombre... En este relato podemos comprobar el trabajo síntesis a realizar; En primera instancia, no es posible ser iniciado sin el elemento femenino y masculino. Con “la forma de pájaro” se verifica la participación del Espíritu Santo, como dador de sabiduría.
En segundo lugar, hay que dominar la mente representada por el burro, enseñanza dada por Jesús de Nazaret que entró en Jerusalén, montado sobre un asno, haciendo alusión con ello, a su dominio sobre la mente. El burro es un animal terco, como la mente, hay que doblegarlo mediante trabajos duros y hasta sufrimiento. El tercer aspecto es el mar, representando a las aguas espermáticas. Aguas que hay que mantener tranquilas fuera de toda pasión o tempestad. Siete veces se sumergió, es decir se purificó el número perfecto necesario para tal fin. Así obtuvo la aprobación de la dama que le dio a comer un manojo de rosas.
La Rosa representa al Cristo, flor mística por excelencia. La rosa es plasmada en el centro de la cruz, por los Gnósticos Rosa Cruces. Solo mediante ella, el iniciado espera la llegada de su iniciador. A la alta iniciación no se llega con el intelecto sino con el corazón. Existen verdaderos Maestros de la Fraternidad Blanca, que ni siquiera saben leer ni escribir, y, sin embargo, son grandes sabios iluminados. Su conciencia despierta sabe capturar el hondo significado del símbolo y seguir las pautas marcadas por el colegio iniciático.
“Sanat Kumará, el Anciano de los Días y Señor del Mundo, fue el fundador del "Colegio de Iniciados" de la Gran Fraternidad Universal Blanca. Este gran Ser es uno de los 4 Tronos de que habla la SANTA BIBLIA, y vive en el Asia desde hace muchos millones de años, con el mismo cuerpo físico que él trajo a la tierra desde la época de la Lemuria. Sobre él no ha podido la muerte ni podrá jamás, porque es hijo de la Resurrección y sobre ningún hijo de la Resurrección la muerte tiene poder”. V. M. Samael Aun Weor
En los sagrados templos del viejo Egipto de los faraones, cuando el neófito estaba a punto de sufrir las pruebas de la iniciación, un Maestro se acercaba y le murmuraba al oído esta frase misteriosa: “¡Acuérdate de que Osiris es un Dios negro! Color específico de las tinieblas y de las sombras cumerías. Es del Diablo, a quien se ofrecieron siempre rosas negras, y también el del Caos Primitivo, donde todos los elementos y gérmenes de la vida se mezclan y confunden totalmente; el símbolo del Elemento Tierra, de la Noche y de la Muerte radical de todos esos Agregados Psíquicos que en su conjunto constituyen el Mí Mismo”. V. M. Samael Aun Weor
La montaña de los adeptos, o el templo de los alquimistas, es un lugar de oración y de compunción. Allí el alma implora para extraer el oro filosofal. Allí se consterna ante la negrura egoica, ante el caos psicológico de las tinieblas mentales, ante las sombras tenebrosas de un pasado en el pecado. Contrariamente a lo que pueda parecer es el diablo o entrenador psicológico quien puede mostrar al adepto las vías de purificación para que broten las gemas de las virtudes. Mediante la ausencia del Ser y su anhelo, el alma implora la luz. Cuando el iniciado se encuentra entre las tinieblas del deseo y las vence, llega la imbibición. El Maestro Samael aclara el término de “Imbibición” así: “Cuando los jugos sexuales son asimilados por nuestro organismo después de retirarnos de la hembra, decimos que hay imbibición”.
Otro insigne trabajador en la Gran Obra, Morienus, utiliza el término de “Imbibición” así: “La ciencia de nuestro magisterio es un todo comparable a la procreación del hombre. Primeramente, el coito; en segundo lugar, la concepción; en tercero la imbibición; el cuarto, el nacimiento; y en el quinto, la nutrición o alimentación. Es curioso como algunos alquimistas tuvieron acceso al Arcano. En el caso de Raimundo Lulio, quien realizara con éxito la Gran obra, recibió la clave en el mundo astral, y fue con esa llave maestra, como pudo trabajar a favor de su Dios interior y de la humanidad.
Por tanto, el alquimista es un obrero que trabajando en su propia construcción lo hace también para la Humanidad. Así va pasando por distintas fases, todas ellas necesarias... El tiempo más largo y difícil se da al inicio de la Obra, en la mitad es más fácil y al final es suavísimo. Esto a razón de que no se podría llegar a la culminación de la misma, si antes no se han ido poniendo bases firmes y pagando el precio debido, que permita sostener en pie toda la construcción.
Es un trabajo fastidioso dice Filaleteo: “Nosotros, que hemos trabajado y conocemos la operación, sabemos con certeza que no hay labor más aburrida que la de nuestra primera preparación”. Por eso Moriano advierte al rey Khalid, que numerosos sabios se lamentaban siempre del fastidio que les causaba la Obra... Es necesario que la base sea siempre de piedra o roca viva (el sexo), si, por el contrario, edificamos sobre terreno blando o arenoso (teorías), no podrá soportar el peso del Conocimiento y se hundirá en las profundidades de la tierra. Pero si la base es pétrea, no solo sostendrá el trabajo en sí, sino que le dará firmeza, consistencia y sobre todo durabilidad.
San Pedro hace alusión a la piedra, es decir al sexo. En su C. 2 V., del 6 al 9 dice: “Por lo cual también contiene la escritura. He aquí pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa, y a la que creyere en ella, no será confundido. Ella es pues honor a vosotros que creéis, más para los desobedientes, la piedra que los edificadores reprobaron esta fue hecha la cabeza del ángulo, y piedra de tropiezo, y roca de escándalo a aquellos que tropiezan en la palabra, siendo desobedientes, para lo cual fueron también ordenados. Más vosotros sois linajes escogido real sacerdocio gente santa, pueblo adquirido, para que anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable”. En el libro “La gloria del Mundo o la tabla del Paraíso” de Roberto Valensis, encontramos una referencia a la piedra muy interesante, y dice así Ethelius:
“Calienta nuestra Piedra hasta que brille como el mármol pulido; entonces se convierte en una Piedra mística y grande, ya que el azufre añadido al azufre la conserva de acuerdo con su salud.” Esto quiere decir que cuando lo húmedo y lo seco se han separado, lo seco que permanece en el fondo, y se llama nuestra Piedra, que es tan negra como un cuervo. Este seco debe someterse a la cocción de nuestra agua, que había sido separada, hasta que pierda su negrura y se convierta en blanco como el mármol pulido. Entonces es la Piedra mística o secreta porque se encuentra en un lugar secreto. Es una sustancia universalmente despreciada, en la que a nadie se le ocurriría buscar el mayor tesoro del mundo. Bien pudiera llamarse entonces la piedra oculta. Base angular de la construcción de su Templo.
El iniciado partiendo simbólicamente de peón, pasa por todos los puestos profesionales, de la Obra, hasta llegar finalmente a convertirse en Arquitecto o Maestro. Recordamos a los Templarios como constructores de Catedrales, que exponían la manifestación física catedralicia a semejanza de su propio trabajo interior o la creación y construcción de su Catedral del Alma. La piedra sustituye al pergamino, y la ornamentación esculpida, acude en ayuda de la impresión prohibida, ya que en 1537 Francisco I prohibió el uso de la imprenta para tal fin.
Por este motivo se empezaron a plasmar las grandes cátedras en piedra, bajo las formas de iglesias, catedrales o emplazamientos cívicos. Donde se podía seguir estudiando la vía de la autorrealización del hombre, teniendo presente las dificultades que el trabajo implica, simbolizado especialmente por las gárgolas. Fulcanelli, escribió en el libro de “Las Moradas Filosofales”, el proceso alquímico de los iniciados, con el simbolismo plasmado artísticamente en sus propias residencias. Allí mostraban el camino que debe seguir, quien se inicia en la sagrada ciencia transmutatoria. Haciendo referencia a las iniciaciones, Fulcanelli las denomina: “Corporeizar los espíritus” y a la Cristificación: “Reanimar las corporeizaciones” También llamadas serpientes de fuego y serpientes de luz por el Maestro Samael. Una vez más podemos comprobar, que se pueden utilizar distintos nombres para hacer alusión a una misma cosa, así que el término no es de tanto valor, como la enseñanza y el trabajo en sí mismo.
Krum Heller (Maestro Huiracocha), en su libro “Rosa Esotérica” habla sobre la piedra, y dice así: Tú tienes una piedra... ¿no lo sabías? Sí, mira, en los bajos fondos de ti mismo..., es tosca e imperfecta, ¿verdad? Pues hazle saltar las primeras lascas para irla moldeando, pero... Hazlo con cuidado, con Amor... Que en la piedra que tocas, está la Rosa, el tesoro de tu propia Alma. Y Sta. Teresa de Jesús, añade en sus “Moradas del castillo interior”: Hermanas mías, alto a pedir al Señor que, pues en alguna manera podemos gozar del cielo en la tierra, nos muestre el camino y dé fuerzas en el alma para cavar hasta hallar a este tesoro escondido, pues es verdad que lo hay en nosotras mismas.
A. y D. Meurois-Givaudan en su obra el “Viaje a Shambhala dicen:” En occidente también llamáis a ese camino la vía de Pedro, con todo lo que esto supone; en toda época fue el de las Iglesias reveladas, temporales, barridas regularmente según las necesidades. Lamentablemente quienes “despiertan” (entiéndase como el que siente inquietudes espirituales) y empiezan a buscar, desprecian esta vía (la vía de Pedro), a lo que advierten Meurois-Givaudan: “Hermanos no lo imitéis, haced comprender sus razones. Hacen falta escultores para dar forma a la materia”.
La vía de Pedro es una tarea de fuerza y de resistencia, con frecuencia se hieren “las manos” ... pero si nos entregamos a ella es porque la piedra bruta es hermosa y lo vale. Sabemos que lleva en ella, en su ganga, la imagen que el Divino Padre le ha plasmado. Así es como actúa firmemente el corazón. El cual: “Es un músculo y vibra en la frecuencia de los cuerpos densos. En él se genera toda la energía Roja, la fuerza vital, sabréis por qué...” -Krum Heller- En el versículo 56 del Tao te king o Tao te Ching
El que sabe no habla, El que habla no sabe. Cerrar las puertas, Suavizar las asperezas, No abrir la boca, Desenredar sus trabas, Atenuar el brillo, Unirse con el polvo. Así se llega a la misteriosa Unión con el Tao. (A esto se llama armonizar la propia luz. Ahí reside la identidad misteriosa.) En ella no se puede Estar ni cerca ni lejos. No se puede sufrir Perjuicio ni beneficio. leemos lo siguiente: No se puede ser Honrado ni humillado. Por eso es considerada El Tesoro más valioso del mundo. Jesús como energía crística en el apócrifo de Tomás ha dicho: “Yo soy la luz que está sobre todos ellos. Yo soy el Todo; el Todo ha salido de mí, y el Todo ha llegado. Hendid la madera, yo estoy allí, levantad la piedra y me encontraréis allí”.
El término de “Piedra Filosofal” significa, según la lengua sagrada, “Piedra que lleva el signo del Sol”. Ahora bien, este signo Solar viene caracterizado por el color rojo, el cual, según el proceso, puede variar de intensidad. El viejo alquimista dice: “Lo que nosotros perseguimos con todos los filósofos, no es la unión de un cuerpo y un espíritu metálicos, sino la condensación, la aglomeración de este espíritu en un envoltorio coherente, tenaz y refractario, capaz de arroparlo, de impregnar todas sus partes y de asegurarle una protección eficaz”.
Esta alma, espíritu o fuego reunido, (debidamente mezclado con Venus Lucifer), concentrado y coagulado en la más pura, más resistente y más perfecta de las materias terrestres; es lo que llamamos nuestra piedra. Y podemos certificar que toda empresa que no tenga este espíritu por guía y esta materia por base, jamás conducirá al éxito. Transcribimos el texto literal de Wolfram de Eschembach, relativo a la Piedra y a la fraternidad que la custodia: “Esos héroes están animados por una Piedra. ¿No conocéis su augusta y pura esencia? Se llama lápiz electrix, (magnes) Por ella puede realizarse toda maravilla, Ella, cual el Fénix que se precipita en las llamas, Renace de sus propias cenizas, Pues que en las mismas llamas remoza su plumaje y brilla rejuvenecida más bella que antes.
Su poder es tal, que cualquier hombre, por infeliz que en su estado fuera, si contempla esta Piedra, en vez de morir como los demás ya no conoce la edad, ni por su color, ni por su rostro; y sea hombre o mujer gozará de la dicha inefable de contemplar la Piedra por más de doscientos años”. Los años son simbólicos, aludiendo al aspecto divinal de la Madre Natura y las iniciaciones logradas.
Así mismo Mechardus, dijo: Si nuestra Piedra no es puesta en la Matriz de la hembra, a fin de que sea nutrida, no crecerá. Ahora bienn esa matriz de la hembra de que habla Mechardus, es nuestra Tierra Madre, nuestro propio organismo humano (nos aclara el M. Samael). Responde Mefistófeles en el segundo Fausto: Te pareces al espíritu que concibes; ¡Ay de quien no conciba más que un espíritu petrificado y no una Piedra Viva! El término de “espíritu” se presta en muchas ocasiones a confusión, ya que es utilizado tanto para describir a un ser Angelical o Divino, como para hacer alusión a cualquier “ente” ya sea maligno o no.
Hay que tener en cuenta que la palabra “espíritu” puede describir perfectamente ambas referencias, lo Divino o lo tenebroso, ya que espíritu en sí, es una sustancia inmaterial. Por lo tanto, algo que se opone a la materia, podemos considerarlo, metafísico. Debemos atender al contexto global de la frase, para hallar el concepto exacto y comprender el mensaje que el autor quiera transmitir. La piedra viva de Mefistófeles, es la de la inmortalidad.
La iniciación es para los pocos, y en un futuro, seguirán siendo la minoría quien esté dispuesta a lanzarse, para nadar contra corriente. Exige la iniciación una actitud. La actitud del iniciado debe estar acorde a los desideratos de orden Superior que emanan de la Logia Blanca. La Gran Fraternidad Solar de los Maestros Ascendidos ya sean Gnósticos, Masones, Rosacruces, Templarios etc., viven y dirigen desde los Estratos o Templos Interiores, todos los procesos iniciáticos. El Maestro Zanoni, le instruyó de labios a oído el Arcano sexual, al poeta francés Cazotte. Éste así pudo entrar en la iniciación, aunque su Maestro cayera.
Como resultado de éste conocimiento Cazotte escribió el libro “El diablo amoroso” relacionado con los trabajos propios del Arcano, y cabe decir que fue un gran profeta-alquimista, cumpliéndose sus profecías con exactitud. Del Conde Cagliostro, se comenta que fue un hombre de edad indescifrable, un verdadero Maestro de la alquimia, que consiguió el elixir de la larga vida. Este insigne alquimista fue discípulo del Conde San Germán. Cagliostro, fabricaba diamantes de un grado de pureza muy elevado. Viajó por distintos países y utilizó distintos nombres, como fueron, por ejemplo: Tis Chio; Milissa; Belmonte; Danna; Fénix; Pellegrini; Balsamo; Mesmer; Harut o Cagliostro.
Se decía de él que no era bello, pero con una fisonomía perfecta y de mirada sobrenatural. Estos son atributos del iniciado. Cagliostro fue uno de los muchos alquimistas que sufrió la injusticia de la época, pero lo llevó con gran dignidad. Es aquí donde toma valor esa frase socrática que dice: “Más vale ser víctima de una injusticia que cometerla”. El conde San Germán, fue un gran alquimista, tiene el don de lenguas, habla, por lo tanto, todos los idiomas del mundo.
Vive con su cuerpo físico en el Tíbet y dirige la política mundial. Cuando se obtienen los dones preciosos de la consumación alquímica, se manifiesta el Ser y la labor trascendental que tiene reservada a su hijo, en su “viña” Desde las escuelas esenias, pasando por las de Alejandría, las enseñanzas de Pitágoras, los misterios egipcios, o etruscos y romanos, sin olvidar la sabiduría de los pueblos americanos, como aztecas, mayas, Incas, etc., todos han demostrado las bondades que la filosofía de los iniciados les ha entregado.
Todos ellos, supieron pasar de la forma primordial del origen o caos alquímico para no quedar hipnotizados en la materia fenoménica. No como por desgracia, nosotros –los venidos más tarde- que hemos sido víctimas del materialismo, esta época caduca y degenerada. Es sabido que, a los cuatro evangelistas; San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan, se les representa con los símbolos del fuego, aire, águila y ángel u hombre. Así se trabaja en el laboratorio interior: Con el fuego; simbolizado por el león. El aire; por el águila. Las aguas; por el hombre o ángel. Y la tierra; por el toro.
¿Será casualidad o causalidad? Los sabios siempre hablaron con la didáctica del símbolo... gracias a ello no se perdió la sabiduría del esoterismo cristiano. También en Egipto, vemos a la Esfinge representada por estos cuatro elementos. Las garras del León haciendo alusión al fuego; las pezuñas, del Toro referencia de la tierra; las alas del espíritu al elemento Aire y la cara del hombre el elemento acuático. Símbolos que los iniciados egipcios conocían perfectamente. Hoy en día se sigue visitando estos centros, lamentablemente no para cultivar el Espíritu y la sabiduría de aquellos filósofos, sino como recurrencia de las peregrinaciones antiguas, aunque solo sea con la conciencia dormida... “La Vida es Sueño” dice Calderón de la Barca. Las escuelas esotéricas, y las cofradías de misterios, existieron desde la creación del hombre, para que, el aspirante a la iniciación cumpliera su anhelo.
Fueron y han sido, escuelas o asociaciones de hombres y mujeres que indagaron en el silencio de su alma, por ser el hilo conductor hacia la fuente de Vida. La entrada a estas logias siempre fue muy selecta, y solo después de haber pasado por muchas pruebas se les daba el consentimiento. Entonces, se les permitían participar y trabajar de manera vigilada, para que no se profanara el Divino Gran Arcano. En aquellas magnas escuelas, el iniciado que osara derramar una sola gota de su vaso o copa, era sentenciado y le caía el peso de la ley de la manera más contundente, sin miramientos ni divagaciones. “Ley es ley y la ley se cumple”
Éste es el consejo de Karl Meagh para quienes quieran entrar en la iniciación: “Cuando en el período de la tensión muscular y antes de la inversión de las corrientes, surge la sensación de la eyaculación inminente, el fluido seminal será detenido echando la lengua tan atrás como sea posible y conteniendo la respiración. También se recomienda (nos dice el M. Samael), la concentración de los músculos del ano, como si se estuviera practicando el ejercicio de concentración sobre el Muladhara Chacra. Todo esto con el fin de no verter una sola gota de nuestro preciado líquido seminal.
Esta enseñanza la encontramos en las estelas mayas con la cruz. La cruz “Tao” es la cruz alquímica, sin cabeza, en forma de T, que nos invita a la muerte o decapitación del ego, o los defectos de tipo psicológicos que cargamos en nuestro interior y que nos alejan de nuestro Real Ser. Ellos tratan de abortar el trabajo alquímico. Curiosamente esta misma cruz, la portan los miembros de la orden franciscana, aunque hoy, ya se haya perdido su real significado. En las antiguas escuelas de misterios, quien era iniciado lo era para siempre y no se le permitía dar un paso atrás sin su correspondiente sanción.
Siempre las iniciaciones han sido muy secretas, pues quien las recibe es el Alma y no la personalidad. Si alguien desertaba, se le hacía un funeral, pues según la Logia, estaba más muerto que antes. El extraordinario suplicio de Andrés, lleno de penurias y angustias, hizo célebre la Cruz en X. Sobre esta cruz, en forma despiadada. habían atado sus miembros separados...El apóstol sufrió ésta tortura para indicar el sacrificio cristico, de la iniciación en servicio de la Humanidad.
Indubitablemente y sin exageración alguna, podemos y debemos afirmar solemnemente, que esta X simbólica, que es ciertamente una K Griega, fue, es y será siempre, uno de los símbolos más valiosos del esoterismo Crístico... Muchas Hermandades místicas adoptaron el mágico signo de Andrés, X (Krestos) el Pez, etc. Ostensiblemente Andrés fue específicamente aceptado por las esotéricas fraternidades de Escocia. No está de más afirmar en forma enfática que tales instituciones tienen el cardo como planta simbólica y eso está demostrado. (S.A.W.)
Alquimistas pertenecientes a dicha orden fueron: Thomas de Kempis; Geber; Raimundo Lulio; Nicolás Flamel; Sendivogius; Alberto el Grande; Santo Tomás de Aquino; Wingelius; Roger Bacón; Mathia Kornax; Paracelso; Arnoldo de Vilanova y muchos otros fueron también miembros activos de fraternidades similares.
Quienes reciben el Espíritu Inefable del Fohat Sagrado, que lo llevan en sí y que son debidamente marcados por su signo glorioso, ciertamente, nada tienen que temer al fuego elemental, pues con su magisterio, queda trascendido. Estos son los auténticos Hijos del Sol, los verdaderos discípulos de Helías, que tienen por guía al astro Rey, guía y baluarte de sus antepasados... Cuando el alquimista ha completado su trabajo en el magisterio del fuego, recibe la Iniciación Venusta. Es el desposorio del Alma con el Cordero, la fiesta más grande del Universo. Aquel Gran Señor de Luz entra en Ella. Él se humaniza, Ella se Diviniza. De esta mezcla Divina y Humana deviene eso que con tanto acierto se llama: El Hijo del Hombre.
Capítulo 1º Quimera o Realidad Capítulo 2º El Elegido Capítulo 3º La Voluntad y la Paciencia. Capítulo 4º El Arte Capítulo 6º El Alimento
Capítulo 7º La Medicina de Dios Capítulo 8º “Los colores” Capítulo. 9º “El Regreso al Paraíso” Introducción a Cómo y para qué ser Alquimista
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