Primera purificación
Primera purificación. “Primeramente la piedra es negra. Porque el alquimista tiene que entrar en el mundo soterrado? Para arrancarle la luz a las tinieblas.
Entre el negro de la piedra se esconde la blancura inmaculada de la LUZ.
Esta primera fase de la piedra pertenece al estado de putrefacción. Después la piedra se enrojece, Se licúa y se coagula antes de la verdadera blancura.
La piedra pasa por verdaderas transformaciones alquimistas.
Ella se ennegrece, ella se blanquea, se purifica, Se adorna de rojo y de blanco, Y pasa por innumerables transformaciones Durante todo el proceso Iniciático.
Hay que cocer, cocer y recocer, Hasta que aparezca un Niño de Oro. Este es el CRISTO INTIMO.
Uno de los fundamentos gnósticos que, a su vez, engloba todo el trabajo del buscador de la Verdad es el trabajo y elaboración de la Piedra Filosofal, que según la lengua sagrada significa “Piedra que lleva el signo del Sol”.
En este trabajo queremos hacer hincapié en la relación del trabajo con la Piedra y el Sacrificio, porque sin sacrificio no se pasa del negro al blanco, no se va de las tinieblas a la Luz.
Del Maestro Samael hemos aprendido que la adquisición de esta Piedra es la consumación de la Obra del Cristo a través de la pasión, muerte y resurrección, por lo tanto, todo el trabajo del que nos hablan los viejos y nuevos alquimistas no sería posible sin el Sacrificio.
Otra de las pautas para este trabajo, que encontramos, es que la comprensión de “La Gran Obra” no es posible sin haber recibido el Donum Dei.
Si uno no ha recibido el Don de Dios aunque la estudie no la entiende, pues se necesita que haya una concordancia absoluta entre los elementos superiores y los inferiores o, lo que es lo mismo, se necesita de la atracción divina, del Ser, motivando, impulsando con fuertes anhelos espirituales al hijo que bebió de la copa del olvido y se sumergió en las tinieblas del No Ser.
Muchos son los aspirantes al camino que llegan hasta las puertas, pero cuando descubren que “no hay ciencia sin sacrificio”, prefieren volver sobre sus pasos y limitarse a contemplar el castillo de la Ciencia Hermética, pero no esforzarse por construir su propia fortaleza, donde será coronado el Rey.
Toda la Ciencia Hermética de la Alquimia se refiere al trabajo con nuestra propia Materia Prima. La piedra en bruto que hay que cincelar, pulir y perfeccionar somos nosotros mismos.
El peregrino recorriendo caminos polvorientos, sufriendo las inclemencias de la naturaleza, luchando contra las bestias, descalzo, ayudándose de su bastón y, como única protección, su túnica de la pobreza, el bastón firme, un corazón sencillo y la oración a Dios, es el firme candidato a construir la fortaleza donde gobernará el Rey.
Ese Rey es el Íntimo que con la encarnación del Cristo, viviendo la Pasión, Muerte y Resurrección, es la Piedra Filosofal, labrada a base de renunciación y sacrificio.
La primera fase del trabajo con esta Piedra, nuestro Mercurio, consiste en animar este Mercurio, sublimándolo, para crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, hasta que aparezca revestido del Sello de Hermes, Sal de los Sabios, Estrella de los Magos, Estrella Polar etc. Esta señal aparece cuando se ha puesto el oro a disolver en el Mercurio para volverlo a su primitivo estado, el de oro joven o rejuvenecido, el Oro Niño.
El Mercurio una vez efectuada la primera disolución y creación, previo sacrificio y renunciación, lleva el Niño, el Hijo del Sol, el pequeño Rey, como una verdadera madre, ya que el oro renace en su seno. “El viento (el mercurio alado y volatil) lo ha llevado en su vientre”, nos dice la Tabla Esmeralda de Hermes.
Desde este momento comienza la “Primera Purificación” a base de Hierro y Fuego, mientras el Niño crece, se desarrolla, fortifica, levantando las Serpientes de Luz. Trabajará en secreto, bajo el silencio augusto de los sabios, destruyendo barreras, falsos ídolos, falsos sentimientos, limpiando la mente, para cumplir con la voluntad de su Padre.
Doctrina Gnóstica develada por Samael Aun Weor
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