La voluptuosidad
Brindad sí, brindad a Nus la voluptuosidad. La voluptuosidad sexual amorosa tiene su nombre mántrico, que es Nus.
La voluptuosidad sexual es indescriptible, es el ABRÁXAS de nosotros los Gnósticos, es el fuego de la vida, es Nus el poder grandioso que nos despierta el Kundalini y nos convierte en Dioses, es aquel goce solemne de la conexión sexual.
El goce de Nus es el hálito de Dios, y por ello nunca puede ser malo. El goce sexual de Nus es un goce legítimo del hombre; pero hay que aprender a brindar a Nus sin perjudicamos. Nuestra divisa es TELEMA.
Esta palabra es el nombre mántrico de la voluntad. Si vais a donde la mujer no olvidéis el látigo, exclama Federico Nietzsch. Ese látigo es el látigo de la voluntad; ese es el látigo que nos permite dominar la bestia y gozar de Nus sin perjudicarnos.
NUS nos convierte en Dioses, por ello el Maestro levantando el cáliz, exclama: Seidad todopoderosa, seidad cósmica, tú cuyo brillo alumbra a los mundos, tú que eres el hálito que hace temblar y estremecer a todo con el signo de la cruz, yo te conjuro, gran ser, para que aparezcas sobre tu trono del globo solar.
Abre pues el camino de la puerta de la creación, y traza un sendero de relación entre nosotros, y tu luz alumbre nuestro entendimiento, anime nuestro corazón; deja que tu resplandor alumbre, inflame nuestra sangre para lograr nuestra encarnación.
Así es como canta el Maestro a Nus la voluptuosidad.
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