Almas irredentas
Un espiritista comunista cristiano intelectual le hace la siguiente pregunta: ¿Por qué en la página 29 de tu libro «El Matrimonio Perfecto», dices que hay almas irredentas?, yo te digo que si Dios crea almas para que no se salven, ese Dios sería malo, lo cual no es así. Como verás tu aseveración está muy mal.
Respuesta... Amigo, un Maestro expone sus vivencias, es decir, lo que ve, toca y palpa, para que otros al igual que él hagan lo mismo.
Usted tiene sus razones y las expone y hasta puede convencer a miles de oyentes en lo que usted afirma pero el mundo sigue lo mismo, en nada se modifica porque usted y los que a usted lo siguen creen que están en la razón; yo por el momento me limito a decirle que la razón es un instrumento del alma animal y como tal presenta argumentos y formas concluyentes qué parecen verdad.
Real es aquello que uno mismo experimenta.
Nadie puede experimentar raciocinios ni teorías, ni vana palabrería insustancial de charla ambigua, el Maestro es una piedra Inconmovible; por lo tanto, él expone la verdad y guarda silencio dejando a los demás, el trabajo de meditar y hasta combatir lo que él afirma.
El intelectual juega con los raciocinios y palabras, como un niño con sus juguetes, pero la piedra de la verdad no juega, ella es la base fundamental de la sabiduría.
La verdad es la piedra filosofal, y la piedra filosofal, es el Íntimo del hombre, por ello. Cristo le dijo a Pedro: "Tú eres Pedro (que quiere decir piedra) y sobre esa piedra, edificaré mi Iglesia".
Cristo no dijo que su iglesia la fundamentaría sobre los cuerpos: astral o de deseos, vital, físico ni intelectivo que pertenece al cuerpo mental, sino sobre la piedra, es decir, sobre el Íntimo. Ahora, si usted quiere confirmar, (no le digo evidenciar porque usted todavía no ha despertado positivamente sus facultades internas) lo que yo afirmo en la página 29 del «Matrimonio Perfecto». Busque los documentos de las Sagradas Escrituras.
Veamos los Versículos: 23, 24, 25, 26, 27 y 28 del Cáp. 13 de San Lucas: Y díjole uno Señor, ¿son pocos los que se salvarán? Y él les dijo: Porfiad a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar y no podrán. Después que el padre de familia se levantare y cerrare la puerta, y comenzareis a estar fuera, y llamar a la puerta, diciendo ¡Señor, Señor, ábrenos! y respondiendo os dirá, no os conozco de dónde seáis. Entonces, comenzaréis a decir. Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste.
Y os dirá: Dígos que no os conozco de donde seáis; apartaos de mí todos los obreros de iniquidad. Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando viereis a Abrahan, a Jacob, a Isaac y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros excluidos.
La interpretación que nosotros damos a este documento fidedigno, está sabiamente corroborada por la Maestra Blavatsky en las últimas páginas del 6º volumen de la Doctrina Secreta, cuando nos habla sobre el Avitchi.
El espiritista algo preocupado, interrumpió nuevamente diciendo: Maestro, yo quisiera que usted me dijera claramente ¿Qué es lo que logra salvarse de las almas perdidas, cuando éstas caen en el abismo?
Con mucho gusto contestaré su pregunta: Cuando las almas demonios caen en el abismo, solo se salva el Ser formado por Atman-Buddhi, pero el yo se desintegra en el abismo a través de los Aeones y de los siglos y en forma lenta y terrible soportando las angustias más espantosas entre el llanto y el crujir de dientes, ese es el horrible final de las almas infernales.
El final de las almas malvadas es horrible, tinieblas, llanto y desesperación, ese es su desastroso final. De esa horrible desgracia solo se salva el Íntimo, es decir, el espíritu (Atman-Buddhi) hablando en lengua oriental, estos dos principios superiores del hombre son eternos, pero actualmente existen en carne y hueso muchas almas infernales ya separadas totalmente de su ego, y muchas de esas almas malvadas son de brillantísima intelectualidad.
Existen damas de belleza extraordinaria y caballeros distinguidísimos de la alta sociedad, ya totalmente separados de sus íntimos; esa clase de personas irán al abismo inmediatamente que mueran, sin consideración ninguna, esa es la muerte segunda de que nos habla el Apocalipsis. Y de nada les servirán novenarios, ni misas de réquiem, porque el abismo es el abismo.
AUN WEOR MAESTRO DE MISTERIOS MAYORES DE LA FRATERNIDAD UNIVERSAL BLANCA La Revolución de Bel Capítulo 20º Conclusión
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