¿Adónde van las almas?
Le preguntaron al Maestro ¿Adónde van las almas malas después de la muerte? Jesús dijo: En verdad te digo que hoy mismo te verás conmigo en el Paraíso. También dijo: Y tú a las tinieblas exteriores. Así Jesús niega la reencarnación. ¿Qué dice usted Maestro?
Ni hay tal muerte, ni las almas se van para ninguna parte. Ese problemático más allá ha sido el rompecabezas para muchos, y al amparo de ese problema, han surgido innumerables sectas religiosas con todas sus más diversas formas de explotación.
No hay tal más allá, el infinito y la eternidad están dentro de nosotros mismos, aquí y ahora.
La vida es siempre un instante eterno, y ni el tiempo ni el espacio existen. Somos nosotros mismos quienes hemos dividido el instante eterno de la vida, entre un pasado y un futuro.
El espacio es también otra ilusión porque todo está dentro de nosotros mismos aquí y ahora. Ya don Emmanuel Kant el gran filósofo alemán, dijo en su Crítica de la Razón Pura: Lo exterior es lo interior.
Así pues, filosóficamente hablando, puedo a usted contestarle su pregunta diciéndole que las almas malas se sumergen dentro de la Luna Negra, pues nada está fuera, todo está dentro de nosotros mismos; lo exterior es lo interior.
Cuando un alma abandona el cuerpo, no hace sino adentrarse dentro de sí misma, aquí y ahora; cuando la química de los rayos solares haga visible el éter de la atmósfera, entonces las almas de los muertos serán visibles y tangibles para todo el mundo, y en consecuencia, los negocios fructíferos a la sombra del problemático más allá, pasarán de moda.
Cuando Cristo en el Gólgota dijo al buen ladrón de cierto te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso, no tuvo para nada en cuenta el concepto tiempo, inventado por los hombres.
Para entender nosotros esta contestación que el Cristo dio al buen ladrón, veamos en los Vers. 15, 16, y 17 del Cap. 11 del Apocalipsis la contestación que buscamos: Y el séptimo Ángel tocó la trompeta, y fueron hechas grandes voces en el cielo, que decían: los reinos del mundo han venido a ser los reinos de nuestro Señor y de su Cristo, y reinará para siempre jamás".
Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en su silla, se postraron sobre su rostro y adoraron a Dios.
Para comprender él sentido de la súplica hecha por el buen ladrón, veamos el versículo 42 del Cap. 23 de San Lucas: Y dijo a Jesús: acuérdate de mí cuando vinieres a tu reino. El buen ladrón dijo: vinieres a tu reino; él no dijo cuando vayas a tu reino, sino cuando vinieres a tu reino. ¿A qué reino se refería, pues, el buen ladrón? Diciendo: te damos gracias, señor Dios Todopoderoso, que eres, y que eras y que has de venir, porque has tomado tu grande potencia, y has reinado.
Por estos versículos Bíblicos nos damos cuenta exacta de las palabras del buen ladrón: Señor, acuérdate de mí, cuando vinieres a tu reino y de la sabia contestación del Maestro: De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el Paraíso. Con ello el buen ladrón prueba que él conocía la reencarnación, y que no ignoraba que el Maestro volvería en cuerpo etérico a su reino, la tierra etérica del futuro.
Nosotros llamamos tiempo a la transición de uno a otro estado de consciencia; pero los estados de consciencia se suceden unos a otros dentro de un eterno ahora.
El buen ladrón conocía la luz de la reencarnación y sabía que el Cristo tenía que volver a su reino, la tierra etérica, la nueva Jerusalén, y por ello le pidió ayuda al Maestro. Si hacemos abstracción del concepto tiempo, el hecho mismo de arrepentirse totalmente significa estar hoy mismo en el Paraíso. Nosotros podemos volvernos ahora mismo al Paraíso.
La reencarnación o reencarnificación fue conocida por todos los pueblos antiguos, y Cristo la enseñó en secreto a sus 70 discípulos y la confirmó públicamente en los versículos: 10, 11, 12 y 13 del Capítulo 17 de San Mateo Veamos: Entonces sus discípulos le preguntaron: por qué dicen pues los escribas, que es menester que Elías venga primero (Ver. 10 del Cap. 17 de San Mateo).
Por esta pregunta podemos entender que los escribas aguardaban a Elías nuevamente, es decir, aguardaban que Elías se reencarnificara o reencarnara nuevamente. Es decir, los escribas conocían la luz de la reencarnación, como se desprende del versículo en cuestión.
Y respondiendo Jesús les dijo: a la verdad Elías vendrá primero, y restituirá todas las cosas. Mas os digo, que ya vino Elías, y no le conocieron; antes hicieron en él todo lo que quisieron: así también el hijo del hombre padecerá de ellos.
Los discípulos entonces entendieron que les habló de Juan el Bautista (Versículos 11 y 12 del Cap. 17 de San Mateo). Por estos versículos nos damos exacta cuenta de que los discípulos entendieron que les habló de Juan el Bautista, es decir: Cristo les explicó que Elías ya había vuelto y que era el mismo Juan Bautista. Juan Bautista es pues el mismo Elías reencarnado nuevamente.
El caballero que me hizo la pregunta no tiene pues ninguna razón sólida para su pregunta. Yo soy matemático en la Investigación, y exigente en la expresión.
AUN WEOR MAESTRO DE MISTERIOS MAYORES DE LA FRATERNIDAD UNIVERSAL BLANCA La Revolución de Bel Capítulo 20º Conclusión
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