Los 60 Ancianos
La geometría tridimensional de Euclides ha sido en verdad muy discutida, nunca se a aceptado en forma de dogma.
Empero no hay duda de que todavía existen por ahí, muchas gentes retardatarias, embotelladas completamente en ese tipo de geometría, que ya empieza a pasar de moda.
Einstein aceptó una cuarta Coordenada; así lo está demostrando precisamente, su teoría sobre la Ley de la Relatividad, no hay duda de que la Cuarta Vertical está demostrada matemáticamente.
Continuando con estas disquisiciones, diremos que nuestros antepasados de Anahuac también conocieron la Cuarta Dimensión. Si uno lee cuidadosamente algunos códices, se queda asombrado al poder corroborar esta afirmación.
Me viene a la memoria, en estos instantes, el relato del Padre Durán, que es maravilloso de por sí. Se refiere tal narración a un episodio de la vida del poderoso Emperador Montezuma.
Queriendo él saber algo de nuestros antepasados, sobre los antepasados de la gran Tenochtitlan, llamó a Tlacaelel, su Primer Ministro, y le dijo: Quiero saber algo sobre mis mayores, sobre Quetzalcoatl, sobre Hitzilopochtli, sobre la Madre de Huitzilopochtli y sobre muchos otros insignes varones. Desearía visitarlos. ¿Que sabes tú de eso y dónde moran?.
Señor, contesto Tlacaelel, noble es tu corazón porque veo que recuerdas en verdad a nuestros mayores, llegar allí donde ellos moran a la lejana Tule, a la Isla de Cristal, en el Polo Norte, es algo más que imposible, el camino está cerrado por muchas selvas y algunas lagunas sin fondo y fieras monstruosas; nadie podría llegar hasta allí.
Creo que esto es cuestión, más bien, de encantadores, magos o que se yo. Sólo tales gentes podrían llegar hasta ese lejano lugar. Sin embargo, hay un gran historiador en nuestro reino, podrías consultarlo.
El emperador, bastante conmovido, resolvió dirigirse con Tlacaelel al lugar donde moraba el historiador del Reino. «Venerable anciano (le dice), quiero que me informes algo sobre nuestros mayores: ¿dónde moran, dónde viven? ¿Qué sabes tú sobre Huitzilopochtli y todos nuestros antepasados, y sobre la madre de Huitzilopochtli y sobre el gran Quetzalcoatl?
Poderoso emperador (respondió el venerable), lo que tú me pides es muy imposible, porque ahora ellos moran en la lejana Tule y allá ningún ser viviente puede dirigirse. Hay selvas profundas e impenetrables, lagunas sin fondo, y raros son los que podrían llegar a aquél lugar. Pero tú tienes 60 magos en tu corte y bien podrías consultar con ellos.
Veo que me habéis dicho la verdad, buen anciano, porque lo mismo me había afirmado mi primer ministro. Dió las gracias y se retiró. Convocó entonces, Moctezuma, a los 60 ancianos de la gran Tenochtitlán, sabios cual ninguno, y les entregó presentes para Quetzalcoatl y para todos los antepasados de los antiguos Nahuas.
El acontecimiento fue extraordinario. Se dice que los 60 se dirigieron hacia un lugar lejano donde realizaron ciertas ceremonias o cultos, propios de Anahuac, danzaron alrededor de un punto fijo, untaron sus cuerpos con determinados ungüentos y a base de pura concentración del pensamiento, se metieron dentro de la cuarta dimensión.
Cuenta la leyenda de los siglos que viajaron por entre la cuarta vertical hasta la tierra de los mayores: la isla sagrada, ubicada hoy en día bajo los hielos del polo norte, lugar donde realmente se encuentra la lejana Tule. Se dice que esa es la capa geológica o Isla Santa que ha permanecido desde el principio, siempre firme, aunque cubierta de hielos por estos tiempos.
Bueno, lo cierto es que de acuerdo con el relato (me remito siempre al mismo), con las narraciones del padre Durán, sacerdote católico, hallaron allí (ellos, los viajeros de la cuarta vertical) a un venerable anciano. Se acercaron y él los interrogó: ¿De donde vienen ustedes? Venimos (dijeron) de la gran Tenochtitlán; somos súbditos del gran emperador Moctezuma y traemos presentes para nuestros antepasados.
Bien, síganme. Ellos le siguieron y penetraron en unos recintos maravillosos. Más, en el camino, sus pies se hundían en la arena. ¿Qué os pasa a vosotros, mexicanos? ¿Porqué estáis tan pesados? ¿Qué es lo que coméis?
Ellos respondieron: Bebemos pulque y comemos toda clase de carnes y nos embriagamos. ¡Ah, es eso lo que os tiene tan pesados, mexicanos!.
Recibieron los presentes, los venerables ancianos, y no está de más decir que entre aquellos antepasados de Anahuac, figuraba Quetzalcoatl y la madre de Huitzilopochtli (con el rostro pintado de carbón, sus ropas desgarradas).
Quetzalcoatl dijo: Si vosotros, mexicanos, no suspendéis el pulque y continuáis con los sacrificios humanos, sabed que del otro lado del mar, hombres blancos y barbados (se refería a los Españoles, claro está) vendrán y os esclavizarán y os destruirán.
Cuenta la tradición que los 60 regresaron nuevamente al reino de Moctezuma y comunicaron al primer ministro y al emperador todo lo sucedido. Ellos lloraron amargamente. Desafortunadamente no se corrigieron y continuaron las orgías con el pulque y los sacrificios humanos, y en fin, con todo lo que acaece cuando una civilización decae.
Después, ya vimos que se cumplió la profecía. Así que, en realidad de verdad, de acuerdo con ciertas tradiciones (dadas por algunos sacerdotes católicos, escritas en libros muy serios), los antepasados de Anahuac manejaban los estados de Jinas o yinas, como se llama a aquellos místicos estados que se relacionan precisamente con la cuarta vertical.
Nosotros tenemos procedimientos o métodos que precisamente hemos aprendido, o los hemos extraído de algunos códices, por medio de los cuales es posible, educando la fuerza del pensamiento, penetrar en la cuarta vertical.
No se trata de conceptos o utopías, no; en realidad de verdad que ya algunos de nosotros sabemos meter el cuerpo físico dentro de la cuarta dimensión, lo hemos logrado. Consideramos, pues, que el mundo es multidimensional. Así que, tratemos nosotros que las gentes se preocupen un poco más por conocer las dimensiones superiores de la naturaleza y del cosmos...
Entrevista por Radio ICUR. al V.M. Samael Aun Weor
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