Camino del Sol
Los conocimientos astronómicos de los adoradores del Sol, allá por el año de 1250, antes de la conquista de los Incas, eran casi tan altos como los de los aztecas de la época, o de los egipcios de la antigüedad.
Ellos sabían del movimiento del Sol, que en su lenguaje se llamaba Inti, y de la luna, Mama Quilla.
Conocían los puntos cardinales y su orientación: Chincha, Norte; Colla, Sur; Anti, Oriente; y Cunti, Occidente, para determinar los equinoccios en forma exacta, tenían un sistema muy simple y por lo mismo admirable para su tiempo.
Sencillamente usaban un cilindro sin techo, hecho de piedra, de más o menos 18 metros de circunferencia y ocho metros da altura, con una puerta de entrada. Este cilindro constituía un observatorio astronómico y un lugar exclusivamente para la adoración al Sol.
Cuando el Sol se encontraba próximo al cenit, los sacerdotes encargados de la observación ritual, entraban por una puerta al cilindro; otros, quedaban en el exterior; y en el momento en que el Sol alumbraba totalmente el fondo del cilindro y no proyectaba ninguna sombra afuera ni adentro, era la hora Cero, o sea el paso del Sol del Hemisferio Norte, el 21 de marzo y viceversa, el 23 de septiembre.
Los Hijos del Sol a la Línea Ecuatorial la denominaban Inti-Ñan, que quiere decir el Camino del Sol, significado muy real, por cuanto las 24 horas del 21 de marzo y del 23 de septiembre, el Sol recorre la Línea Ecuatorial, alrededor de la Tierra. He aquí su significación: Inti: Sol; Ñan: Camino.
Los días de las fiestas equinocciales que por tradición se observan, coinciden perfectamente con las fechas astronómicas del 21 de marzo y del 23 de septiembre, lo que prueba que los Devotos del Sol estaban en la verdad, señalando este lugar astronómico llamado Inti-Ñan, como centro del Mundo y templo de su Dios Sol.
Samael Aun Weor Para Los Pocos Capítulo 3 La Mitad del Mundo
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