Palabras de ISIS
Yo ISIS, señora de los misterios de la naturaleza, me dirijo a ti: Tú, neófito que buscas atravesar el portal de la iniciación, y tú, profano que lees por curiosidad, serena tu espíritu, aclara tu mente, calma tus emociones.
Apártate del mundanal ruido cobíjate en el manto de tu Ser para que puedas trasponer sin peligro el umbral que conduce a la morada de los hierofantes.
Arroja tus prejuicios; despójate de tu egoísmo, huye por un instante del personalismo y la irreflexividad; analiza con serena mirada.
No temas sino a ti mismo, no dudes sino de lo que analices superficialmente, no niegues sin primero reflexionar. Sepárate de la multitud que opaca tus ideas; sé tu mismo y piensa por ti mismo; no te limites.
Tú, buscador de maravillas, tú, candidato a la iniciación, no mires hacia la distancia, reúne todas tus energías en ti mismo.
Lo que buscas está allí mismo donde tú estás en este momento.
Sí, deja de mirar hacia afuera y sepulta tu mirada en lo más profundo de ti mismo.
Aguza tu percepción, afina tus sentidos, y allí en el centro de tu ser estás tú mismo, tu SER, tu verdadera esencia, la verdad detrás de la mentira, la energía inmortal que anima al barro.
Mira con unción y reverencia porque es luz..., esa luz que te ciega, es Dios.
Escucha: Yo soy el camino y la vida. Más..., ¡cuidado!, no se puede contemplar a Dios cara a cara sin morir. ¿Estás dispuesto a seguir? Puedo concederte un gran don. Te ofrezco... ¡la muerte! No tiembles, esta muerte es el don de los inmortales, es la del fénix que renace glorioso de entre sus propias cenizas. Para ser, es preciso no ser; para nacer y ser, se debe morir primero.
Si lo logras, serás llamado el Dos veces nacido. No desdeñes mi oferta, piénsalo bien; más vale morir ahora que vivir a la espera de la muerte. No creas que si me rechazas podrás seguir indemne tu camino, por el contrario, todos los caminos conducen hacia mí; ignórame y serás como los huérfanos, que no conocen a sus padres.
Solamente tienes dos caminos: o te devoro o te desposas conmigo. Tuya, y sólo tuya es la elección.
Si eliges ser devorado, dedícate a gozar de la vida, apura la copa del placer hasta la última gota, cierra la mente a la voz de tu espíritu, entrégate a la bestia, y disfruta del placer sensual de la materia. Así, casi sin darte cuenta, llegará el momento de la antropofagia final. ¿Crees acaso que me compadeceré de ti? Te engañas, estoy más allá del placer y del dolor, más allá del bien y del mal, soy como el sol que se levanta en las mañanas para alumbrar a todos por igual.
Después de tu muerte serás sólo un despojo y un recuerdo. Después... ni siquiera eso. Si anhelas desposarte conmigo debes estar dispuesto a sufrir la muerte iniciática, tendrás que pasar por las pruebas a las cuales te someterá sin piedad la terrible La Esfinge aquilatará tu valor… John Baines
Oh, Isis, Madre del Cosmos, Raíz del Amor, Tronco, Capullo, Hoja, Flor y Semilla de todo cuanto existe. A Ti, Fuerza Naturalizante, te conjuramos, llamamos a la Reina del espacio y de la noche, y besando tus ojos amorosos, bebiendo el rocío de tus labios, respirando el dulce aroma de tu cuerpo, exclamamos:
Oh, Nuit, Tú, Eterna Seidad del Cielo, que eres el alma primordial, que eres lo que fue y lo que será, a quien ningún mortal ha levantado el Velo, cuando Tú estés bajo las estrellas irradiantes del nocturno y profundo cielo del desierto, con pureza de corazón y en la flama de la Serpiente te llamamos.
Samael Aun Weor. Curso Esotérico de Cábala
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