Tum

Dios ra¡Salve, oh Ra! Semejante a TUM, te levantas por encima del horizonte y semejante a HORUS, culminas el cielo.

Tu hermosura regocija mis ojos y tus rayos iluminan mi cuerpo en la tierra. Cuando navegas en tu barca Celeste, la paz se extiende por los vastos cielos. He aquí que el viento hincha las velas y alegra tu corazón; con marcha rápida atraviesas el cielo. Tus enemigos son derribados y la paz reina en torno tuyo. Los genios planetarios recorriendo sus órbitas cantan tu gloria.

Y cuando desciendes en el horizonte detrás de las montañas del oeste, los genios de las estrellas fijas se prosternan ante ti y te adoran. Grande es tu hermosura al alba y por la tarde, ¡Oh! Tú, Señor de la vida y del orden de los mundos.

¡Gloria a ti, oh Ra, cuando te levantas en el horizonte y cuando por la tarde, semejante a TUM, te acuestas!.

¡Pues en verdad tus rayos son hermosos cuando desde lo alto de la bóveda, celeste te muestras en todo tu esplendor!. Allí es donde habita NUT que te trajo al mundo. He aquí que eres coronado Rey de los Dioses.

La diosa del océano celeste NUT, tu Madre, se prosterna en adoración ante ti. El orden, el equilibrio de los mundos de ti emana. Desde la mañana, cuando partes, hasta la tarde, a la llegada,, a grandes zancadas; recorres el cielo.

Tú corazón se alegra y el lago celeste queda pacificado... Derribado es el demonio. Sus miembros son cortados, sus vértebras seccionadas. Vientos propicios empujan tu barca hasta el puerto. Las divinidades de las cuatro regiones del espacio te adoran, ¡oh tu sustancia divina de la que proceden todas las formas y todos los seres!.

He aquí que acabas de pronunciar una palabra y la tierra silenciosa te escucha... Tu divinidad única. Tú reinabas ya en el cielo en una época en que la tierra con sus montañas no existía aún... ¡Tú el rápido! ¡Tú, el Señor! ¡Tú, el Único! ¡Tú, el Creador de cuanto existe!. ¡Al alba de los tiempos Tú modelaste la lengua de las jerarquías divinas!

Tú arrancaste los seres del primer océano y los salvaste en una isla del lago de Horus. ¡Pueda yo respirar el aire de las ventanas de tu nariz y el viento del norte que envía Nut, tú Madre!.

Oh Ra! ¡Dígnate santificar mi espíritu! ¡Oh Osiris!, Devuelve a mi alma su naturaleza divina. ¡Gloria a ti, ¡OH Señor de los dioses! Sea alabado tu nombre. ¡Oh creador de obras admirables!, Aclara con tus rayos mi cuerpo que reposa en la tierra, para toda la eternidad. 

Samael Aun Weor. Mi Regreso Al Tibet

Añadir un comentario