El Guayabo
En aquellas épocas primitivas de la América del Sur, cuando la Lemuria y la Atlántida aún no se habían sumergido, recuerdo (Samael Aun Weor) algo muy interesante.
Una señora fue abandonada por su marido, quedando en una situación verdaderamente lamentable.
Yo entonces, condolido de la pobre mujer, realicé un trabajo de magia elemental con el árbol del guayabo.
Encendí una cera grande, sobre una pieza de ropa usada por el hombre. Arranqué unas ramas del árbol del Guayabo y las puse junto a la cera, ordenándole imperiosamente al elemental del guayabo traer a la casa al marido ausente.
Este trabajo resultó sorprendente, el resultado fue maravilloso.
El hombre volvió arrepentido a su casa.
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