Melquisedec
El Soberano señor Melquisedec tiene cuerpo físico inmortal.
El es el Rey del mundo terrestre, es guía y faro de la humanidad. Él es quien recibe, transforma y canaliza la Luz espiritual, porque es el gran Receptor de la Luz cósmica. El conduce a los que concluyen la Gran Obra de regreso al Padre, e incentiva en la Luz a todas las conciencias terrestres.
Cuando Abraham volvía de la guerra contra los Reyes de Sodoma y Gomorra, contra los cuales había peleado y vencido, encontró a Melquisedec. Abraham dio a Melquisedec sus diezmos y primicias tal como lo manda la Ley.
Entonces, Melquisedec vivía en una fortaleza ubicada en aquel lugar, donde más tarde fuera levantada Jerusalén, la ciudad querida de los profetas. Hoy vive en la tierra hueca, en el mundo de Agarti o Shambala.
Al Reino de Agharti se accede por diversas cuevas, protegidas por su ejército espiritual. El país de esplendores se distribuye por las cavernas subterráneas de la Tierra. Allí vive nuestro Rey de sacrificio y de humildad con un grupo de Seres sobrevivientes inmortales de la Lemuria y la Atlántida.
Melquisedec responde por todas las Almas de la Tierra. Dice en Hebreos 7.
“Porque este Melquisedec, Rey de Salem, Sacerdote del Dios altísimo; que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los Reyes y le bendijo. A quien a sí mismo dio Abraham los diezmos de todo,
Su nombre significa primeramente Rey de Justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de Paz. Sin Padre terrenal, sin Madre terrenal, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hechos semejantes al Hijo de Dios, permanece Sacerdote para siempre.
A Melquisedec se le ha llamado el Apresurador, porque en su labor de forma constante, atrapa la sustancia de la LUZ purificada, la absorbe y la dispersa en la tierra para auxiliar a las almas que aún posean anhelos espirituales, acelerando su proceso.
Por ello los días 13 de cada mes, se debe presentar honor y respeto a nuestro Rey, solicitando los valores que atesora como característica planetaria, que son el sacrificio y la humildad.
En las grandes religiones los aspirantes o egresados se prosternan boca-abajo, en forma de cruz, para implorar.
Los días 13 a las 13 horas, momento en que el sol se encuentra en su cenit, se preparará el lugar con inciensos, trece veladoras (si no se disponen de este número de veladoras, poner tres) y alguna ofrenda como frutas o miel.
Luego se hará un círculo de protección ya sea pintado en el suelo o mentalmente y el devoto se colocará boca-abajo con los brazos extendidos y efectuará su petición personal.
Si se hace en grupo, debe reinar el silencio o puede haber una música clásica de fondo. Terminando con una súplica para que nos convirtamos en receptores y emisores de la Luz divina.
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