El ángel de la muerte
Amados discípulos: Voy a hablaros del problema de la muerte.
La muerte es la Corona de todos; después de la muerte el alma entra en la Luz Astral; cuando llega la hora de la muerte, se acerca al lecho de muerte el Ángel de la Muerte. Hay un coro de ángeles de la muerte.
Ese coro está dirigido por el Planeta Saturno.
Cada Ángel de la Muerte lleva un libro. En ese libro, están anotados los nombres de todas las almas que tienen que desencarnar. Nadie se muere la víspera.
El Ángel de la Muerte no hace sino sacar el alma del cuerpo. El alma está unida al cuerpo por medio de un fino cordón celestial de color plateado.
El Ángel de la Muerte rompe ese cordón para que el alma no pueda volverse a meter al cuerpo. Las Almas después de la muerte ven el Sol como siempre, las nubes, las estrellas, como siempre, todo igual.
Durante algún tiempo, las almas de los muertos no creen que se han muerto. Esas almas ven todas las cosas de este mundo igual que antes; por eso es que no creen que se han muerto.
Las Almas de los muertos viven en la Luz Astral la Luz Astral es la Luz de todos los encantamientos y hechizos mágicos. La Luz Astral está relacionada con todo el aire, la comemos, la respiramos, pero solo podemos verla con los ojos del Alma.
Las Almas se ven con los mismos vestidos que se veían en vida. Poco a poco va despertando la conciencia de esas almas y entonces se van dando cuenta de que ya no pertenecen a este mundo material de carne y hueso.
Para conversar con los muertos existen varios secretos; en una habitación se pone el retrato del difunto y todas las noches, a la La MUERTE en sí misma es una resta de quebrados”; cuando llega la hora de la muerte, todo lo que continúa en el Más Allá es un montón de Yoes.
Alguien dijo en una forma muy franca y dura: Lo que continúa después de la muerte es un montón de Diablos... Ese alguien tenía razón...
Tres cosas van al sepulcro cuando uno se muere: Primero, el CUERPO FÍSICO en el ataúd; Segundo, el CUERPO VITAL, que flota cerca al sepulcro y que se va descomponiendo, lentamente, a medida que el cadáver se va descomponiendo;
Tercero, la EXPERSONALIDAD del muerto. Nadie nace con una Personalidad, hay que crearla. Se crea con las costumbres, con los hábitos, con lo que uno aprende en la escuela, en la calle, con lo que se crea durante los primeros siete años de la infancia, se robustece con el tiempo y las experiencias.
Esta Personalidad después de la muerte continúa dentro del sepulcro; sale a recibir a los parientes cuando le llevan flores... ...pero, poco a poco se va desintegrando, lentamente.
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