La torre de Babel
¿Qué será de los modernos fanáticos de la torre de Babel?
En la Novena Esfera se desintegran definitivamente las criaturas involucionantes. ¿Qué fue de Nemrod y su torre de Babel? ¿Qué será de los modernos fanáticos de tal torre? En vano intentarán asaltar el cielo con sus cohetes; los viajes cósmicos no le son permitidos a los animales intelectuales: intentarlo es un sacrilegio; tales viajes son exclusivos del hombre auténtico, legítimo y verdadero.
Después de la gran catástrofe que se avecina, los bribones intelectuales de la torre de Babel, ingresarán a los mundos infiernos para reducirse a polvareda cósmica en la novena esfera.
Viejos textos de la sabiduría antigua dicen que los Titanes de la sumergida Atlántida quisieron asaltar el cielo y fueron precipitados al abismo. Quiero que ustedes señoras y señores se den cuenta cabal de que los sabios del siglo XX no son los primeros de lanzar cohetes al espacio, ni tampoco los únicos terrícolas que hayan podido enviar astronautas a la Luna.
Nemrod y sus secuaces, los fanáticos de la torre de Babel, habitantes de la sumergida Atlántida, crearon mejores cohetes impulsados por la energía nuclear y enviaron hombres a la Luna. Esto me consta a mí, lo vi y de ellos doy testimonio porque yo viví en la Atlántida. Todavía recuerdo un aeropuerto del sumergido continente...
Muchas veces desde un restaurante vecino, Caravacin o Asana, vi muchas veces partir esas naves entre los gritos de entusiasmo de las enaltecidas multitudes... ¿En qué quedó todo esto? ¿Qué fue de los titanes? Ahora solo podemos hallar polvo en el noveno círculo infernal. Amigos, señoras, no olviden ustedes que el espacio es infinitamente sagrado y que por ende la navegación interplanetaria está controlada por leyes cósmicas muy severas.
El error de estos modernos secuaces de la torre de Babel, consiste precisamente en su autosuficiencia... Estos ignorantes ilustrados, estos sabihondos parten del principio equivocado de que ya son hombres. No quieren darse cuenta de que aún no han llegado a la estatura de tales, son únicamente homúnculos racionales, humanoides intelectivos.
Para ser hombres se necesita darse el lujo de crear para su uso personal un cuerpo astral, un cuerpo mental, un cuerpo causal. Sólo quienes hayan creado tales vehículos suprasensibles, podrán encarnar realmente su REAL SER que los colocaría de hecho dentro del reino de los hombres. Absurdo es pues, que los animales racionales abandonen el zoológico (el planeta tierra), para viajar a través del espacio infinito.
Es pues de saber que éstos sabihondos de la torre de Babel serían fulminados con el Rayo Terrible de la Justicia Cósmica y perecerán en el Noveno Círculo Dantesco.
Samael Aun Weor, del libro, Sí hay infierno, sí hay diablo, sí hay karma.
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