El átomo Anú
Nada saben los científicos, las conciencias de ellos duerme profundamente. Sin embargo, sientan dogmas sobre la materia pero no la conocen; se declaran pontífices de la Física y nada saben sobre la Física.
¿Qué pueden saber? Le han puesto múltiples, miles de nombres a la materia, ¿y qué? ¡Nombres, palabras, definiciones de la mente! Pero es, señores, ¿qué es?
Tomemos en la playa un puñado de arena, ¿podemos, acaso, contar con exactitud cuántos son los granos de arena o los que hay en unos cuantos metros cúbicos de arena de playa? ¿Qué sabemos de un puñado de arena que tomemos en nuestra mano, sobre su substancia íntima y sobre sus poderes? ¡Nada nada!
Los físicos, después de ciento cincuenta mil análisis, llegan al átomo antes de que el universo existiera, sobre cómo se comportaban los átomos y sobre cómo se seguirán comportando después de que el universo deje de existir? Bien sabemos que los átomos también marchan dentro de la ley del eterno Heptaparaparchinok, que se procesan en siete niveles.
¿Quién conoce, acaso, a la constitución septenaria del átomo? En última síntesis, está el átomo Anú; él se desenvuelve en el Caos. Cualquier átomo de carbono o de oxígeno, o de nitrógeno, aunque se descomponga y pase por múltiples fases, en última síntesis, queda como átomo original Anú, porque la ley es septenaria y el átomo Anú es del Caos, de allí procede.
Así que, los átomos (antes del universo, después del universo y en el Caos) tienen ciertas facultades, están llenos de potencia y tienen ciertas actividades que los físicos que ni remotamente conocen. Yo me atrevo a decir, en nombre de la verdad, que los físicos son ignorantes ilustrados. Tratando de sentarles cátedra a los átomos, tratando de limitarlos en sus posibilidades, nunca sospecharían cómo se comporta un átomo en el Caos.
Nos hablan de la evolución y de la involución pero, ¿qué saben los físicos sobre reabsorción? Las leyes de la evolución y de la involución son simplemente mecánicas, forman el eje mecánico de toda la naturaleza, pero hay una tercera ley, sí, que se llama de reabsorción.
Así que, en última instancia, cualquier átomo (después de los procesos evolutivos e involutivos) se reabsorbe en el Caos. Y así también los universos, no es que se agoten, como piensan muchos, sino que, en última síntesis, se reabsorben en el Caos y entonces viene el gran Pralaya, la Noche cósmica. Dentro de nosotros existen procesos similares. En el microcosmos-hombre siempre se repiten los mismos procesos del macrocosmos.
Tenemos un Caos muy nuestro; cada cual lo carga. Existe el azogue en bruto, el mineral en bruto (me refiero al esperma sagrado al hexiohehari). Obviamente, ahí está el Caos y así, como allá arriba, antes de iniciarse la aurora del Mahâmanvantara, los mundos es encuentran en el Caos formados con el átomo primordial Anú más con posibilidades de surgir a una nueva manifestación (cuando el fuego creador los haga fecundos). Así también aquí abajo, dentro de nuestro microcosmos hombre, el fuego fecundiza al Caos, a nuestro Caos particular, al esperma sagrado.
Ahí están los mundos particulares de cada uno de nos que forman y que formarán nuestro universo interior; ahí están las posibilidades del segundo cuerpo y del tercero y del cuarto. Pero hay que fecundar a ese Caos con el fuego para que esos cuerpos o mundos dentro de nosotros, se desarrollen y desenvuelvan.
Tal y como es allá arriba es aquí abajo."Aquí nos toca hacer en chico, dentro de nosotros mismos, lo que G. A. D. U. (el gran Arquitecto del Universo), el Demiurgo creador, hizo en gran allá en el macrocosmos. En todo caso, hay dos tipos de materia o sustancia: está esta que es cognoscible, que la palpamos y sobre la que estamos parados, pero que en realidad de verdad los sabios la ignoran aunque hayan inventado multitud de teorías más o menos utópicas y esa otra (negativa) que está en el Caos.
Los mundos, repito, no es que se agoten, como piensa la ciencia profana neciamente, no, se van reabsorbiendo después de haber evolucionado e involucionado; se van reabsorbiendo dentro de los mundos superiores en dimensiones cada vez más y más altas hasta quedar, por último, depositados en la Mûlaprakriti, es decir, en el Caos.
¿Qué es Mûlaprakriti? Es la substancia primordial, original y los mundos que existieron durante un Mahâmanvantara continúan existiendo en el átomo primordial Anú, dentro de la materia negativa-caótica. Allí aguardan al torbellino ígneo, al huracán eléctrico, para que los ponga nuevamente en actividad en un nuevo Día de Brahmâ o Mahâmanvantara.
Queridos hermanos, se hace urgente comprender la necesidad de fecundar al Caos dentro de nosotros mismos para que los cuerpos internos o mundos de nuestra propia individualidad, surja a una manifestación cósmica particular, individual. Así es como llegamos a la auto-realización íntima del Ser.
Mas si gastamos torpemente la materia fecundante, que es el fuego, que es la energía creadora, ¿cómo podríamos hacer fecundos a esos gérmenes que duermen entre nuestro Caos individual? ¿Cómo surgirán a la existencia esos cuerpos existenciales superiores del Ser? Vean ustedes cómo nimios detalles, como la pérdida de un botón, nos inquietan y nos molestan por momentos. Tonterías así nos hacen perder fuerzas y nos agotan, impiden que hagamos, dentro de nosotros mismos, lo que el gran Arquitecto del Universo hizo allá arriba, en los espacios estrellados.
Aquí, en este mundo, los científicos, los señores de la Física-Matemática, así como están (con todo su orgullo y su soberbia), nada saben de nada, son ignorantes ilustrados. Bien recordarán ustedes a la teoría de Laplace.
Afirma tal teoría o afirmó Laplace a través de su hipótesis, que los mundos salen de entre las nebulosas; que éstas giran en una determinada dirección y a su vez la materia va condensando en determinados puntos, va siendo desplazada alrededor y así un sol queda para los puntos desplazados, y que esos puntos desplazados son los mundos que quedan girando alrededor de un centro o sol. Tal teoría puede o no ser exacta, pero a nadie le consta eso, nadie a visto salir a un planeta de entre una nebulosa. ¿Quién lo ha visto? El que dijere que lo ha visto mentiría y no está bien mentir.
Esto implicaría un movimiento de rotación siempre constante, rotación en una sola dirección y se ha venido a demostrar que no existe la rotación constante en una sola dirección. Entonces, ¿en qué queda la teoría de Laplace? Por ejemplo, en los planetas Urano y Neptuno, sus satélites 1 y 4 no giran de oeste a este como es normal en muchos planetas del espacio infinito sino que, al contrario, marcha de este a oeste. Esto destruye totalmente a la teoría de Laplace, pues si una nebulosa gira, tan pronto hacia una dirección como tan pronto en dirección opuesta, entonces se destruirían, se desbaratarían los hipotéticos mundos del señor Laplace.
¡Hé allí una de las teorías que no sirven para nada!, porque los mundos surgen de Sababath, la materia primordial, la Mûlaprakriti, el santo Caos. De allí emanan o brotan cuando han sido fecundados por el fuego.
Mucho es lo que se habla sobre esta materia física y se sientan dogmas, materia a la que rinden culto los marxistas-leninistas. Hasta se dice que "la fuerza y la materia están coordinadas" y han pasado muchos años discutiendo sobre fuerzas y materia pero nada ha quedado aclarado, todo ha quedado siempre incoherente, impreciso, vago. Mejor sería aceptar, de hecho, a los elementales, a los espíritus de la naturaleza y sus átomos.
Cada átomo tiene una partícula ígnea o elementaria que ejerce todo el poder sobre la materia física. Eso es más inteligente, eso nos permite darnos cuenta de cómo se procesa la llamada substancia en un instante dado. No quiero decirles a ustedes que la materia no sea destructible o que sea indestructible.
Es claro que la materia es destructible, pero no la substancia. La substancia, contenida en la materia, pasa por múltiples procesos hasta quedar depositada en el Caos convertida en Anú (los átomos primordiales). Así, los mundos pueden ser destruidos pero la sustancia original queda siempre entre el Caos, en Mûlaprakriti.
Indubitablemente, mis queridos hermanos, cuando uno trabaja con los Siete Radicales, va descubriendo dentro de sí mismo a todas las maravillas del universo. Pero antes de todo hay que encender completamente a los fuegos y abrir el ojo de Dagma si es que queremos en verdad ponernos en contacto con las maravillas del cosmos.
La hora ha llegado en que comprendamos que el universo es muy distinto a como nos lo pintan los científicos. Una es la manera como los átomos se comportan durante la manifestación y otra es la forma como se comportan en las dimensiones superiores de la naturaleza y del cosmos y especialmente en el Caos. ¡Qué poderes flamígeros tan terribles los que tienen esos átomos en última instancia! ¡Qué capacidad de acción, de inteligencia activa, trabajando bajo la dirección de los Elohim!
Les he hablado, muchas otras veces, sobre los estados Jinas y esto a muchos les parecería extraño, les sería extrañísimo en especial a aquéllos que dogmatizan sobre la llamada materia, a aquéllos que sientan cátedra sobre los átomos y que les quitan a éstos toda clase de posibilidades extraordinarias.
Obviamente, si un cuerpo puede penetrar dentro de la cuarta dimensión y aún dentro de la quinta, sexta o séptima o sumergirse en el Caos, se debe a las infinitas posibilidades contenidas en los átomos. Bien sabemos que un cuerpo humano, por ejemplo, en la cuarta vertical, ya no se comporta como en el mundo de tres dimensiones (mucho menos en la quinta coordenada). Allí, el cuerpo humano puede asumir figuras diversas debido al poder, a la potencia encerrada en los átomos; potencialidades desconocidas para los señores de la Física moderna.
¿Cómo podría uno usar ese poder atómico para entrar en el mundo de los jinas con el cuerpo físico?. No sería esto posible si uno se olvidara de sí mismo. La "intima recordación de sí mismo" le permite a uno usar las técnicas científicas que hemos enseñado en el Libro Amarillo para meter el cuerpo físico-químico en la curta vertical o en la quinta o en la sexta o en la séptima, etc.
Pero aquéllos que se olvidan de sí mismos cuando intentan usar tales técnicas, no tienen capacidad para hacerlo porque dependen del mundo sensorial externo, porque están embotellados en el dogma tridimensional de Euclides e identificados con tantas e infinitas tonterías que existen en este mundo. Entonces, al no tener capacidad para recordarse a sí mismos, menos pueden poner en actividad a las potencias mágicas de la Física nuclear en nosotros. Por tal motivo, fracasan no logran meter al cuerpo dentro de región de los djinas o jinas.
Venerable Maestro, usted nos habló de la ley de la reabsorción. Entonces, cuando un planeta que está en el mundo tridimensional, por ejemplo, se reabsorbe en el Anú, ¿qué queda acá, en el mundo físico?
¡Nada, nada! Lo importante es la reabsorción. Cualquier planeta que se reabsorbe totalmente en el Anú, pasa por la desintegración total; mas como prototipo o mundo, queda depositado en el Caos, en el átomo Anú.
¿No quedan vestigios en el espacio? En el espacio no quedan residuos, vestigios, nada. Sólo los cascarones inferiores, pero éstos se van desintegrando poco a poco...
¿Hay alguna otra pregunta? Todos tienen derecho a preguntar no quiero que algunos de ustedes quede con dudas.
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