Invocación 3ª
Después de haber investigado nosotros nuestras anteriores invocaciones, nos propusimos investigar la Tercera Invocación de la "CONJURACIÓN DE LOS SIETE", que a la letra dice así: En nombre de Raphael, desaparece ante Elial, Samgabiel!
Cuando investigamos a Samgabiel, (no se confunda con San Gabriel), nos encontramos con un terrible demonio del Mundo de la Mente Cósmica.
El Ángel Elial, es exactamente su opuesto Divino e Inefable. Cierto día, invocamos a Raphael... Entonces el Gran Maestro concurrió a nuestro llamado. El Maestro llevaba en su mano derecha el Tridente del Mundo de la Mente.
Su rostro era sonrosado como el fuego. Su barba blanca, cayendo sobre su pecho, estaba toda llena de majestad y de luz. La amplia frente del Gran Maestro, nos indicaba su profunda Sabiduría. Uno de los nuestros pidió algo al Gran Maestro. El Maestro contestó diciendo:
¡Tu ya no necesitas pedir nada! Realmente, se trataba de un Iniciado con pleno conocimiento de la Ciencia del Bien y del Mal.
Causará mucho asombro a nuestros lectores saber que el Alma humana del Gran Maestro, (el Bodhisattva de Raphael), tiene cuerpo físico. Lo más grave es saber que ese Bodhisattva, ¡Está caído!.
Empero, lucha terriblemente por levantarse... Debemos distinguir entre el Maestro y su Alma humana. El Maestro, es el Dios Interno. El Alma humana del Maestro, está ahora caída... En el Mundo de la Mente Cósmica, viven muchos demonios peligrosísimos.
En cierta ocasión, entramos nosotros en un Templo muy luminoso del Mundo de la Mente. Todos los investigadores estábamos actuando con nuestro cuerpo mental. Había allí, en ese Templo, un grupo venerable de ancianos. Ellos estaban vestidos con túnicas de Maestros. Y usaban sandalias. Sobre sus hombros caían, en hermosos bucles sus blancas cabelleras. Su luenga barba blanca y sus amplias frentes, daban a todos esos ancianos una presencia magnifica.
Nosotros los investigadores, creíamos encontrarnos en un Templo de la Magia Blanca ante un grupo de Santos Maestros. ¡Esa era la creencia que teníamos!... Uno de aquellos ancianos pronunció un discurso inefable.
¡Habló cosas Divinas! Habló del Amor, del Bien, de la Belleza, de la Caridad, etc., etc., de pronto, comenzó el Gran Maestro a tocar delicadamente el problema del Sexo y entonces en forma sublime dijo: ¡Creced y multiplicaos! El Acto Sexual no tiene nada de malo, la eyaculación seminal no es mala, se necesita para la reproducción, porque Dios dijo: ¡creced y multiplicaos! Este y muchos otros términos usó aquel anciano venerable, para defender la eyaculación seminal.
Fue entonces cuando nosotros comenzamos a sospechar de la santidad de aquel santo. Comenzamos a dudar... ¿Seria este anciano un Mago Negro?. Empero, al mirar en derredor nuestro, sólo veíamos venerables ancianos... ¡Luz esplendorosa! ¡cosas inefables! ..., ¡hasta nos parecía un sacrilegio dudar de este Maestro y de ese lugar tan Santo!
Pero la mortificante duda a pesar de todo, a pesar de nuestros razonamientos, continuaba afligiéndonos hondamente. Entonces fue cuando uno de nosotros, queriendo salir de la duda, se puso de pie y lanzó estas frases: ¡Viva el Cristo! ¡Abajo Yahvé! Cristo y Yahvé son las dos Antítesis. ¡Luz y Tinieblas!. ¡Magia Blanca y Magia Negra!... Yahvé es aquel demonio que tentó a Cristo en la Montaña. ¡Yahvé es un demonio terriblemente perverso! Es el jefe de la Magistratura Negra.
Cuando nosotros gritamos ¡VIVAS! Y ¡ABAJO! a Yahvé, entonces la Logia Negra se vuelve contra nosotros llena de ira, los Magos Negros adoran a Yahvé. Siguen a Yahvé... ¡Eso fue lo que sucedió aquella noche, en ese Templo del Mundo de la Mente! Cuando aquellos santos varones de venerable y augusta presencia escucharon ese ¡VIVA! y ese ¡ABAJO!, sucedió algo horrible. El rostro santo del venerable anciano que hablaba, se demudó todo, se airó totalmente, se transformó... Entonces vimos lo insospechado. ¡Aquella faz se volvió horrible!...
Aquellos santos ancianos se desenmascararon: ¡eran verdaderos Príncipes de las Tinieblas, terribles Magos Negros del Mundo de la Mente Cósmica! Nos insultaron con frases y palabras propias de la Gran Ramera cuyo número es 666. Nos atacaron violentamente...
¡Nosotros hubimos de desenvainar la espada Flamígera para defendernos!, luego, nos retiramos de aquel Antro de Magia Negra que nosotros creíamos antes ser un Templo de Santidad...
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