La Sabiduría del Fuego

La sabiduria del fuegoVamos a comenzar nuestra cátedra de esta noche... En pasadas pláticas hablamos sobre el fuego y es necesario que continuemos hoy con la Sabiduría del Fuego, a fin de que conozcamos el camino que nos ha de conducir a la liberación final.Ante todo he de decir, hermanos y amigos, que hay dos Unos: el Inmanifestado y el Manifestado.

Aelohim es el Inmanifestado, el Eterno Padre Cósmico Común; Elohim es el manifestado, el Demiurgo Arquitecto del Universo. Obvi amente este último, en la aurora del Mahamvantara, es decir, en la aurora de la creación de cualquier Universo, emana, sale de entre las entrañas del Eterno P adre Cósmico Común, del Incognoscible.

Indubitablemente Elohim, el manifestado, es el Ejército de la palabra, es el Logos, y el Logos suena: es el Fuego. En el esoterismo, al manifestado Elohim, el Ejército de la Palabra, se le denomina siempre “Avalookitesvara”: El Logos, los Dyan-Choans creadores del Universo, las Inteligencias innúmeras que hacen posible la existencia de este Sistema Solar de Ors.

Indubitablemente al Inmanifestado, al Incognoscible, se le llama “Adhi-Budha”, y cada uno de nosotros, si bien es cierto que tiene su “Purusha”, que es el Elohim particular, no es menos cierto que este ha emanado de Adhi-Budha el Inmanifestado, el Incognoscible, que dentro de cada uno de nos está.

Alguien, trabajando en la Gran Obra del Padre, podría integrarse totalmente y llegar hasta la fusión con el “Anciano de los Días” El Adhi-Budha manifiesto, el “Purusha”, pero integrarse con el Adhi-Budha particular, individual, solo es posible en la Noche Cósmica, después de la disolución de todo el Universo.

No hay duda de que, en la aurora de cualquier Creación, nuestro “Purusha” que es el Anciano de los Días, el Ser del Ser se desdobla convirtiéndose, por tal motivo, en el Padre-Madre. Tampoco hay duda de que la pareja original, Osiris e Isis, mediante un acto supremo-sexual, en la “Fragua encendida de Vulcano”, dan origen al tercero, es decir, al Fohat, al Fuego, y este a su vez hace fecunda a la materia caótica para que surja la vida. Más escrito está que Fohat, la llama que emana de Osiris e isis, se desdobla a su vez en los siete radicales, en los siete hermanos ígneos que están dentro de nosotros mismos, aquí y ahora.

El uno es el Físico, otro es el Vital, tercero los principios ígneos del Astral, el cuarto los del Mental, el quinto los del Causal, el sexto Buddhi y séptimo Atman, el Inefable. Pero los siete hermanos del fuego a su vez se desdoblan en un grupo de nuevos fuegos: son las partes autónomas y autoconcientes de nuestro propio Ser, aquí y ahora.

Existen los siete los ya nombrados, existen las doce potestades en cada uno de nos, que son los doce apóstoles del Cristo, o doce partes íntimas de nuestro propio Ser, y existen los 24 Ancianos, que representan a nuestro zodíaco particular, individual, y existen los cuatro mantos del Eterno, que tienen poder sobre el fuego, sobre las aguas, sobre el aire y sobre la tierra. Existen el León de la Ley Ley, que nos hace iluminados, y Minerva, la Diosa de la Sapiencia, de la Sabiduría y de la Justicia, etc., etc., etc.

El Ejército de la Palabra está dentro de cada uno de nosotros, en cada uno de nosotros. Así como está en el macrocosmos, está en el microcosmos; así como está en el microcosmos, está en el macrocosmos, porque “tal como es arriba es abajo y todas las leyes del Cosmos están dentro de nos, y si no las descubrimos dentro de nosotros mismos, no las descubriremos jamás fuera de sí mismos.

Así pues, mis queridos hermanos, algún día tendremos que integrar el Ejército de la Palabra en cada uno de nos, y habrá de integrarse después de que se perfeccionen cada una de sus partes. Obviamente, cada una de ellas tiene su herencia: la herencia perdida, la herencia que deviene del reino de la luz, más allá del tiempo, más allá de la Eternidad.

Cuando cada una de las partes de nuestro Ser haya reconquistado la herencia perdida, vendrá la Gran Integración, y entonces aparecerá “Ananda” en nosotros: la felicidad; eso es obvio. Quiero que sepan que el secreto de la felicidad de Dios, está precisamente en la integración de cada una de las partes perfeccionadas. ¡Cuán dichoso es el Dios Interno, cuando ya se ha integrado!

Se nos ha dicho, con justa razón, que hay tres aspectos importantes en cada uno de nosotros: Tat, el Ser; Chitta, la Conciencia del Ser; Ananda, la felicidad del Ser. Queridos hermanos: en esta plática trascendental y trascendente, de ocultismo, les digo que así como de Osiris e Isis devienen los siete radicales del fuego, idénticamente aquí y ahora, de la unión del hombre y de la mujer en la “fragua encendida de Vulcano”, devienen los Siete Radicales del Fuego.

El primer radical es la Serpiente Ignea que sube por la espina dorsal del cuerpo físico del asceta gnóstico. El segundo es la Serpiente que sube por la médula espinal del Adepto por la médula espinal del Cuerpo Vital, aclaro. El tercero es la Serpiente Ignea de nuestros mágicos poderes que sube por la espina dorsal, en el Cuerpo Astral. Cuarto radical es la Serpiente que sube por el ígneo canal, por la espina dorsal del Cuerpo Mental; el quinto poder flamígero es el que asciende por la espina dorsal del Cuerpo Causal. El sexto es el que asciende por la espina dorsal del Budhi, la Conciencia o Alma-Espíritu, y el séptimo poder, o séptimo radical, es el que asciende por Shiva-Shakti. Incuestionablemente, este último nos lleva a la maestría perfecta, este último es el Parahatman.

Así es hermanos, como se consiguen los favores de los Siete Radicales Igneos. Todo esto va por grados; no podría entrar el segundo radical, si el primero no hubiera entrado en actividad, y el tercero no entraría en acción si el segundo no se hubiera desarrollado perfectamente. Así que, esos son los siete peldaños de la Escala de Jacob, y el que llega al séptimo peldaño recibe el Bautismo del Fuego; eso es obvio.

Mas, antes que todo, el esoterista debe conocer en forma íntegra el trabajo sobre sí mismo. Hay que trabajar intensamente, si es que queremos lograr la Auto-Realización Intima del Ser. Es indispensable, en realidad de verdad, la destrucción del Ego; solo así podremos trabajar sobre nosotros mismos.

Se hace urgente e inaplazable la auto-observación. Nadie podría auto-realizarse, si no aprendiera a auto-observarse. Obviamente necesitamos, no solamente aniquilar los “elementos inhumanos” que en nuestro interior cargamos, sino que también, además, necesitamos crear dentro de nosotros mismos algo nuevo. Se trabaja con los Siete radicales Igneos, con el propósito de desintegrar los “elementos psíquicos indeseables” que en nuestro interior cargamos, y de crear lo que todavía no hemos creado dentro de nosotros mismos. El Fuego puede desintegrar y también tiene derecho a crear y volver nuevamente a crear.

Estoy hablándoles del Fuego esta es la Doctrina del Fuego y de los signos maravillosos del Agni Yoga: Ignicionismo puro, gnosticismo exacto que ustedes deben tratar de comprender. Cuando uno se auto-observa a sí mismo juiciosamente, descubre que se encuentra dormido; que su Conciencia, que es en realidad de verdad el segundo aspecto más importante, después del Ser, está enfrascada en múltiples “elementos psíquicos indeseables”, se encuentra hipnotizada.

Evidenciar eso, es darse cuenta de que se está dormido. ¿Cómo podría uno darse cuenta, de eso de que está dormido, si no se auto-observa profundamente? Es necesaria la auto-observación; sólo así puede uno darse cuenta de que está dormido. Cuando uno puede verificar por sí mismo el hecho concreto de que está dormido, intenta entonces juiciosamente despertar. La Conciencia el Chitta sí, debe despertar antes de poder gozar de “Ananda”, la suprema felicidad del Ser.

Pero esto exige vigilancia extrema. Obviamente, si uno se olvida de sí mismo frente a una copa de vino, termina borracho; si uno se olvida de sí mismo frente a una persona del sexo opuesto, termina fornicando o adulterando, cometiendo crímenes contra el Espíritu Santo. Si uno se olvida de sí mismo frente a un insultador, termina insultando. Cuando uno se olvida de sí mismo, comete muy graves errores.

Es indubitable que siempre vivimos identificándonos con cosas y hechos inútiles; nos identificamos con tonterías: tal vez porque se nos perdió un botón, o tal vez porque perdimos el reloj; posiblemente cuando nos echaron una insultada, cuando nos dijeron una palabra dura, o bebimos vino cuando no debimos tomar, o fumamos cuando no deberíamos fumar. Nos angustiamos por cualquier tontería: porque posiblemente olvidamos pegarle la estampilla al sobre que pusimos en el correo y eso nos trae gran preocupación, o no recibimos el dinero que necesitábamos recibir para pagar la renta y vino el dueño de la casa y nos hizo un reclamo un poco fuerte, o porque comimos y posiblemente se nos indigestó la comida.

En fin, son tantos y tan nimios los detalles que nos mantienen en sueño constante, que andamos siempre olvidados de sí mismos, identificados con múltiples tonterías: con lo que dijo la vecina, con lo que dijo el hermanito gnóstico, con lo que dijo la hermanita, con lo que sutano afirmó, con lo que perencejo dijo que menganejo había dicho. Vivimos identificados con todas esas nimiedades, no edificantes ni tampoco dignificantes, y no contentos con eso, nos llenamos de emociones negativas y la Conciencia se sumerge en el sueño más espantoso. Así es como todas las gentes están en “estado de coma”.

Si nos dejamos succionar la energía psíquica, ¿a qué nos pareceríamos? Yo digo que tal vez a un “colador”, de esos que sirven para filtrar los “licuados”. Por ahí se escapa la energía y el pobre “colador” queda vacío. El medio ambiente succiona nuestras propias energías y no las acumulamos, y aunque trabajemos –en esas condiciones en la “fragua encendida de Vulcano”, es obvio que no logramos, en esa forma y de ese modo, crear el segundo Cuerpo ni mucho menos el tercero o el cuarto.

Para poder crear el segundo Cuerpo, se necesita aprender a sellarnos herméticamente, mágicamente. ¿Qué se entiende por el Sello Hermético? No permitir que nos succionen la energía, no olvidarnos de sí mismos jamás, nunca, en ningún segundo, en ningún minuto.

Al no identificarnos con las nimiedades, con las tonterías de este mundo, es obvio que no pueden extraernos nuestra energía vital y esta se acumula en el interior, y como resultado surge el segundo cuerpo: el Astral. Pero si todo el Mercurio de la filosofía secreta permitimos que nos lo extraigan las gentes que viven en este mundo tridimensional de Euclides, entonces ¿con qué elemento vamos a fabricar o cristalizar el segundo cuerpo o tercero, o el cuarto?

En otra época dije que los cuerpos se fabricaban automáticamente, con solo transmutar el Exiohehali, el Mercurio de los Sabios, es decir, el Esperma Sagrado. Es que se me había olvidado que estos terrícolas no poseen esos Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Resulta que como nací con tales cuerpos, había olvidado el detalle. Reflexionando un poco, vine a evidenciar que mientras los terrícolas se dejen extraer el Mercurio, ¿con qué elaborarían los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser?

¿Qué se entiende por “Mercurio”? La energía sexual. Se la dejan extraer, eso es obvio, y cada vez que se identifican con una carrera de caballos, se dejan extraer el Mercurio, y cada vez que ustedes se identifican con el juego de la lotería, se dejan extraer el Mercurio, y cada vez que ustedes se identifican con un insultador, se dejan extraer el Mercurio, y cada vez que ustedes se identifican con un payaso, se dejan extraer el Mercurio, etc., etc., etc.

Hay necesidad de crear el Sello Hermético, hay que crear un poder mágico, como elemento que nos permita no dejarnos extraer el Mercurio. Es posible crear tal poder mágico, si en realidad de verdad, hermanos, no nos identificamos con todas esas nimiedades que nos succionan la energía. Es mucho lo que podríamos decir sobre la íntima recordación de sí mismos. No resulta difícil entender que en las condiciones en que estamos, cualquiera juega con nosotros, hacemos lo que los demás quieren que hagamos y eso es grave.

¿Vamos o no a tener una individualidad propia, o vamos a seguir así como estamos? ¿No les parece a ustedes lamentable que otros jueguen con nosotros? De pronto están ustedes tranquilos en su estudio, y alguien los llama por teléfono, los insultan y ustedes se disgustan. Eso no estaba en el programa, pero ustedes se disgustan. ¿Por qué? ¿Porque otro los llama por teléfono y dice lo que le viene en gana? Entonces, ¿dónde está la capacidad de defensa? ¡Están indefensos completamente!

Cada vez que uno se identifica con las tonterías de la humanidad, la Conciencia queda dormida, queda uno convertido en un autómata. Uno debe, todas las mañanas, sellarse herméticamente: no hago sino lo que tengo que hacer, no lo que los demás quieren que haga; no me voy a identificar con nada en la vida, porque cuando uno se identifica con algo, resulta siendo un autómata. Si se identifica uno con su propia mente, con sus propios pensamientos morbosos, termina adulterando, fornicando; si se identifica uno desgraciadamente con sus emociones negativas, termina perdiendo energía creadora por toneladas; si se identifica uno con las palabras, como las palabras groseras de un insultador, termina insultando también.

Debemos sellarnos, repito, cada mañana, y el sello debe ser total: no identificarse con nada, no olvidarse de su Ser nunca jamás, nunca jamás, nunca jamás, porque el Ser es lo que cuenta, es lo fundamental. Así, cambiando nuestra conducta, sellados herméticamente, podemos trabajar en la “forja de los Cíclopes” y al no perder Energía Creadora, obviamente, se desenvolverán en forma ordenada, uno tras otro, los Siete Radicales.

Necesitamos de los Siete Radicales, necesitamos del poder flamígero, si es que queremos desintegrar lo que debe desintegrarse y crear lo que debe crearse. Hay mucho en nosotros que debe ser aniquilado, mucho lo que debemos crear dentro de sí mismos: aniquilar el Ego, que desgraciadamente se procesa en los siete niveles del Ser, lo cual es tan difícil de hacer; muy raro, espantosamente raro es conseguir a alguien que haya logrado la aniquilación budista y crear el segundo cuerpo. Para crearlo no se debe perder el Mercurio, y se pierde cuando uno se identifica con algo, cuando se olvida de sí mismo; pero si uno no se olvida de sí mismo, se acumula el Mercurio y se convierte en el segundo cuerpo. Y si siempre está uno sellado herméticamente, más tarde surge el tercer cuerpo, posteriormente el cuarto, y al tener ya los cuatro cuerpos: Físico, Astral, Mental y Causal, recibe sus Principios Anímicos y Espirituales.

Perfeccionar tales vehículos, es espantosamente difícil: se requiere no olvidarse de sí mismo jamás, se requiere estar en acecho místico a cada instante y a cada momento, no identificarse con ningún pensamiento negativo, con ninguna emoción negativa, con lo que dijo fulano, con lo que zutano afirmó, con las tonterías del mundo físico y sellarse herméticamente. Si así procedemos, lograríamos convertir los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser en vehículos de oro puro.

Nada saben los científicos, las Conciencias de ellos duermen profundamente. Sin embargo, sientan dogmas sobre la materia, pero no la conocen. Se declaran “pontífices de la física”, y nada saben sobre la física. ¿qué pueden saber? Le han puesto múltiples, miles de nombres a la materia, ¿y qué? ¡Nombres, palabras, definiciones de la mente!, pero ¿qué es, señores, qué es? Tomemos nosotros, en la playa, un puñado de arena: ¿podemos acaso, contar con exactitud cuantos son los granos de arena, o en los que hay en unos cuantos metros cúbicos de arena de la playa? ¿Qué sabemos de un puñado de arena que tomemos en nuestra mano, sobre su substancia íntima y sobre sus poderes secretos? ¡Nada, aunque digamos que sí sabemos nada!

Los físicos, después de ciento cincuenta mil análisis, llegan al átomo y creen que se las saben todas. ¿Qué saben los científicos sobre los átomos, antes de que el Universo existiera, y sobre como se comportaban los átomos y sobre cómo se seguirán comportando, después de que el Universo deje de existir? Bien sabemos que los átomos también marchan dentro de la Ley del Eterno Heptaparaparshinock la Ley del Siete, que se procesan en siete niveles.

¿Quién conoce, acaso, la constitución septenaria del átomo? En última síntesis, está el átomo “Anú”; él se desenvuelve en el Caos. Cualquier átomo de Carbono, o de Oxígeno, o de Nitrógeno, aunque se descomponga, pase por múltiples fases, en la última síntesis queda como átomo original “Anú”, porque la Ley es septenaria y el átomo “Anú” es del Caos, de allí procede.

Así que, los átomos antes del Universo, después del Universo, en el Caos tienen ciertas facultades, están llenos de potencias y tienen ciertas actividades que ni remotamente los físicos conocen. Yo me atrevo a decir, en nombre de la verdad, que los físicos son “ignorantes ilustrados”, tratando de sentarle cátedra a los átomos, tratando de limitarlos en sus posibilidades, nunca sospecharían cómo se comporta un átomo en el Caos.

Nos hablan de la evolución y de la involución, pero ¿qué saben los físicos sobre la reabsorción? Las Leyes de la evolución y de la involución, son simplemente mecánicas, forman el eje mecánico de toda la Naturaleza, pero hay una tercera ley, sí, que se llama “Reabsorción”. Así que, en última instancia, cualquier átomo después de los procesos evolutivos e involutivos se reabsorbe en el Caos. Y así también los Universos, no es que se agoten, como piensan muchos sino que en última síntesis se reabsorben en el Caos y entonces viene el Gran Pralaya, la Noche Cósmica.

Dentro de nosotros existen procesos similares, en el microcosmos hombre siempre se repiten los mismos procesos del macrocosmos. Tenemos un Caos, muy nuestro; cada cual lo carga. Existe el Azogue en bruto, el mineral en bruto, me refiero al Esperma Sagrado, al Exiohehali. Obviamente, ahí está el Caos, y así como allá arriba, antes de iniciarse la aurora del Mahanvantara, los mundos se encuentran en el Caos, formados con el Atomo Primordial “Anú”, más con posibilidad de surgir a una nueva manifestación cuando el Fuego Creador los haga fecundos, así también aquí abajo, dentro de nuestro microcosmos hombre, el fuego fecundiza al Caos, a nuestro Caos particular, al Esperma Sagrado.

Ahí están los mundos particulares de cada uno de nos, que forman y que formarán nuestro Universo Interior; ahí están las posibilidades del segundo cuerpo y del tercero y del cuarto. Pero hay que fecundar ese Caos con el Fuego, para que esos Cuerpos o Mundos dentro de nosotros se desarrollen y se desenvuelvan.

“Tal como es allá arriba, es aquí abajo”. Aquí a nosotros nos toca hacer en chico, dentro de nosotros mismos, lo que el Gran Arquitecto del Universo, el Demiurgo Creador, hizo en grande allá en el Macrocosmos. En todo caso, hay dos tipos de materia o de substancia: esta que es cognoscible, que la palpamos, que estamos parados sobre ella, pero que en realidad de verdad los sabios la ignoran, aunque hayan inventado múltiples de teorías más o menos utópicas, y esa otra negativa que está en el Caos.

¿Qué es Mulaprakriti? Es la substancia primordial, original, y los mundos que existieron durante un Mahanvantara, continúan existiendo en el Atomo Primordial “Anú”, dentro de la materia negativa-caótica. Allí aguardan al torbellino ígneo, al huracán eléctrico, para que los ponga nuevamente en actividad en un nuevo día de Brahama, o Mahanvantara.

Queridos hermanos: se hace urgente entender la necesidad de fecundar al Caos dentro de nosotros mismos, para que los cuerpos internos o mundos de nuestra propia individualidad, surjan a una manifestación cósmica particular, individual. Así es como llegaremos a la Auto-Realización íntima del Ser. Más si gastamos torpemente la materia fecundante que es el Fuego, que es la Energía Creadora, ¿cómo podríamos nosotros hacer fecundos a esos gérmenes que duermen entre nuestro Caos individual? ¿Cómo surgirían a la existencia esos Cuerpos Existenciales Superiores del Ser?

Vean ustedes cómo nimios detalles, cómo la pérdida de un botón, nos inquieta y nos molesta por un momento. Tonterías así nos hacen perder fuerza y nos agotan, impiden que nosotros hagamos, dentro de sí mismos, lo que el Gran Arquitecto del Universo hizo allá arriba, en los espacios estrellados.

Aquí, en este mundo, los científicos, los señores de la física-matemática, así como están con todo su orgullo y su soberbia, nada saben de nada: son “ignorantes ilustrados”. Bien recordarán ustedes la teoría de Laplace. Afirmaba tal teoría, o afirmó Laplace a través de su hipótesis, que “los mundos salen de entre las nebulosas; que estas giran en una determinada dirección y a su vez la materia va condensando en determinados puntos, va siendo desplazada alrededor y así un sol queda para los puntos desplazados” y que “esos puntos desplazados son los mundos, que quedan girando alrededor de un centro, o de un Sol”. Tal teoría puede o no ser exacta, pero a nadie le consta eso, nadie ha visto jamás salir un planeta de entre una nebulosa. ¿Quién lo ha visto? El que dijere que lo ha visto mentiría, y no está bien mentir.

Esto implicaría la rotación de un movimiento siempre constante, rotación en una sola dirección, y se ha venido a demostrar que no existe la rotación constante en una sola dirección. Entonces ¿en qué queda la teoría de Laplace? Por ejemplo, en los planetas Urano y Neptuno, sus satélites uno y catorce de los planetas Urano y Neptuno no giran de oeste a este, como es normal en muchos planetas del espacio infinito, sino al contrario: marchan de este a oeste. Esto destruye totalmente la teoría de Laplace, pues si una nebulosa gira, tan pronto hacia una dirección como tan pronto en dirección opuesta, entonces se destruirían, se desbaratarían los hipotéticos mundos del señor Laplace.

¡He allí unas teorías que no sirven para nada, porque los mundos surgen de “Sababath”: la materia primordial, el “Mulaprakriti”, el Santo Caos! De allí emanan o brotan, cuando han sido fecundados por el Fuego.

Mucho es lo que se habla sobre esta materia física y se sientan dogmas, materia a la que rinden culto los marxistas-leninistas. Hasta se dice que “la fuerza y la materia están coordinadas” y han pasado muchos años discutiendo sobre “fuerza” y “materia”, pero nada se aclaró, todo quedó siempre incoherente, impreciso, vago. Mejor sería aceptar, de hecho, a los “elementales”, a los “espíritus” de la Naturaleza y sus átomos.

Cada átomo tiene una partícula ígnea o “elementaria” que ejerce todo el poder sobre la materia física. Eso es más inteligente, eso nos permitiría darnos cuenta de cómo se procesa la llamada “substancia” en un instante dado.

No quiero decirles a ustedes que la materia no sea destructible, o que sea indestructible. Es claro que la materia es destructible, pero no la substancia. La substancia, contenida en la materia, pasa por múltiples procesos hasta quedar depositada en el Caos, convertida en “Anú” los átomos primordiales. Así, los mundos pueden ser destruidos, pero la substancia original queda siempre entre el Caos, en “Mulaprakriti”.

Indubitablemente, mis queridos hermanos, cuando uno trabaja con los Siete Radicales, va descubriendo dentro de sí mismo todas las maravillas del Universo. Pero antes que todo hay que encender completamente los Fuegos y abrir el “Ojo de Dagma”, si es que queremos en verdad ponernos en contacto con las maravillas del Cosmos.

La hora ha llegado en que comprendamos que el Universo es muy distinto a como nos lo pintan los científicos. Una es la manera cómo los átomos se comportan durante la manifestación y otra es la forma cómo se comportan en las dimensiones superiores de la Naturaleza y del Cosmos, y especialmente en el Caos. ¡Qué poderes flamígeros tan terribles los que tienen esos átomos en última instancia; qué capacidad de acción, de inteligencia activa, trabajando bajo la dirección de los Elohim!

Les he hablado, muchas otras veces, sobre los estados de Jinas, y esto a muchos les parecería extraño. Les sería extrañísimo, en especial a aquellos que dogmatizan sobre la llamada “materia”, a aquellos que sientan cátedra sobre los átomos y que les quitan a estos toda clase de posibilidades extraordinarias. Obviamente, si un cuerpo humano puede penetrar dentro de la Cuarta Dimensión y aun dentro de la Quinta o Sexta, o Séptima, o sumergirse en el Caos, se debe a las infinitas posibilidades contenidas en los átomos.

Bien sabemos que un cuerpo humano, por ejemplo en la Cuarta Vertical, ya no se comporta como en el mundo de tres dimensiones, mucho menos en la Quinta Coordenada. Allí el cuerpo humano puede asumir figuras diversas, todo eso debido al poder, a la potencia encerrada en los átomos, potencialidades desconocidas para los señores de la física moderna.

¿Cómo podría uno usar ese poder atómico para entrar en el mundo de los Jinas con cuerpo físico?

No sería esto posible si uno se olvidara de sí mismo. La íntima recordación de sí mismo, le permite a uno usar las técnicas científicas que hemos enseñado en el “Libro amarillo” para meter el cuerpo físico-químico en la Cuarta Vertical, o en la Quinta, o en la Sexta, o en la Séptima, etc.

Pero aquellos que se olvidan de sí mismos, cuando intentan usar tales técnicas, no tienen capacidad para hacerlo porque dependen del mundo sensorial externo, están embotellados en el dogma tridimensional de Euclides, están identificados con tantas e infinitas tonterías que existen en este mundo. Entonces, al no tener capacidad para recordarse a sí mismos, menos podrían poner en actividad las potencias mágicas de la física nuclear en nosotros. Por tal motivo fracasan, no logran meter el cuerpo dentro de la región de los Yinas o de los Jinas.

Así que, esta noche, al hablar de la íntima recordación de sí mismos, insisto una y otra vez en la necesidad de un sello hermético, de un sello mágico. Todas las mañanas, al levantarnos, debemos tomar una sola resolución: Recordarnos a sí mismos durante todo el día, no olvidarnos ni un solo momento de sí mismos. Esto se llama “sellarse herméticamente”. Si uno no procede así, si no se sabe sellar, es un juguete indefenso, vulnerable en un ciento por ciento, una máquina, un autómata que todo el mundo maneja.

Ahonden ustedes en estos conceptos, mis queridos hermanos; necesitamos que ustedes den forma a una individualidad real. Todavía ustedes no han creado una individualidad; es necesario crearla. Para eso se necesita el sello hermético y mágico, diario, constante. Y si trabajan en la “fragua encendida de Vulcano”, deben saber que los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser exigen el sello hermético, no olvidarse de sí mismo, porque si ustedes pierden sus energías, ¿con qué van a fabricar los Cuerpos, cómo harían?

Esto no significa que ustedes no deban actuar; claro está que sí. “Sellarse” es aprender a sacar buen partido de las peores dificultades. En verdad que los más graves inconvenientes de la vida resultan un “gimnasio” maravilloso para el auto-conocimiento, pero hay que saberlo aprovechar. Hasta aquí mis palabras de esta noche. Si algún hermano tiene algo que preguntar, bien puede hacerlo con la más entera libertad. 

Samael Aun Weor

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