Hatha Yoga
Enseñado en buenos modales y sin ensayarme en la oratoria para recitar en público, a los diecisiete años de edad dictaba conferencias en la Sociedad Teosófica.
El diploma Teosofista lo recibí de manos de Jinarajadasa, ilustre presidente de aquella augusta sociedad, que enhorabuena conociese personalmente.
Sin embargo, quise muy sinceramente formar el corazón con el buen criterio teosofista y por ello me engolosiné con las obras que hallé en la rica biblioteca.
Venero inagotable de Sabiduría Divinal, descubrí con asombro místico en las doradas páginas de la Doctrina Secreta; obra extraordinaria de la Venerable Maestra Helena Petrovna Blavatsky, la sublime mártir del Siglo XIX.
Agotados teóricos estudios de tipo teosófico, practiqué con intensidad Raya-Yoga, Bhakti, Jnana-yoga, Karma Yoga, etc. etc. etc.
Múltiples beneficios psíquicos obtuve con las yogas prácticas preconizadas por la venerada institución.
Como quiera que la meritísima Maestra Helena Petrovna Blavatsky consideró siempre al Hatha Yoga como demasiado inferior, me es dable manifestar que jamás me interesé por tal rama del Yoga Indostán.
Mucho más tarde en el tiempo fui invitado a una gran asamblea de la Venerable Logia Blanca, donde en plena ágora se calificó al Hatha-Yoga como auténtica magia negra.
Doctrina gnóstica develada por Samael Aun Weor
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