El huevo cósmico
En el Caos hay siete Iglesias donde ofician los siete Logos planetarios. En la médula espinal del hombre también existen esas siete Iglesias.
En el amanecer de la vida, los siete Logos planetarios oficiaron en sus siete Templos. En la aurora del Mahâ-Kundalini dentro del recinto sagrado de sus Templos.
El universo material no existía; sólo existía el universo en la mente de los Dioses. Los siete Santos fecundaron a la materia caótica para que surgiera la vida. Einstein, el famoso autor de la Teoría de la Relatividad, a principios de este siglo XX, concibió en su mente genial a un universo curvo, finito, cerrado como un huevo.
Todavía nos viene a la memoria aquella exclamación terrible de ese hombre extraordinario cuando dijo: ¡El infinito tiende a un límite!
Nadie ignora que más tarde Etwin Hubble descubrió, con infinito asombro, en el observatorio del Monte Wilson que todas las galaxias que pueblan el espacio infinito se alejan, unas de otras, a velocidades fantásticas.
Este hecho, en sí mismo, es innegable. Desgraciadamente, Georges Lemaitre no supo comprenderlo y buscando causas, llegó a conclusiones equivocadas. Si el universo está en continua expansión (explicó en forma absurda), es porque un día hizo explosión a partir de un centro, de un átomo primitivo.
Lamaitre, con sus errados cálculos, creyó firmemente que este núcleo primitivo, original, tenia un diámetro exiguo, pequeño, insignificante tan sólo la distancia de la Tierra al Sol, o sea,150 millones de kilómetros (ciertamente minúsculo hablando proporcionalmente). Este núcleo primitivo tendría, según Lemaitre, una densidad espantosa de modo que la misma proximidad de los átomos elevaría la temperatura, como es natural, a centenares de millones de grados sobre cero.
A esas temperaturas inconcebibles, según la teoría, la energía atómica liberada seria tal y la radiación cósmica tan intensiva, que todo terminaría por dislocarse y entonces sobrevendría la explosión profunda, como la erupción de un espantoso y terrible volcán.
¡Maravilloso todo esto! Pero, ¿Quién puso este huevo cósmico? ¿Qué existía antes? ¿Por qué la cósmica explosión tendría que realizarse en determinado instante y no antes ni después? ¿Dónde está el fundamento de tal teoría? ¿Quién fue testigo presencial de tal hipótesis?
Nosotros, los gnósticos, comprendemos a fondo que las galaxias se alejan unas de otras y eso ya está demostrado. Pero esto no significa forzosamente que todas ellas partieran de un mismo núcleo. Eintein dijo: La masa se transforma en energía, y todos los sabios del mundo se inclinaron reverentes ante esta tremenda afirmación.
También dijo el gran matemático: La energía se transforma en masa, y nadie pudo refutar este postulado. No hay duda de que la energía es igual a la masa multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado. E = M.C.2
Estos sabios postulados vienen a demostrarnos que la masa de todos los universos es eterna e inmutable y desaparece aquí para reaparecer allá en una especie de flujo y reflujo, actividad y descanso día y noche. Los mundos nacen, crecen, envejecen y mueren; dejan de existir para transformarse en energía y luego resurgen, renacen cuando ésta cristaliza nuevamente en masa.
En la cuenta retrospectiva de los Siete Cosmos que bullen y palpitan en el espacio infinito no existe una "ora cero", o raíz común para todos en conjunto. Aclaro al decir raíz común, en este caso concreto me refiero al concepto tiempo como hora cero. Esto no significa que neguemos a la hora cero absolutamente. Esta existe, en particular, para cada universo, es el estado pre cósmico normal para cualquier sistema solar.
Fohat es llamado el que penetra y el fabricante porque mediante los puncta da forma a los átomos procedentes de la materia informe.
En el Fohat se hallan ocultas las Matemáticas, el Ejercito de la Voz, la gran Palabra. Cualquier explicación sobre la mecánica cósmica que excluya al número tras el fenómeno, al Fohat tras de cualquier Cosmogénesis, resultaría tan absurda como suponer a la aparición de un automóvil por generación espontánea, producto del azar, sin fabrica especial, sin ingenieros, sin mecánicos, etc.
La trayectoria de las galaxias jamás indica que estas tengan su origen o punto de partida en un núcleo tan reducido como el huevo hipotético de Lemaitre. Como prueba de esto tenemos que el ángulo de dispersión varia siempre entre 20 y 30 grados, o sea que puede haber pasado a enormes distancias del supuesto centro.
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