Pescador de hombres
Para triunfar en la vida hay que convertirse en pescador de hombres. Jesús escogió a sus discípulos entre los pobres pescadores. Ellos tuvieron que dejar de pescar peces para convertirse en pescadores de hombres. ¿Quieres lograr éxito, poder, gloria? Escucha este consejo: Pon en el anzuelo el cebo que le guste al pez.
No platique Ud. con los demás sobre las cosas que a Ud. le interesan. Lo suyo es únicamente suyo. El ser humano es egoísta, desgraciadamente, y sólo quiere saber de lo que así mismo le interesa. Si Ud. le habla al prójimo de las cosas que él desea y quiere, Ud. influirá positivamente sobre él y conseguirá con él todo lo que Ud. necesita.
Hay que aprender a ver el punto de vista del prójimo y ayudarle a éste a resolver sus conflictos.
Así también resolvemos nuestros propios problemas. Conviértase Ud. en una persona altruista y bondadosa. Ayude a otros con sus consejos, esfuércese en comprender el punto de vista de otros, y lograra Ud. pescar en abundancia. Cuando comenzamos a comprender al prójimo, empezamos también a dar los primeros pasos en el camino de la felicidad y el éxito.
Hay que estudiar y comprender las funciones de la mente. El que conoce el mecanismo mental está capacitado para controlarlo. Se ha hablado mucho de la fuerza mental y son muchas las escuelas que enseñan como concentrar la mente. Nadie puede negar inteligentemente, la fuerza del pensamiento.
Esta fuerza se compone de ondas y formas radioactivas que se trasladan de un cerebro a otro. Hay que desarrollar esa fuerza maravillosa; pero debemos advertir que el pensamiento y la acción deben combinarse sabiamente si queremos triunfar en la vida. La concentración del pensamiento es milagrosa cuando se combina inteligentemente con la acción.
La fuerza mental realiza prodigios y maravillas cuando se basa en la sinceridad y en la verdad. No trate Ud. de engañar al prójimo. No use la concentración mental para engañar al prójimo porque el fracaso para Ud. será inevitable. La fuerza mental realiza prodigios cuando se utiliza para ayudar a otros. Ayudando a otros nos beneficiamos nosotros mismos. Esa es la ley. ¿Necesita Ud. triunfar en alguna cosa importante? Siéntese Ud. en un sillón bien cómodo, relaje sus músculos, concéntrese en el negocio que a Ud. le interesa.
Imagínese el negocio en pleno éxito. Identifíquese con el prójimo; trate de entender el punto de vista del prójimo; aconséjele mentalmente haciéndole ver las ventajas que para él significa el negocio que va a realizar con Ud. Así, las ondas mentales penetrarán muy hondo en la mente ajena y realizarán maravillas. Una hora de perfecta concentración es suficiente para determinar el triunfo en un negocio.
Todo comerciante tiene derecho a conseguir dinero, pero lo que Ud. venda debe ser bueno, útil y necesario para los demás. No trate Ud. de engañar a otros, porque se engaña a sí mismo. Multitudes de vendedores ambulantes recorren las calles ofreciendo sus mercancías inútilmente. A nadie le interesan esas mercancías. Las personas hasta se fastidian cuando se encuentran con esos vendedores.
El error de estos vendedores es que sólo piensan en lo suyo y hablan de lo suyo. Sí ellos aprendieran a ver el punto de vista ajeno, triunfarían inevitablemente. Es necesario comprender que todo ser humano tiene un "Yo" que quiere resaltar, hacerse sentir, subir al tope de la escalera, etc., precisamente éste es el lado débil del ser humano. Ud. también tiene ese lado débil. No caiga en los mismos errores ajenos. Nunca diga "Yo". Diga siempre "Nosotros". Quien se domina puede también dominar a los demás.
Insinúe inteligentemente lo que Ud. quiere, pero no diga: Yo quiero. Recuerde que a los demás no les interesa lo que Ud. quiere. Deje que los demás preparen su idea como si fuese de ellos. Ponga Ud. los elementos para esa preparación, póngalos muy inteligentemente. Deje que los demás elaboren su idea. Podéis estar seguros que los demás se sienten felices elaborando su idea. A las personas les gusta sentirse importantes: esa es la debilidad del Yo. Explote Ud. esta debilidad.
Nunca se sienta Ud. importante, y será importante. Procure Ud. disolver el Yo, y será verdaderamente feliz. Todo éxito en la vida depende de la habilidad que Ud. tenga para tratar con las demás personas. Es necesario dejar el egoísmo y cultivar el Cristocentrismo. Es urgente trabajar por el bien común. Es indispensable disolver el Yo y pensar siempre como nosotros. El término nosotros tiene más fuerza que el egoísta Yo.
Todos los grandes fracasos de la vida se deben al Yo. Cuando éste quiere hacerse sentir, resaltar, subir al tope de la escalera, vienen entonces las reacciones de las demás personas, el resultado de semejantes reacciones mentales es el fracaso. Recuerde Ud. que el Yo es energético. El Yo es deseo. El Yo es recuerdo. El Yo es miedo, violencia, odio, apetencias, fanatismos, celos, desconfianza, etc.
Ud. necesita explotar profundamente todos los trasfondos de su mente porque dentro tiene Ud. eso que se llama: Yo, Mí mismo, Ego, etc. Si Ud. quiere triunfar en la vida debe disolver el Yo.
Si Ud. quiere disolver el Yo, debe desintegrar todos sus defectos. Si Ud. quiere desintegrar todos sus defectos, no los condene ni los justifique: Compréndalos. Cuando condenamos un defecto, lo escondemos en los profundos recesos de la mente. Cuando justificamos un defecto, lo robustecemos horriblemente. Pero cuando comprendemos un determinado defecto entonces lo desintegramos completamente.
Cuando el Yo se disuelve nos llenamos de plenitud y felicidad. Cuando el Yo se disuelve se expresa dentro de nosotros y a través de nosotros el Ser, el Espíritu, el amor. Recuerde Ud. que Dios, el Espíritu, el Ser interno de cada hombre y de cada mujer y de cada criatura, jamás es el Yo. El Ser es Divino, Eterno y perfecto. El Yo es el Satán de la leyenda bíblica. El Yo no es el cuerpo.
El Yo es energético y diabólico. En el Yo esta la raíz de la miseria, la pobreza, los fracasos, las desilusiones, los deseos insatisfechos, los deseos violentos, el odio, la envidia, los celos, etc. Cambie Ud. su vida ahora mismo. Es urgente que Ud. comprenda la necesidad de acabar con todos sus defectos para disolver el Yo, el Satán, la causa de todos los fracasos. Cuando el Yo se disuelve sólo queda dentro de nosotros el Ser, Dios, la Felicidad. Dios es Paz, abundancia, felicidad y perfección.
Práctica. Un gran hombre, después de haberse estudiado a sí mismo, descubrió que tenia doce defectos que le estaban perjudicando. Este hombre dijo: "Así como es imposible cazar diez liebres al mismo tiempo, porque el cazador que quisiese hacer esto no cazaría ninguna, así también es imposible acabar con mis doce defectos al mismo tiempo".
Este hombre llego a la conclusión de que sería mejor casar una liebre y luego otra; acabar primero con un defecto y luego con otro. Resolvió este hombre dedicarle dos meses a cada defecto. Cuando el hombre llegó a los veinticuatro meses ya no tenía los defectos. Había acabado con los doce defectos que le impedían llegar al triunfo. El resultado fue maravilloso. Este hombre se convirtió en el primer ciudadano de los Estados Unidos. Su nombre: Benjamín Franklin. Imite Ud. a este personaje. Examínese y vea cuantos defectos Ud. tiene. Cuéntelos, enumérelos.
Luego dedíqueles dos meses a cada defecto, en orden sucesivo, hasta que los elimine todos. Siéntese Ud. en un cómodo sillón. Y ore a su Dios Interno así: Tú que eres mi verdadero ser, Tú que eres mi Dios Interno, Iluminadme, Ayudadme. Hazme ver mis propios defectos. AMEN.
Concéntrese Ud. en esta plegaria hasta llegar al sueño profundo. Trate Ud. de descubrir todos sus defectos. Le aconsejamos leer la Biblia. En los cuatro Evangelios se encuentra la palabra del Divino Maestro. Allí verá Ud. las virtudes que necesita. Allí descubrirá las virtudes que le faltan. Donde falta una virtud existe un defecto.
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