Cupido y Psique
Cupido es hijo de Venus, Diosa del amor, la belleza y la fertilidad. Cupido es el ayudante de su madre y dirigía la fuerza del amor, haciendo llegar ésta a los mortales.
Tenía dos clases de flechas, que siempre llevaba a su espalda: unas doradas con plumas de paloma que provocaban un amor instantáneo y otras de plomo con plumas de búho que causaban indiferencia.
Cupido no crecía, porque el amor no puede crecer sin pasión. Así, cuando nació su hermano Anteros (Dios de la pasión), cuando estaba junto a él crecía, transformándose en un atractivo joven, pero cuando se separaban, volvía a ser un niño.
Por otro lado, entre los mortales vivía una bella princesa llamada Psique (Alma), que no lograba encontrar marido. Los hombres la adoraban, pero quedaban abrumados por su belleza y no se sentían dignos de ella. Venus estaba celosa de la belleza de Psique y le pidió a Cupido que la hiciera enamorarse del hombre más feo, vil y despreciable del mundo. Psique estaba un día en el borde del abismo y Venus ordenó a su hijo dispararle las flechas, pero Cupido al verla, se enamoró de ella y creció hasta convertirse en un joven apuesto.
Cupido, en contra de los deseos de su madre, se casó con Psique pero con la condición que, como ella era mortal, tenía prohibido mirarlo. La princesa Psique, al sentirlo cerca y escuchar su voz, estaba segura de que no era un monstruo. Fueron muy felices, hasta que las envidiosas hermanas de la bella princesa, convencieron a ésta y miró a su marido incumpliendo la prohibición de los Dioses. Como castigo fue abandonada por Cupido ya que el amor no puede vivir sin confianza.
La princesa, arrepentida, recorrió el mundo en busca de su amado, superando en el camino una serie de desafíos impuestos por Venus, cada cual más difícil y peligroso que el anterior. En uno de esos desafíos, fue encantada cayendo en un profundo sueño, similar a la muerte. Cupido la encontró y deshizo el encantamiento.
La lucha de Psique por su amor conmovió a los Dioses, que perdonaron a la joven y la convirtieron en Diosa, para que pudiera reunirse con su amado Cupido.
Mitología
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