El juicio
Quiero que sepan ustedes, mis caros hermanos, que el Ser está formado por muchas partes. Cada uno de nosotros tiene su propio Ser. Éste está formado por diversas partes.
En nosotros, existe, por ejemplo, dentro de sí mismos, en el Ser, algo que podríamos llamar el BUEN ÁNGEL; también existe algo que podríamos denominar el MAL ÁNGEL, no porque sea malo, no, sino porque se encarga de hacer cuentas, de anotar todos nuestros errores personales.
El Buen Ángel se preocupa por anotar las buenas acciones. Pero no es que el Buen Ángel y el Mal Ángel sean personas extrañas, no, son partes de nuestro propio Espíritu Individual, de nuestro propio Ser Íntimo…?
Después de la muerte, por ejemplo, el GENIO DEL BIEN contará con piedritas la cantidad de buenas obras que hemos hecho, y veremos también al GENIECILLO DEL MAL contando con piedrecillas negras nuestros malos actos; pero tal cuenta se realizará después de la vida que pasó, después de haberla revivido internamente, en forma retrospectiva.
Así pues, toda la existencia que pasó viene a quedar reducida a números, a sumas de buenas y malas acciones.
Obviamente, al terminar la retrospección, y después de que nuestro propio Ser ha hecho el balance, el inventario dijéramos, de nuestras buenas y malas acciones, los SEÑORES DEL KARMA harán justicia y determinarán la existencia que nos aguarda en un futuro.
En los Tribunales de la Justicia Objetiva solo reina, de verdad, la Ley y la Misericordia, porque es obvio que al lado de la Justicia siempre está la Misericordia.
El difunto presencia ante Anubis Jerarca de la ley, y ante los tribunales de conciencia Objetiva para ser pesadas en la balanza sus buenas y malas acciones, el escribiente representado por El Dios Ibis de Toth toma nota del resultado final.
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