La Felicidad

FelicidadLa gente trabaja diariamente, lucha por sobrevivir, quiere existir de alguna manera, mas no es feliz.

Esa de la felicidad está en chino como se dice por ahí lo más grave es que la gente lo sabe pero en medio de tantas amarguras, parece que no pierden las esperanzas de lograr la dicha algún día, sin saber cómo ni de qué manera.

¡Pobres gentes! ¡Cuánto sufren! Y, sin embargo, quieren vivir, temen perder la vida. Si las gentes entendieran algo sobre Psicología revolucionaria, posiblemente hasta pensarían distinto; mas en verdad nada saben, quieren sobrevivir en medio de su desgracia y eso es todo.

Existen momentos placenteros y muy agradables, pero eso no es felicidad; las gentes confunden el placer con la felicidad. Pachanga, Parranda, borrachera, orgía; es placer bestial, mas no es felicidad... Sin embargo, hay fiestecitas sanas sin borracheras, sin bestialidades, sin alcohol, etc., pero eso tampoco es felicidad...

¿Eres persona amable? ¿Cómo te sientes cuando danzas? ¿Estás enamorado? ¿Amas de verdad? ¿Qué tal te sientes danzando con el ser que adoras? Permitid que me vuelva un poco cruel en estos momentos al deciros que esto tampoco es felicidad.

Si ya estáis viejo, si no te atraen estos placeres, si te saben a cucaracha; Dispensadme si te digo que serías diferente si estuvieseis joven y lleno de ilusiones. De todas maneras, dígase lo que se diga, bailes o no bailes, enamores o no enamores, tengas o no eso que se llama dinero, tú no eres feliz aunque pienses lo contrario. Uno se pasa la vida buscando la felicidad por todas partes y muere sin haberla encontrado.

En la América Latina son muchos los que tienen esperanzas en sacarse algún día el premio gordo de la lotería, creen que así van a lograr la felicidad; algunos hasta de verdad se lo sacan, más no por ello logran la tan ansiada felicidad.

Cuando uno está muchacho, sueña con la mujer ideal, alguna princesa de las "Mil y Una Noches", algo extraordinario; viene después la cruda realidad de los hechos: Mujer, muchachitos pequeños que mantener, difíciles problemas económicos, etc. No hay duda de que a medida que los hijos crecen, los problemas también crecen y hasta se tornan imposibles... Conforme el niño o la niña van creciendo, los zapatitos van siendo cada vez más grandes y el precio mayor, eso es claro.

Conforme las criaturas crecen, la ropa va costando cada vez más y más cara; habiendo dinero no hay problema en esto, mas si no lo hay, la cosa es grave y se sufre horriblemente... Todo esto sería más o menos llevadero, si se tuviese una mujer buena, más cuando el pobre hombre es traicionado, "cuando le ponen los cuernos", ¿de qué le sirve, entonces, luchar por ahí para conseguir dinero?

Desgraciadamente existen casos extraordinarios, mujeres maravillosas, compañeras de verdad tanto en la opulencia como en la desgracia, mas para colmo de los colmos entonces el hombre no la sabe apreciar y hasta la abandona por otras mujeres que le van a amargar la vida. Muchas son las doncellas que sueñan con un "príncipe azul", desafortunadamente de verdad, las cosas resultan muy diferentes y en el terreno de los hechos se casa la pobre mujer con un verdugo...

La mayor ilusión de una mujer es llegar a tener un hermoso hogar y ser madre: "santa predestinación", empero aunque el hombre le resulte muy bueno, cosa por cierto muy difícil, al fin todo pasa: los hijos y las hijas se casan, se van o le pagan mal a sus padres y el hogar concluye definitivamente.

Total, en este mundo cruel en que vivimos, no existe gente feliz... Todos los pobres seres humanos son infelices. En la vida hemos conocido muchos burros cargados de dinero, llenos de problemas, pleitos de toda especie, sobrecargados de impuestos, etc. No son felices. ¿De qué sirve ser rico si no se tiene buena salud? ¡Pobres ricos! A veces son más desgraciados que cualquier mendigo.

Todo pasa en esta vida: pasan las cosas, las personas, las ideas, etc. Los que tiene dinero pasan y los que no lo tienen también pasan y nadie conoce la auténtica felicidad. Muchos quieren escapar de sí mismos por medio de las drogas o el alcohol, más en verdad no sólo no consiguen tal escape, sino lo que es peor, quedan atrapados entre el infierno del vicio. Los amigos del alcohol o de la marihuana o del "L.S.D.", etc., desaparecen como por encanto cuando el vicioso resuelve cambiar de vida.

Huyendo del "Mí Mismo", del "Yo Mismo", no se logra la felicidad. Interesante sería "agarrar al toro por los cuernos", observar al "YO", estudiarlo con el propósito de descubrir las causas del dolor. Cuando uno descubre las causas verdaderas de tantas miserias y amarguras, es obvio que algo puede hacer...

Si se logra acabar con el "Mi Mismo", con "Mis Borracheras", con "Mis Vicios", con "Mis Afectos", que tanto dolor me causan en el corazón, con mis preocupaciones que me destrozan los sesos y me enferman, etc., etc., es claro que entonces adviene eso que no es del tiempo, eso que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente, eso que realmente es desconocido para el entendimiento y que se llama: ¡FELICIDAD!

Incuestionablemente, mientras la conciencia continúe embotellada, embutida entre el "MI MISMO", entre el "YO MISMO", de ninguna manera podrá conocer la legítima felicidad. La felicidad tiene un sabor que el "YO MISMO", el "MI MISMO", nunca jamás ha conocido.

Samael Aun Weor LA GRAN REBELIÓN CAPÍTULO 3º  LA FELICIDAD

Comentarios por Sagrario G.E., M.G. LA GRAN REBELIÓN CAPÍTULO 3º LA FELICIDAD

Seguimos comentando el tercer capítulo del libro, “La gran rebelión” donde el V. M. Samael Aun Weor , pone “con el dedo en el renglón” de modo contumaz para rasgar los velos que muestren la verdadera felicidad. Son muchas las personas que no encuentran sentido a la existencia y buscan incentivos negativos –como drogas o vicios- para sobre-vivir.

Esto es muy penoso, pues se desvían del objetivo fundamental de la existencia. La felicidad está dentro de nosotros mismos, podemos y debemos crearla en base a nuestros propios esfuerzos, eliminando aquello que nos amarga la vida. Si somos esclavos de nuestro ego, de nuestros diablos, estos nos obstruirán el camino hacia la verdadera felicidad.

La vida existencialista, del trabajar para consumir, del trabajar por sobrevivir, o del trabajar para existir sin más, no da la felicidad. La felicidad se vuelve algo ignoto e inalcanzable desde el punto de vista existencialista. La gente sufre pero en medio de tantas amarguras no pierde la esperanza de ser feliz. La gente sufre pero no sabe el modo correcto de zafarse del sufrimiento.

La Psicología gnóstica sale al encuentro, para ofrecer sus claves a la humanidad. Cuando por fin, nos damos cuenta de que existen momentos placenteros pero que no constituyen la auténtica felicidad, venimos a entender que el placer no es lo mismo que la felicidad.

Grados y grados de placer con pequeños atisbos de alegría sana, nos llenan un momento fugaz y desaparecen. Nos volcamos exteriormente y buscamos repetir ese sentimiento que nos vincula placenteramente con la familia, amigos o compañeros identificándonos emocionalmente. La gente vive de ilusión en ilusión buscando la felicidad por todas partes y lamentablemente muere sin haberla encontrado… sencillamente porque nunca la buscó en el lugar indicado.

Poner la esperanza en el dinero tampoco es garantía de felicidad. La pareja idílica tampoco existe. La familia o “lugar de protección” se convierte en “lugar de prisión” que conlleva las penas de subsistencia, economía, educación. Hay un refrán que dice: “Hijos y duelos, nos hacen gastar pañuelos.”

No hay duda de que a medida que los hijos crecen, los problemas también crecen, en lo económico y en lo psicológico. Si la familia está cimentada en valores, todos los problemas se solucionan sin angustias, pero si hay abandono o infidelidad, cada problema suma una larga lista de sufrimientos.  

Por eso es tan importante fundar la familia con ideas y proyectos basados en la legalidad de la “Ley natural”. Para sentar las bases de una convivencia digna, donde se respete el libre albedrío de todos los componentes.

Ni pobres ni ricos tienen la boleta del éxito y de la felicidad. Solo una vida cimentada en los valores del Ser nos puede permitir, ser resilientes haciendo de cada situación una oportunidad de crecimiento personal con la suficiente entereza y capacidad para adaptarse y superar situaciones adversas con resultados positivos. Es entonces cuando los amigos del alcohol, de la marihuana y otras “malas yerbas” desaparecen como por encanto, cuando se resuelve dar un cambio drástico de vida.

“Huyendo de la vida y del "Yo Mismo", tampoco se logra la felicidad. Interesante sería "agarrar al toro por los cuernos", observar al "YO", estudiarlo con el propósito de descubrir las causas del dolor”. Entonces la vida empieza a adquirir otra dimensión, otro color, otro objetivo. Cuando descubrimos las causas verdaderas de nuestras miserias y amarguras, es obvio que las cosas cambian.

La tarea empieza por comprender el error. Los vicios, los afectos y apegos, las dependencias psicológicas, la realidad de las relaciones y todo ese dolor del corazón, con tantas preocupaciones que destrozan los nervios enfermándonos…

Ya “tocamos fondo”, una nueva perspectiva aparece en el horizonte, algo nuevo nos llama, entonces adviene eso que no es del tiempo, eso que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente, eso que realmente es desconocido para el entendimiento y que se llama: ¡FELICIDAD! El real encuentro con uno mismo, con el Ser que habita en el secreto de nuestra alma.

Buscamos las claves para que la conciencia se exprese y comprendemos que mientras ella continúe embotellada, embutida entre el "MI MISMO", entre el "YO", de ninguna manera podrá conocer la legítima felicidad, porque no es libre, está amarrada, dormida y necesitamos despertarla.

La tan ansiada felicidad tiene un sabor sutil e imperecedero, una sustancia inocente y calmada llena de armonía con todo lo creado, muy diferente al "YO", al "MI MISMO" o agregado psicológico que nos amarga la existencia.

Lista de audio videos de la La Gran Rebelion hacer CLIC aquí  comentados por  Sagrario G.E., M.G.

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