El Pino
El pino es el árbol de Acuario. El pino es el árbol de la nueva era. El pino es signo del pensamiento acuariano. El elemental del pino posee toda la sabiduría de la caña.
Este elemental tiene un aura blanca inmaculada y llena de belleza. Cada pino tiene su elemental propio, porque toda planta y todo árbol tiene cuerpo, alma y espíritu, como los hombres.
Los poderes ígneos del elemental del pino flamean entre las llamas abrasadoras del universo. El ángel que gobierna a estas poblaciones elementales de los pinos, trabaja con la generación humana.
Este ángel está encargado de hacer llegar las almas humanas al ambiente que les corresponde en cada reencarnación, de acuerdo con las leyes Kármicas. Estos elementales de los pinos, tienen el poder de mostrarnos en el agua las cosas del futuro.
El oficiante vestido con su túnica, hará que un niño inocente mire fijamente en un recipiente con agua. En la puerta del templo, se pondrá una piedra durante todo el tiempo que dure el oficio. El niño estará vestido con túnica blanca. Este rito del pino, se realiza en nuestros templos subterráneos, o en cualquier cueva del bosque. Todo niño es clarividente, entre la edad de los primeros cuatro años.
Si nuestros discípulos quieren despertar la divina clarividencia, deben reconquistar la infancia perdida. Los átomos de la infancia viven sumergidos en nuestro universo interior, y es menester auto-despertarlos para una nueva actividad.
Cuando esos átomos infantiles surgen de las profundidades de la conciencia para reaparecer en nuestro sistema objetivo y secundario, entonces reconquistamos la infancia perdida, y viene el despertar de la divina clarividencia.
Por medio del verbo, podemos hacer subir esos átomos infantiles desde las profundidades de la conciencia hasta la superficie exterior. Ya el bendito y venerable Gurú Huiracocha, nos habló en su libro «Logos, Mantra, Magia», sobre el verbo sagrado de la luz, y nos dijo que teníamos que empezarlo a deletrear poco a poco, como hace el niño cuando comienza a silabear la palabra MAMA. En ese libro nos hablo el Maestro Huiracocha del poder maravilloso de la vocal M, pero como el gran Maestro habló en clave, sólo pudieron entender los Iniciados. El que quiera reconquistar la infancia perdida, debe recomenzar vocalizando las sílabas infantiles.
Vocalícense las palabras MA-MA, PA-PA, subiendo la voz en la primera sílaba de cada palabra, bajándola en la segunda sílaba de cada palabra. Durante esta práctica, la mente debe asumir una actitud totalmente infantil. Así despertará la divina clarividencia en nuestros discípulos, a condición de la más perfecta castidad. Durante el rito del pino, el sacerdote se acostará en el suelo, mientras el niño esté observando la superficie del agua cristalina. Luego el sacerdote vocalizará la sílaba AU varias veces.
Sobre el niño se pondrá una rama de pino. Esta rama hará sombra sobre la cabeza del niño, pero no tocara la cabeza del niño. Entonces el niño vera clarividentemente el sitio deseado. Bastará ordenarle al niño ver, y el niño verá. Habrá que ordenarle imperiosamente al elemental del pino, que le muestre al niño la persona, sitio, o lugar que nos interese. Debe implorarse también la ayuda del Espíritu Santo durante este trabajo ritual del pino.
Nuestros discípulos deben cambiar el proceso del razonamiento, por la belleza de la comprensión. El proceso del razonamiento, divorcia a la mente, del ÍNTIMO. Una mente divorciada del ÍNTIMO, cae en el abismo de la magia negra. La razón es un delito de lesa majestad contra el ÍNTIMO. Todos los grandes razonadores son habitantes del abismo. La razón divide a la mente entre el batallar de las antítesis.
Los conceptos antitéticos convierten a la mente en un campo de batalla. La lucha antitética de conceptos fracciona el entendimiento, convirtiéndolo en un instrumento inútil. Una mente fraccionada no puede servirle de instrumento al ÍNTIMO.
Cuando la mente no puede servirle de instrumento al ÍNTIMO, convierte al hombre en un ser ciego y torpe, esclavo de las pasiones y de las percepciones sensoriales del mundo exterior. "La mente que es esclava de los sentidos hace al alma tan invalida como el bote que el viento extravía sobre las aguas". Los seres más torpes y pasionarios que existen sobre la tierra, son precisamente los grandes razonadores, e intelectuales.
El intelectual, por falta de un punto o de una coma, pierde el sentido de una oració El intuitivo sabe leer donde el Maestro no escribe, y escuchar donde el Maestro no habla. El razonador es totalmente esclavo de los sentidos externos, y su alma es tan inválida como el bote que el viento extravía sobre las aguas. El proceso de la opción, divide a la mente en el batallar de las antítesis.
Una mente dividida, es un instrumento inútil. Cuando la mente no sirve de instrumento al ÍNTIMO, entonces sirve de instrumento al yo animal. Los razonadores espiritualistas son los seres más infelices que existen sobre la tierra. Tienen la mente totalmente atiborrada de teorías y más teorías, y sufren horriblemente al no poder realizar nada de lo que han leído. Esos pobres seres tienen un orgullo terrible, y por lo común terminan separándose del ÍNTIMO y convirtiéndose en personalidades tántricas del abismo.
El proceso del razonamiento rompe las delicadas membranas del cuerpo mental. El pensamiento debe fluir silenciosa y serenamente con el dulce fluir del pensamiento. El pensamiento debe fluir integralmente sin el proceso del razonamiento. Hay que cambiar el proceso del razonamiento por la cualidad del discernimiento. El discernimiento es percepción directa de la verdad, sin el proceso del razonamiento.
El discernimiento es comprensión, sin necesidad de razonamientos. Debemos cambiar el proceso del razonamiento por la belleza de la comprensión. Debemos libertar la mente de toda clase de preconceptos, deseos, temores, odios, escuelas, etc. Todos esos defectos son trabas que anclan la mente a los sentidos externos Esas trabas convierten a la mente en un instrumento inútil para el ÍNTIMO. La mente debe convertirse en un instrumento flexible y delicado, a través del cual pueda expresarse el ÍNTIMO.
La mente debe convertirse en una llama del universo. La mente-materia debe convertirse en mente-Cristo. Hay que controlar la mente por medio de la voluntad. Cuando la mente nos asedie con representaciones inútiles, hablémosle a la mente así. Cuerpo mental, retírame esa representación, no la acepto, tú eres mi esclava, yo soy tu señor. Y entonces, como por encanto, desaparecen de nuestro entendimiento las representaciones inútiles que nos asedian.
El cuerpo mental de la raza humana se encuentra hasta ahora en la aurora de su evolución. Observando clarividentemente la fisonomía del cuerpo mental de los seres humanos, corroboramos entonces esta afirmación. El rostro del cuerpo mental de casi todos los seres humanos, tiene apariencia animal. Cuando observamos todas las costumbres y hábitos de la especie humana, entonces comprendemos por qué el cuerpo mental de la gente tiene fisonomía animal.
El Kundalini del cuerpo mental convierte la mente-materia en mente-Cristo. Cuando la ROSA ÍGNEA de la laringe del cuerpo mental, chisporrotea ardientemente entre las llamas universales, entonces el ARHAT parla el gran verbo de la luz, entre el augusto brillar del pensamiento. La mente debe volverse completamente infantil. La mente debe convertirse en un niño lleno de belleza. El Pino es el árbol de Acuario.
La magia del pino esta totalmente relacionada con los niños. El Pino es el árbol de Navidad. El Pino es el árbol del Niño Dios. Debemos reconquistar la infancia perdida. El Pino es el símbolo de la mente de la Nueva Era.
Samael Aun Weor del libro Rosa Ignea: Capítulo12º El Pino y la Mente (Pinus Silvestris)
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