Júpiter
En la parte superior del Pentagrama, está el signo de Júpiter el Padre de todos los Dioses.
Podemos ver en el ángulo superior un cuatro. Ése es el símbolo de Júpiter, el símbolo del Espíritu Divino de toda criatura que viene al mundo, el símbolo del Eterno Dios Viviente.
Debajo de ese Cuatro verán ustedes unos OJOS, siempre abiertos. Son los Ojos precisamente de la Divinidad de Dios. Ante este símbolo de Júpiter, con los Ojos del Espíritu siempre abiertos, tiemblas las columnas de Ángeles y de Demonios. Tal símbolo hace huir a los tenebrosos.
Jesús es el Cristo porque encarnó al Cristo. Jesús, Iesús, Zeus y Júpiter es el Nuevo Hombre Cristo que inició de hecho una nueva Era. La Era de Piscis, terminó el 4 de Febrero de 1962.
Reconocemos a Jesús Iesús Zeus Júpiter, como el nuevo Súper Hombre que asimiló totalmente el Principio CRISTO. El Nazareno Jesús Iesús Zeus, es el Hombre Moderno que encarna totalmente el principio Crístico universal.
No hemos de olvidar de que es por medio de Iesús, Jesús, Zeus, Júpiter, el Cristo Cósmico, el Logos Solar, el Padre de los Dioses y de la Humanidad, que nos defendemos contra los ataques de las fuerzas o potencias tenebrosas, conjurándolas, con el siguiente conjuro (colocando la mano izquierda sobre el plexo solar, y dirigiendo hacia el frente, contra la entidad tenebrosa, la mano derecha con los dedos del medio, índice y pulgar extendidos, y el anular y meñique recogidos, VER IMAGEN y en posición militar) que enseñó El V. M. Samael Aun Weor, pronunciando con fuerza, con energía:
¡En nombre de Júpiter, Padre de los dioses, yo te conjuro! ¡Te vigos cossilim!.
En el libro de Las Tres Montañas Capitulo 39, encontramos el capítulo "El Cielo de Júpiter" escrito por Samael Aun Weor
Casi contigua a la brillante Constelación de Piscis se encuentra la de Tauro, que incuestionablemente se halla íntimamente relacionada con el trabajo esotérico trascendente: "La captura del Toro de Creta".
Este había sido remitido a Minos por el dios Neptuno para que se lo ofreciera como holocausto, pero el Rey, codicioso, lo retuvo indebidamente para sí, debido a lo cual el animal se tornó espantoso y amenazador, aterrorizando a todo el país.
Dice la leyenda de los siglos, que Hércules, el Héroe Solar, obtuvo así fácilmente el permiso para apoderarse de él, encadenarlo y arrastrarlo por mar hasta Micenas. Es indubitable que el trabajo relacionad con los Infiernos Jupiterianos, se halla plenamente alegorizado con la Sexta Hazaña de Hércules...
No está de más en estos renglones recordar al primer Júpiter de la Teogonía Griega, Padre de todos los Dioses, Señor del Universo y hermano de Urano, UR‑ANAS, es decir, del Fuego y el Agua primitivos; pues es sabido según el Clásico, que en el Panteón Griego figuran cerca de trescientos Júpiter.
En su otro aspecto de JOVE o IOD‑HEVE, es el JEHOVAH Macho y Hembra o Andróginos y colectivos ELOHIM de los libros Mosaicos, ADAM‑KADMON de los CABALISTAS, el IACHO o INACHO de la Anatolia, que también es el BACO o DIONISIOS de Fenicios continuadores de la primitiva Teogonía de Sanchoniaton...
El carácter siempre asignado a Júpiter, el Venerable Padre de los Dioses, como Hombre Celeste, dio lugar así mismo a no pocos típicos nombres nórdicos, tales como el de HERR-MAN y HERR‑MANAS o HERMES, literalmente El Hombre Divino o el Señor Hombre, Alcides o el Cid, precursor Teogónico de todos nuestros Cides prehistóricos del Romancero.
Incuestionablemente Júpiter, en el Punjab y en el Registán, es el HARI‑KULAS o Hércules, el Señor Solar, el Prototipo de la Raza del Sol, el HARI‑MUKH de Cachemira o sea el Sol en el horizonte de la vida.
Júpiter o Io‑Pitar, es decir el Padre de Io, es el Espíritu Divino de toda aquella antigua hueste de creadores que, al reencarnarse en cuerpos con sexos opuestos, dio lugar a la fábula griega de los amores de Júpiter con la Virgen IO (iiiii ooooo), la cual fue transformada en ternera celeste, o "Vaca Sagrada" de los Orientales, para así escapar a las iras de Juno.
Júpiter y su Vaca de IO (iiii ooooo) nos facilitan el significado de otra porción de nombres arcaicos, tales como el mismo Gerión o Ferión el que lleva las vacas, el de Hyperión Bósphoro; literalmente: el conductor de la Vaca, lo mismo que Gautama el BUDHA.
Así, la hueste de los Señores o ELOHIM, Júpiter se halla simbolizada por el Hierograma Sexual de Io (iiiiii oooooo); es ostensible que tiene docenas de nombres en cada lengua y un centenar o millar de mitos por cada nombre de éstos, en su lengua respectiva.
Toda esta legión inefable de Seres Divinos, todos estos ELOHIM, constituyen, en su conjunto, el Dios único y SIN NOMBRE de los Tartesios, el auténtico Júpiter sublime de los antiguos tiempos...
Desarrollada muy cuidadosamente esta temática trascendental, podremos deducir solemnemente lo siguiente: El Cielo de Júpiter es la Morada de los ELOHIM, el NIRVANA...
Aquellos devotos de la Senda que al llegar a la Quinta Iniciación del Fuego elijan el camino espiraloide, ingresarán al NIRVANA... Desarrollo integral es diferente. En nombre de la Verdad debo confesar francamente y sin ambages, que ese fue siempre mi mejor anhelo...
El pleno desenvolvimiento de todas mis posibilidades Superlativas, Nirvánicas, en toda la presencia de mi Ser Cósmico, fue mi aspiración... Empero, es incuestionable que antes de subir debemos bajar. A toda exaltación le antecede siempre una espantosa y terrible humillación...
Encadenar al simbólico "Toro de Creta", fue realmente la tarea a seguir y ésta en sí misma me pareció horripilante... Por aquella época de mi actual existencia, muchas tentaciones sexuales me asediaban inclementes en el tenebroso Tartarus...
AUTO‑EXPLORÁNDOME psicológicamente descubrí en los trasfondos más profundos de mi propia mente, al famoso "Toro de Creta". Lo vi, si, negro, descomunal, gigantesco, amenazante y provisto de agudos cuernos... Obviamente se expresaba en mi Psiquis con fuertes impulsos sexuales, pasionales, irreflexivos... Fue urgente encadenar a la tenebrosa bestia; fue indispensable desintegrarla, reducirla a polvareda cósmica.
Indubitablemente fui asistido por mi Divina Madre KUNDALINI la Serpiente Ígnea de nuestros Mágicos Poderes... Este gran evento cósmico se celebró con una fiesta en el templo maravilloso de Júpiter... Entonces muchos Reyes y Sacerdotes de la Naturaleza, revestidos con la púrpura sagrada, me dieron la Bienvenida... Así fue como reingresé al Cielo de Júpiter, a la Morada de las Dominaciones, a la felicidad Nirvánica...
De este modo, eliminando elementos infrahumanos, reconquisté mi puesto entre esas Jerarquías inefables, estado conscientivo que otrora había perdido, cuando en la Meseta Central de Asia, hace ya cerca de un millón de años, cometiera el error de comer del fruto prohibido...
Samael Aun Weor del libro de Las Tres Montañas Capitulo 39 "El Cielo de Júpiter"
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