Ens Espirituale

ENS ESPIRITUALE. La extraña historia que relatamos a continuación, sucedió en un pueblo de la costa Atlántica de Colombia conocido con el nombre de Dibulla.

Sus moradores, en su mayoría, de raza negra, vivían despreocupados e indolentes. Un día, hace algunos años, nativos de esta localidad robaron a los indios Arhuacos reliquias sagradas de sus antepasados.

El Mama Miguel envió una comisión a Dibulla con este recado: El Mama ha puesto el lebrillo y sabe que en este pueblo están las reliquias de nuestros antepasados; Si no las entregáis en la luna llena, el Mama enviará los Ánimos y quemará el pueblo. Esta petición sólo causó mofas y risas entre los dibulleros.

A la llegada de la luna llena, sin causa conocida, estalló un incendio en el pueblo. Cuando acudieron los vecinos a apagarlo, nuevos incendios estallaban, especialmente en las casas donde guardaban las reliquias robadas. Parecía como si las potencias del fuego se hubieran confabulado contra aquel pueblo indefenso para convertirlo en cenizas.

Cantaban en vano los curas sus exorcismos y las gentes lloraban amargamente. Todo era confusión, y, perdida toda esperanza de contener el fuego, resolvieron devolver los dibulleros a los Arhuacos las reliquias sagradas. Inmediatamente y como por ensalmo, cesaron los incendios.

¿De qué medios se valió el Mama para producir los incendios? Indudablemente, de los elementales del fuego, contenidos en plantas, hierbas y raíces de los signos del fuego. Estos conocimientos son ignorados no solamente por científicos modernos, sino por las sectas que dicen ser poseedoras de las enseñanzas ocultas...

Al hablar del ENS ESPIRITUALE tenemos que ser claros en la expresión y precisos en el significado, porque ENS ESPIRITUALE es complejo en su esencia y en sus accidentes.

Al hablar de los Tatwas, que son criaturas elementales de los vegetales, advertimos que pueden ser utilizados por los magos negros para causar daño a sus enemigos. Cada vegetal es un extracto tátwico. ¿Y qué es Tatwas? Sobre esto se ha hablado bastante, pero no ha sido bien comprendido. Tatwa es vibración del éter. Todo sale del éter y todo vuelve al éter. Rama Prasá, el gran filósofo indio, habló de los Tatwas, pero no enseñó a manejarlos por no conocer a fondo la sabiduría de los Tatwas. También H.P. Blavatsky, en su obra «La Doctrina Secreta» habló de los Tatwas, pero ella desconocía la Técnica esotérica que versa sobre el uso práctico de los Tatwas.

Todo el universo está elaborado con la materia etérica Akasha, término usado por los indostaníes. El éter se descompone en siete modalidades diferentes que, al "condensarse", dan origen a todo lo creado.

El sonido es la materialización del Akasha Tatwa. El sentido del tacto es la materialización del Vayú Tatwa. El fuego y la luz que percibimos con nuestros ojos es la materialización de Tejas Tatwa. La sensación del gusto no es más que la condensación del Tatwa Apas. El olfato es la materialización de Prithví Tatwa. Hay otros dos Tatwas que sólo sabe manejar el mago. Son el Adi Tatwa y el Shamadi Tatwa.

Akasha, es la causa primaria de todo lo existente. Vayú es la causa del aire y del movimiento. Tejas es el éter del fuego animando las llamas. Prithví es el éter del elemento tierra acumulado en las rocas. Apas es el éter del agua que entró en acción antes de Prithví, pues antes de que hubiera tierra hubo agua.

Los cuatro elementos de la naturaleza: tierra, fuego, agua y aire, son una condensación de cuatro clases de éter. Estas cuatro variedades de éter están densamente pobladas por innumerables criaturas elementales de la naturaleza.

Las salamandras viven en el fuego (Tatwa Tejas). Las ondinas y las nereidas en las aguas (Tatwa Apas). Las sílfides en las nubes (Tatwa Vayú). Los gnomos y pigmeos en la tierra (Tatwa Prithví). Los cuerpos físicos de las salamandras son las plantas, hierbas y raíces de los vegetales influidos por los signos del fuego. Los cuerpos físicos de las ondinas son las plantas, hierbas y raíces de los vegetales influidos por los signos zodiacales del agua. Los cuerpos físicos de las sílfides son las plantas, hierbas y raíces de los vegetales influidos por los signos de aire. Los cuerpos físicos de los gnomos son las plantas, hierbas y raíces de los vegetales influidos por los signos zodiacales de tierra.

Cuando el Mama Miguel incendió a Dibulla, utilizó el Tatwa Tejas. El instrumento para operar con este Tatwa son los elementales de fuego (salamandras) encarnados en las plantas, árboles, hierbas y raíces de los signos de fuego.

Manipulando el poder oculto de las plantas de agua, podemos operar con Apas y desatar las tempestades o apaciguar las aguas. Manejando los elementales del aire encerrados en los vegetales de este signo (Vayú) podemos desatar o calmar los vientos y huracanes. Manejando el poder oculto de las hierbas de los signos de tierra podemos transmutar el plomo en oro, pero para ello necesitamos de Tejas también.

Las tradiciones prehistóricas de la América precolombina nos aseguran que los indios trabajaban el oro como si se tratara de blanda arcilla. Esto lo conseguían con los elementales de las plantas, cuyo elemento etérico son los Tatwas.

Los magos negros utilizan los elementales de los vegetales y los Tatwas para dañar a distancia a sus semejantes. Cuando las sílfides astrales cruzan el espacio, agitan a Vayú y Vayú mueve las masas de aire y se produce el viento. Cuando un mago agita con su poder a los elementales del fuego, éstos a su vez actúan sobre Tejas, y entonces el fuego devora lo que el mago quiere.

En el mar estallan grandes batallas entre los elementos. Las ondinas lanzan el éter de sus aguas contra las sílfides, y éstas, devuelven el ataque enviando ondas etéricas contra las ondinas. De la agitada combinación de agua y aire estalla la tempestad. El rugido del mar y el silbido del huracán son los gritos de guerra de estos elementales.

Los elementos de la naturaleza se agitan cuando los correspondientes elementales se emocionan, entusiasman o mueven intensamente. Al manipular los elementales de las plantas, nos hacemos dueños de sus Tatwas y de los poderes que ellos encierran.

El cuerpo etérico del hombre está constituido de Tatwas y sabemos que este cuerpo es la base sobre la que opera la Química orgánica. La misma ciencia oficial, en sus tratados de física, ya no puede negar que el éter penetra todos los elementos físicos.

Dañando el cuerpo etérico, se daña matemáticamente el cuerpo físico. Utilizando los elementales vegetales y las ondas etéricas, pueden causar daño a distancia al cuerpo etérico entidades perversas. Las consecuencias son muy graves.

Los médicos magos de la raza india del Departamento de Bolívar (Colombia), prueban entre sí su ciencia y poder con el elemental del árbol Guácimo, en la siguiente forma: Hacen un círculo alrededor del Guácimo, lo bendicen, lo veneran y le ruegan el servicio de atacar al médico rival. Después de éste ritual, con un cuchillo nuevo levantan varios centímetros de la cáscara del árbol y colocan debajo un pedazo de carne de res ( Bofe). Luego ordenan al elemental del árbol atacar a su enemigo. El rival hace lo mismo utilizando otro árbol de Guácimo. De esta manera, trábase una lucha terrible entre los elementales de estos árboles, hasta que uno de los médicos muera.

El elemental del Guácimo es un genio de fuego, que se lanza impetuoso contra la víctima. Visto clarividentemente, este elemental usa capa hasta los pies y está dotado de grandes poderes.

Los magos negros practican cierto rito con el árbol Almácigo (que yo naturalmente guardo en secreto para no darles armas a los malvados), logrando por este medio herir o matar a distancia a las personas que desean hacer daño. Para curar a un enfermo atacado por este procedimiento, el mago blanco emplea otro Almácigo. Lo primero que hace es dibujar la figura del enfermo en el tronco: hacer un círculo mágico alrededor del árbol y ordenar al elemental curar al enfermo. A medida que la incisión hecha en el árbol va sanando, también va sintiendo mejoría el enfermo; y cuando desaparece la cicatriz del tronco la curación completa se ha verificado.

Aquí ocurren dos fenómenos: El de la transmisión de la vida (Mumia), porque la vida del elemental del árbol cura al enfermo; y el de la trasplantación de las enfermedades, porque la enfermedad se transmite al vegetal agresivo y al mago negro, que van enfermando a medida que se cura el paciente. Con este procedimiento del Almácigo se pueden curar a distancia muchas enfermedades.

Hay hechiceros que se valen de ciertas plantas, en mezcla con los alimentos, para llenar el organismo de sus víctimas de mortíferos gusanos, que han de producir la enfermedad y la muerte.

Otros inoculan blenorragia artificial o dan a beber sustancias animales peligrosas para producir determinados efectos. En otra parte de este libro, el lector podrá informarse detenidamente de estas cosas.

Los magos negros saben inyectar sustancias venenosas en el cuerpo Astral de sus víctimas, las cuales enferman inevitablemente. El cuerpo Astral es un organismo material un poco menos denso que el físico. Los maestros dan un vomitivo al cuerpo Astral del enfermo, en esos casos, para que arroje las sustancias inyectadas.

Los otros cuerpos internos también son materiales, y como tales, tienen sus enfermedades, sus medicinas y sus médicos. No son raras en el templo de Alden las operaciones quirúrgicas. Un grave daño en el cuerpo mental, al transmitirse reflejamente en el cerebro físico, produce la locura. La desconexión entre el cuerpo Astral y el Mental, ocasiona locura furiosa. Si no hay ajuste entre el Astral y el etérico, necesariamente, resulta el idiota o cretino.

En el templo de Alden, en donde moran los grandes Maestros de la Medicina: Hipócrates, Paracelso, Galeno, Hermes y otros, hay un laboratorio de alquimia de alta trascendencia. Este templo está en el Astral, en las entrañas vivas de la gran Naturaleza.

Los cuerpos internos comen, beben, asimilan, digieren y excretan, exactamente lo mismo que el organismo físico, pues son cuerpos materiales en diverso grado de sutilidad solamente. En toda sensación y reacción, estos cuerpos utilizan los Tatwas. Los Tatwas son la base fundamental de todo lo existente, y de la misma manera pueden ser vehículos de amor o de odio.

Lamento tener que disentir de la opinión del Maestro Huiracocha sobre el horario Tátwico. En su Tatwametro dice él, que cada Tatwa vibra durante 24 minutos cada dos horas, en el siguiente orden: Akasha, Vayú, Tejas, Prithví, Apas. Asegura Huiracocha que esta vibración de los Tatwas se inicia diariamente con la salida del sol. Esto está en desacuerdo con los hechos y las observaciones. El mejor horario tátwico es el de la Naturaleza.

Cuando el tiempo está frío, húmedo y lluvioso, encapotado el cielo de densos nubarrones, quiere decir que su causa radica en el éter mismo del agua (Apas). Cuando esto ocurre, las ondas etéricas del agua están sometidas a una fuerte vibración cósmica que coincide generalmente con una posición de la luna. En horas o días de huracanes y brisa, podemos asegurar que las ondas etéricas del aire (Vayú) están en agitación y vibración. Tardes llenas de sol, nos hablan claramente que el éter del fuego (Tejas) está vibrando intensamente. Tiempo seco, bochornoso, nos traduce vibraciones de Akasha. Horas llenas de alegría, plenas de luz las produce Prithví.

El mejor horario Tátwico, es el de la Naturaleza. Cuando se agitan las ondas del fuego, la creación se inunda de luz y calor. Si el éter acuoso vibra, se mueven las aguas y todo se humedece. Cuando las ondas etéricas del elemento tierra, bullen y vibran, se alegra la Naturaleza entera.

Las estaciones de verano se pueden determinar al principiar cada año. La tradición de las cabañuelas es muy antigua pero ya se tiene olvidada y desfigurada. Se toma en la noche del primero de Enero, 12 terrones secos de Sal de Piedra. Se separan en dos grupos de seis, y se asigna a cada terrón un mes del año. Al día siguiente se observan los terrones: los secos serán los de verano y los húmedos serán meses de invierno.

Tanto los magos negros como los blancos, utilizan para sus respectivos fines los Tatwas de la Naturaleza. Hay ciertos extractos Tátwicos que el mago blanco aprovecha para "cerrarse". Para defenderse de las potencias del mal, cierra su atmósfera atómica y entonces ninguna influencia maligna, ni veneno mágico, ni trabajo de hechicería podrán afectarlo ni dañarlo.

En el departamento de Magdalena (Colombia) existe un árbol llamado Tomasuco, que lo usan para cerrarse. Esta operación la empiezan a las doce del día de un Viernes Santo. Trazan un círculo alrededor del árbol, bendícenlo y ruegan al elemental que con sus átomos protectores cierre la atmósfera personal, creando una muralla protectora que los defienda de los poderes tenebrosos. Hecha la petición, se acercan al árbol, caminando de sur a norte, y con un cuchillo nuevo cortan una de las venas del árbol y se bañan el cuerpo desnudo con el líquido.

De este líquido que es muy amargo, se toman tres copas. Este extractoTátwico nos protege de muchos males. A quienes se han cerrado de este modo, no podrán dañarlo ni los venenos ni los hechizos. Si tuviere a la mano algún líquido o sustancia venenosa, sentirá un choque nervioso. El genio del árbol girará alrededor del mago blanco impidiendo la entrada a las potencias del mal.

En un festín, el Maestro Zanoni bebió vino envenenado y levantando la copa dijo: "Brindo por ti Príncipe, aun cuando sea con esta copa", el veneno no le causaba daño al Maestro. También la historia cuenta que Rasputín bebió vino envenenado delante de sus enemigos y se rió de ellos.

Samael Aun Weor

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