Magia de los campos
Existen en campos, montañas y aldeas, ciertas oraciones mágicas demasiado simples, pero de terrible poder. Muchas veces hubimos de sorprendernos, sobre hechos mágicos extraordinarios.
Cuando investigamos, descubrimos las fórmulas de tales hechos mágicos. Dichas fórmulas se destacan por su simplicidad. Obviamente quienes usan tales fórmulas son gentes extraordinariamente sencillas y llenas de terrible y espantosa fe.
Alguna vez, no importa cuando, cierto trabajador del Sumum Supremum Sanctuarium de la Sierra Nevada, fue herido gravemente en un pie. De inmediato y lleno de fe, le recité una oración mágica que le detuvo instantáneamente la hemorragia que le salía de la herida.
La oración fue la siguiente: "Con la Sangre de Adan, nació la muerte, con la Sangre de Cristo nació la vida. ¡Oh! Sangre detente". Las gentes muy civilizadas que siempre se ríen de la magia de los campos, suelen pasar a veces por sorpresas muy terribles.
Supe el caso de un nahual que sabía transportarse a remotas distancias en estado de Jinas por entre la cuarta dimensión.
La fórmula era demasiado simple: El hombre aquel, lleno de fe y sin admitir un átomo de duda en su mente, caminaba sobre pies y manos imitando con su imaginación y su voluntad, a una mula y luego, dando vueltas a todo el patio de su casa, recitaba la siguiente oración mágica: Por aquí pasó la mula coja, por aquí pasó, por aquí, por aquí.
El Nahual aquel se creía mula, no dudaba de eso, se embriagaba con esa imagen recitando su oración. Indudablemente llegaba el instante en que se sumergía dentro de la cuarta vertical, que tomara tal forma animalesca, no es nada raro entre los Nahuales y aunque los científicos modernos negasen hechos mágicos de esa clase, de todas maneras no por ello los Nahuales y el Nahualismo dejarían de existir.
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