Regente planetario del día
Recitado el exorcismo del día, el invocador ubicado en el centro del círculo, se debe sumergir en profunda meditación suplicando al Regente planetario del día, le envíe alguno de sus Santos Ángeles.
Orando, meditando y hasta llorando, hay que pedir, clamar, rogar, la Fe debe ser intensiva y la súplica terrible. El Ángel puede hacerse visible en el mundo físico, si no existe en el invocador ni siquiera un átomo de duda.
Cualquier simple átomo de duda, hace imposible el fenómeno mágico de la materialización de algún Ángel. La petición debe formularse con claridad y muchísima humildad.
Antes de hacer tal invocación, se debe hacer un ayuno de nueve días. Durante el ayuno se debe beber agua pura con miel de abeja y limón. La invocación se hará en el noveno día del ayuno.
El agua pura endulzada con miel de abeja y algunas gotas de limón, hace posible el ayuno.
Los Ángeles auxilian de acuerdo con la Ley y hasta donde ésta lo permita. El auxilio que los Ángeles nos brindan, se procesa de acuerdo con la Ley y nunca de acuerdo con nuestros caprichos meramente personales.
Cuando no se nos concede algo, es porque debemos pagar lo que debemos y entonces en vez de protestar, debemos inclinarnos humildemente ante el veredicto de la Ley.
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