Etapas en la meditación
La Primera Etapa: Lo primero que experimenta el meditador es la aparición continua de pensamientos que distraen. El meditador se encuentra con que su mente es tan ingobernable que ni siquiera por un breve periodo de tiempo puede controlarla.
Los pensamientos casuales se presentan unos tras otros, como una catarata, sin parar ni un segundo.
El principiante se encuentra con que los pensamientos divergentes son aún más fuertes que antes: en vez de disminuirlos, la meditación parece haberlos multiplicado. Muchos principiantes quedan confundidos y decepcionados por esta experiencia inicial.
Su frustración los lleva a dudar de la eficacia de la práctica de la meditación y de la posibilidad de obtener alguna vez el Shamadhi. Algunos cambian entonces técnicas de meditación y terminan perdiendo la fe completamente y abandonando toda práctica.
La verdad es que los pensamientos casuales nunca aumentan por obra de la meditación; la meditación nos vuelve más conscientes de ellos.
La Segunda Etapa: Si el yogui no presta atención a la dificultad de controlar sus pensamientos errantes, y persiste en la meditación, gradualmente notará que hay una disminución de la corriente mental, y que le resulta más fácil el control de ésta.
Al principio, los pensamientos casuales irrumpen con ímpetu, pero después la corriente mental empieza a moverse lentamente, como ondas ligeras en un río ancho y tranquilo: Al llegar a este punto, el yogui tendrá probablemente muchas experiencias excepcionales: verá extrañas visiones, oirá sonidos celestiales, olerá fragancias maravillosas y cosas de este estilo.
La mayoría de estas visiones son producidas por el prana, que estimula los distintos centros nerviosos. Muchas de ellas tienen un carácter engañoso.
Si el yogui persevera en la meditación interna, si es constante, tenaz, infinitamente paciente, después de cierto tiempo, aparecen las primeras percepciones clarividentes. Al principio. sólo puntos luminosos, luego aparecen rostros, cuadros de la naturaleza, objetos como en sueños, en aquellos instantes de transición que existe entre la vigilia y el sueño.
Las primeras percepciones clarividentes levantan el entusiasmo del discípulo. Estas percepciones internas le están demostrando que sus poderes internos están entrando en actividad. Es urgente que el estudiante no se canse. Se necesita muchísima paciencia. El desarrollo de los poderes internos es algo muy difícil. Realmente, son muchos los estudiantes que comienzan, pero muy pocos aquéllos que tienen la paciencia del santo Job.
Los impacientes no logran dar un solo paso en el sendero de la realización. Esta clase de prácticas esotéricas son para gente muy tenaz y paciente.
La Tercera Etapa: De este modo, si el yogui no presta atención a pensamientos errantes. incomodidades físicas, visiones engañosas y otras formas negativas, y persiste en su meditación, eventualmente logrará la realización deseada.
Sólo cuando la mente está natural y espontáneamente quieta, solo cuando la mente se encuentra en delicioso silencio, viene la irrupción del Vacío Iluminador.
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