La falsa personalidad

Personalidad egoicaLa FALSA PERSONALIDAD, por ejemplo, es óbice para la verdadera Felicidad; todo ser humano tiene una Falsa Personalidad que está formada por el engreimiento, por la vanidad, por el orgullo, por el temor, por el egoísmo, por la ira, por la autoimportancia, por el autosentimentalismo, etc…

La Falsa Personalidad es verdaderamente problemática, porque está dominada por ese tipo de Yoes que he enumerado; mientras uno posea la Falsa Personalidad, en modo alguno habrá de conocer la Real Felicidad, ¿cómo la conocería? Si uno quiere ser feliz, y todos tenemos derecho a la Felicidad, tiene que empezar por eliminar la Falsa Personalidad; pero para poder eliminar la Falsa Personalidad, tiene uno que eliminar los Yoes que la caracterizan (los que he enumerado).

Eliminados esos Yoes, entonces todo cambia: Se crea en nuestra Conciencia un CENTRO DE GRAVEDAD continuo, y deviene un estado de Felicidad extraordinaria.

Pero mientras exista la Falsa Personalidad, la Felicidad no es posible. Debemos tener en cuenta todo eso, si es que realmente nosotros anhelamos, algún día, ser felices. Incuestionablemente, lo más importante en la vida práctica, viene a ser, precisamente, fabricar, o digo yo, cristalizar, en la humana Personalidad, eso que se denomina ALMA.

¿Qué es lo que se entiende por Alma? Todo ese conjunto de PODERES, FUERZAS, VIRTUDES, FACULTADES, etc., del Ser.

Si uno elimina, por ejemplo, el defecto o el Yo de la ira, en su reemplazo cristalizará, en nuestra humana persona, la Virtud de la SERENIDAD; si uno elimina el Defecto del egoísmo, en su reemplazo cristalizará en nuestra humana persona la Virtud maravillosa del ALTRUISMO; si uno elimina el Defecto de la lujuria, en su reemplazo cristalizará en nuestra Alma la Virtud extraordinaria de la CASTIDAD; si uno elimina de su naturaleza el odio, en su reemplazo cristalizará en nuestra Personalidad el AMOR; si uno elimina de la Personalidad el defecto, por ejemplo, de la envidia, en su reemplazo cristalizará, en la humana persona, la alegría por el bien ajeno, la FILANTROPÍA, etc.

Así que es necesario comprender la necesidad de eliminar los elementos indeseables de nuestra psiquis, para cristalizar en nuestra humana persona eso que se llama Alma. Sin embargo, he de decir que no todo es intelecto; el intelecto es útil cuando está al servicio del Espíritu, pero no todo es intelecto. Incuestionablemente, debemos pasar por grandes crisis emocionales, si es que queremos nosotros cristalizar Alma en sí mismos.

SI EL AGUA NO HIERVE A CIEN GRADOSno cristaliza lo que hay que cristalizar y no se elimina lo que se debe eliminar; así también, si no pasamos previamente, por graves crisis emocionales, no cristalizará en nosotros eso que se llama “Alma”, no se eliminará en nosotros eso que se debe eliminar. Entonces, así es, así ha sido siempre; cuando el Alma cristaliza completamente en uno, hasta el mismo cuerpo físico se convierte en Alma. Jesús de Nazareth, el Gran Kabir, habló claro sobre eso, dijo: “EN PACIENCIA POSEERÉIS VUESTRAS ALMAS”. Las gentes no poseen su Alma, el Alma les posee; el Alma de cada persona sufre, cargado con un fardo abrumador.

Poseer Alma es algo muy difícil, escrito está en paciencia poseeréis vuestras Almas… Hay Yoes muy difíciles de eliminar, defectos terribles, Yoes que están en relación con la LEY DEL KARMA; cuando se llega a eso, parece como si nos detuviéramos en el avance, obviamente que sí. Mas con infinita paciencia, al fin se consigue la eliminación de esos Yoes. La PACIENCIA y la SERENIDAD son Facultades extraordinarias o Virtudes magníficas, necesarias para avanzar por este camino de la Transformación Radical. En mi libro “Las Tres Montañas”, hablo precisamente sobre la cuestión de la Paciencia y de la Serenidad…

Un día, estando en un Monasterio, aguardábamos un grupo de hermanos, impacientemente, al Abad, al Hierofante; mas éste tardaba, y pasaban las horas y éste tardaba, todos estaban preocupados… Habían allí algunos Maestros muy respetabilísimos, pero llenos de impaciencia. Se paseaban, pues, dentro del salón, iban y venían, se halaban el cabello, se rascaban la cabeza, halaban las barbas, impacientes; yo permanecía sereno, pacientemente aguardaba; únicamente me causaban curiosidad estos hermanitos impacientes; permanecía tranquilo…

Al fin, después de varias horas se presentó el Maestro y dirigiéndose a todos les dijo: A ustedes les faltan dos Virtudes que este hermano tiene y me señaló a mí. Luego dirigiéndose a mí me dijo: Dígales usted, hermano, cuáles son esas dos Virtudes. Entonces yo me puse de pie y dije:  HAY QUE SABER SER PACIENTES, HAY QUE SABER SER SERENOS… Todos quedaron perplejos; enseguida el Maestro trajo una naranja (que es símbolo de Esperanza) y me la entregó, aprobándome; quedé aprobado para entrar en la Segunda Montaña, que es la de la Resurrección; los otros, los impacientes, quedaron aplazados.

Se me citó después en otro Monasterio para firmar algunos papeles que tenía que firmar, y así lo hice; más tarde concurrí a ese Monasterio, firmé los papeles y se me entregaron ciertas instrucciones esotéricas, y se me admitió pues en los estudios de la Segunda Montaña; y aquellos compañeros, a estas horas, todavía están luchando por lograr la Paciencia y la Serenidad, pues no la tienen… Vean ustedes lo importante que es ser paciente, ser sereno. Así, cuando uno está trabajando en la disolución de un Yo, y por nada de la vida consigue disolverlo porque se ha vuelto muy difícil (pues hay Yoes así, que se relacionan con el karma), no le queda a uno más remedio que multiplicar la Paciencia y la Serenidad, hasta triunfar.

Pero muchos son impacientes, quieren eliminar tal o cual Yo, ya, de inmediato, sin PAGAR EL “PRECIO” correspondiente, y eso es absurdo. En el trabajo sobre uno mismo, se necesita multiplicar la Paciencia hasta el infinito y la Serenidad hasta el colmo de los colmos; quien no sabe tener Paciencia, quien no sabe ser sereno, fracasa en el Camino Esotérico. Obsérvensen ustedes en la vida práctica: ¿Son impacientes? Obsérvensen, ¿Saben permanecer serenos en el momento preciso?

Si no tiene esas dos preciosas Virtudes, pues hay que trabajar para conseguirlas. ¿Cómo? Eliminando los Yoes de la impaciencia, eliminando, pues, los Yoes de la falta de serenidad, del enojo (los Yoes del enojo que son los que no permiten la serenidad). ¿Qué es lo que buscamos a la larga nosotros con todo esto? Cambiar, pero CAMBIAR TOTALMENTE, porque así como estamos, incuestionablemente, lo único que hacemos es sufrir, amargarnos la vida.

Cualquiera puede hacernos sufrir a nosotros, basta con que nos toquen una fibra del corazón para que ya estemos sufriendo. Si nos dicen una palabra dura, sufrimos; si nos dan unas palmaditas en el hombro y unas palabras dulces, nos alegramos; así somos de débiles: Nuestros procesos psicológicos no dependen ya… Mejor dicho, no tenemos nosotros poder sobre nuestros procesos psicológicos, cualquiera puede manejarnos nuestra psiquis.

¿Quieren ver ustedes a una persona enojada? Díganle una palabra dura y la verán enojada; y si quieren verla contenta, denle una palmadita en un hombro, díganle unas palabras dulces y ya cambia, ya está contenta. ¡Qué fácil!, ¿no? Cualquiera juega con la psiquis de los demás; ¡qué débiles son estas criaturas! Se trata, pues de cambiar, de que todo esto que tenemos nosotros de débiles sea eliminado; hasta nuestra misma “IDENTIDAD PERSONAL” debe perderse para nosotros mismos.

Esto quiere decir, que el cambio debe ser tan radical, que hasta nuestra misma Identidad Personal (“yo soy fulano de tal”, etc.) debe perderse para sí mismos; llegará el día en que no encontraremos nuestra misma Identidad Personal; si se trata de convertirnos en algo distinto, en algo diferente, obviamente, hasta la misma Identidad Personal debe perderse. Necesitamos convertirnos en criaturas distintas, en criaturas felices, en seres dichosos; tenemos derecho a la Felicidad, pero si no nos esforzamos, pues, ¿cómo vamos a cambiar, de qué manera? He ahí lo grave.

Lo más importante es NO IDENTIFICARNOS con las circunstancias de la existencia. La vida es como una película, y es de hecho una película que tiene un principio y tiene un fin; distintas escenas van pasando por la pantalla de la Mente, y el error más grave de nosotros consiste en identificarnos con esas escenas. ¿Por qué? Porque pasan, sencillamente porque pasan; son escenas de una gran película, y al fin pasan… Afortunadamente, en el camino de mi vida, senté como lema, siempre eso: NO IDENTIFICARSE UNO CON LAS CIRCUNSTANCIAS DIFERENTES DE LA VIDA…

Samael Aun Weor

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