Los celos
Los jóvenes deben casarse y saber formar su hogar. No debemos olvidar que el monstruo de los celos destruye los hogares.
Salomón dijo: Los celos son crueles como la tumba; sus brasas son brasas de fuego. La raza de los ANIMALES INTELECTUALES es celosa como los perros. Los celos son totalmente ANIMALES.
El hombre que cela a una mujer no sabe con quien cuenta. Mejor es no celarla para saber qué clase de mujer tenemos. El venenoso griterío de una mujer celosa resulta más mortífero que los colmillos de un perro rabioso.
Es falso decir que donde hay celos hay amor. Los celos jamás nacen del amor, el amor y los celos son incompatibles. El origen de los celos se encuentra en el temor.
El YO justifica los celos con razones de muchas especies. El YO teme perder el ser amado. Quien quiera de Verdad disolver el YO debe siempre estar dispuesto a perder lo más amado. En la práctica hemos podido evidenciar después de muchos años de observación, que todo solterón libertino se convierte en marido celoso.
Todo hombre ha sido terriblemente fornicario. El hombre y la mujer deben estar unidos en forma voluntaria y por amor, mas no por temor y celos.
Ante la GRAN LEY el hombre debe responder por su conducta y la mujer por la suya. El marido no puede responder por la conducta de la mujer ni la mujer puede responder por la conducta de su marido. Responda cada cual por su propia conducta y disuélvanse los celos.
Samael Aun Weor Capítulo 26º La Juventud. Educación Fundamental
Añadir un comentario