La mitomanía
No está de más enfatizar algo muy penoso que hemos podido verificar a través de muchísimos años de constante observación y experiencia.
Quiero referirme sin ambages a la MITOMANIA, tendencia muy marcada entre gentes afiliadas a diversas escuelas de tipo metafísico.
Sujetos aparentemente muy sencillos, de la noche a la mañana y después de unas cuantas alucinaciones, se convierten en mitómanos. Incuestionablemente, tales gentes de psiquis subjetiva casi siempre logran sorprender a muchos incautos, que de hecho se hacen sus seguidores.
El mitómano es como un paredón sin cimientos: basta un leve empujón para convertirlo en menudo sedimento. El mitómano cree que esto del ocultismo es como "soplar y hacer botellas" y de un momento a otro se declara "Mahatma", "Maestro Resurrecto", "Hierofante", etc.
El mitómano tiene por lo común señuelos imposibles, sufre invariablemente de eso que se llama "delirios de grandeza"; esta clase de personajes suelen presentarse como re-encarnaciones de Maestros o de héroes fabulosos, legendarios, ficticios.
Centros egoicos de la subconsciencia animalesca, que en las relaciones de intercambio siguen a determinados grupos mentales, pueden provocar mediante asociaciones y reflejos fantásticos algo así como "espíritus", que casi invariablemente son sólo personificaciones del propio "Yo" pluralizado. No es pues extraño que cualquier "agregado psíquico" asuma una forma "jesu-cristiana" para dictar falsos oráculos.
Cualquiera de esas tantas entidades que en su conjunto constituyen eso que se llama Ego, puede si así lo quiere tomar forma de Mahatma o Gurú y entonces el soñador, al volver al estado de vigilia, dirá de sí mismo:"¡Estoy Auto-Realizado, soy un Maestro!"
Se debe observar, al respecto, que de todos modos, en el subconsciente humano (de toda persona), se halla latente la tendencia a la toma de partido, a la personificación. Este es pues el motivo por el cual muchos Gurujis asiáticos, antes de iniciar a sus discípulos en el Magismo Trascendental, les previenen contra toda forma de auto-engaño...
Los soñadores, los dormidos que suponen estar despiertos, no solamente se dañan a sí mismos, sino que también causan graves daños a sus semejantes. Yo creo que el equivocado sincero, el dormido que sueña estar despierto, el mitómano que a sí mismo se califica de Iluminado, en verdad puede y suele hacer a la Humanidad muchísimo más daño que aquél que jamás en la vida ha ingresado a nuestros estudios.
Estamos hablando en un lenguaje muy duro; empero podéis estar seguro, querido lector, que muchos dormidos-alucinados al leer estas líneas, en vez de detenerse un momento para reflexionar, corregir y rectificar, buscarán sólo la forma de apropiarse de mis palabras con el evidente propósito de documentar sus locuras.
Para desgracia de este pobre hormiguero humano, las pobres gentes tienen dentro de sí un pésimo "secretario" que mal interpreta las enseñanzas gnósticas (quiero referirme al Yo pluralizado, al mí mismo). Lo más cómico de Mefistófeles es la forma como se disfraza de santo; es claro que al Ego le place que lo pongan sobre los Altares y que lo adoren.
Resulta patético, evidente, comprender a fondo que mientras la conciencia continúe embotellada entre el Yo pluralizado, no solamente dormirá, sino lo que es peor: tendrá algunas veces el mal gusto de soñar que está despierta.
El peor género de locura resulta de la combinación de la mitomanía con las alucinaciones. El tipo mitómano es aquél que presume de Dios, que se siente super-trascendido, que desea que todo el mundo lo adore.
Esta clase de sujetos, al estudiar este capítulo, le acomodarán a otros mis palabras y pensarán que ya disolvieron el Yo, aunque lo tengan más robusto que un gorila.
Cuando un mitómano-dormido trabaja en la FORJA DE LOS CICLOPES, podéis estar seguros que muy pronto abandonará el trabajo diciendo: ¡Yo ya logré el NACIMIENTO SEGUNDO, yo estoy liberado, he renunciado al Nirvana por amor a la Humanidad, soy un Dios!.
Resulta espantoso ver a los mitómanos, a los dormidos-alucinados profetizando locuras, calumniando al prójimo, calificando a otros de Magos Negros, etc. ¡Eso es espantoso: diablos juzgando a diablos! No quieren darse cuenta todos esos dechados de perfección que en el mundo doloroso en que vivimos, casi resulta imposible encontrar alguna vez un santo.
Todo el mundo es más o menos negro; de ninguna manera se puede ser blanco mientras el Demonio, el Yo pluralizado esté metido dentro del cuerpo. Eso de andar diciendo por allí que fulano de tal está caído, es ciertamente una broma de muy mal gusto, porque en este mundo toda la gente está caída; eso de calumniar al prójimo y destruir hogares con falsas profecías, es propio de alucinados, de gentes que sueñan que están despiertas.
Si alguien de verdad quiere auto-despertarse, que entonces se resuelva a MORIR de momento en momento, que practique la meditación de fondo, que se libere de la mente...
Aquí, a esta Sede Patriarcal del Movimiento Gnóstico, constantemente me llegan cartas de muchos dormidos que dicen: Mi mujer, o fulano o sutano, etc., está muy evolucionada, es un alma demasiado vieja, etc.
Esos pobres dormidos que así hablan, piensan que el tiempo y la Evolución pueden despertarlos, Auto-Realizarlos, llevarlos a la Liberación; no quieren comprender esas personas que la Evolución y su hermana gemela, la Involución, son exclusivamente dos leyes mecánicas de la Naturaleza que trabajan en forma coordinada y armoniosa en todo lo creado.
Cuando uno despierta Conciencia, comprende la necesidad de emanciparse de esas dos leyes y de meterse por la senda de la Revolución. ¡Queremos gentes despiertas, firmes, revolucionarias; de ninguna manera aceptamos frases incoherentes, vagas, imprecisas, insípidas, sinsabores e inodoras!
Debemos vivir alertas y vigilantes, como el vigía en época de guerra; queremos gentes que trabajen con los tres factores de la Revolución de la Consciencia, lamentamos tantos casos de sinceros equivocados y dormidos que sólo trabajan con un factor, muchas veces mal usado, desgraciadamente...
Necesitamos comprender lo que somos: pobres animales dormidos, máquinas controladas por el Ego...
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