Todo pasa
Me viene a la memoria, dijéramos, casos de la niñez: Como quiera que mis padres terrenales se habían divorciado, nos tocaba a nosotros los hermanos de una gran familia, sufrir. Habíamos quedado nosotros con el jefe de la familia y se nos prohibía visitar, pues, a la jefa, o sea, a nuestra madre terrenal; sin embargo, nosotros no éramos así, tan ingratos, como para poder olvidar la jefa.
Me escapaba siempre de casa con un hermanito menor que me seguía, íbamos a visitarla y luego regresábamos a casa, a donde el jefe, mas mi hermanito sufría mucho, pues al regreso se cansaba porque era muy pequeño, y yo tenía que llevarlo entonces sobre mis espaldas ¡qué tan pequeño estaría!, y lloraba aquél amargamente y decía:
Ahora, al regresar a casa, el jefe nos va a dar de azotes y de palos.
Yo le respondía diciéndole: Pequeño, ¿por qué lloras? TODO PASA, acuérdate que todo pasa…
Cuando llegábamos a casa, ciertamente nos aguardaba el jefe, lleno de grande ira, y nos daba de latigazos. Posteriormente, por cierto, que nos internábamos en nuestra recámara a dormir; pero ya al acostarnos, le decía yo a mi hermano: ¿Te fijas? Ya pasó; ¿Te convenciste de que todo pasa? Eso ya pasó; todo pasa…
Un día de esos tantos, nuestro jefe alcanzó a oír cuando yo le decía a mi hermano: Todo pasa, eso ya pasó y claro mi jefe, dijéramos, que era bastante iracundo, empuñó de nuevo el látigo terrible que traía, y penetró en la recámara ante de nosotros diciendo: ¿Con que todo pasa? ¡Sinvergüenzas!... Y luego otra azotaina más terrible nos dio, retirándose después (al parecer muy tranquilo por habernos azotado). Ya que él se retiró, un poquito más quedito le dije a mi hermano: ¿Te fijas?, eso también ya pasó…
Es decir, nunca me identificaba con esas escenas; y tomé como lema en la vida jamás identificarme con las circunstancias, con los eventos, con los acontecimientos, pues, se que esas escenas van pasando. Tanto que uno se preocupa porque tiene un problemazo, que no halla como resolver, y después ya pasa y viene otra escena completamente distinta; entonces, ¿para qué se preocupó si tenía que pasar? ¿con qué objeto se preocupó?
Cuando uno se identifica con los distintos eventos de la vida, comete muchos errores. Si uno se identifica con una copa de licor que le están ofreciendo un grupo de amigos briagos, pues resulta borracho; y si uno se identifica con una persona del sexo opuesto en un momento dado, resulta fornicando, y si uno se identifica con un insultador que lo está hiriendo a uno con la palabra, resulta uno también insultado…
¿A ustedes les parece cuerdo que nosotros, que somos gentes, aparentemente serias, resultemos insultando? ¿Ustedes creen que eso estaría bien? Si uno se identifica con una escena, por ejemplo, de aquello del sentimentalismo llorón, donde todos están llorando amargamente, pues, uno también resulta con su buen montón lágrimas. ¿Ustedes creen que eso está correcto, que otros nos pongan a llorar así, porque les dio su gana?
Esto que estoy diciéndoles a ustedes es indispensable, si es que ustedes quieren Autodescubrirse; es indispensable porque si uno se identifica completamente con una escena, quiere decir que SE HA OLVIDADO DE SÍ MISMO, se ha olvidado del trabajo que está haciendo, entonces está perdiendo el tiempo totalmente… Las gentes se olvidan de sí mismas completamente, se olvidan de su propio Ser Interior Profundo, porque se identifican con las circunstancias. Normalmente las gentes andan dormidas por eso: Porque están identificadas con las circunstancias que les rodean, y cada cual tiene su “CANCIONCITA PSICOLÓGICA”, como decía por allí, en mi libro “Psicología Revolucionaria”…
De pronto encuentra uno a alguien que le dice: “Yo, en la vida, tuve que hacer esto, y esto, y esto; me robaron, fui un hombre rico, tuve dinero, me estafaron; un fulano de tal fue el malvado que me estafó”, total: su Canción Psicológica… Diez años, se encuentra uno a ese mismo sujeto, y vuelve a contar su misma “canción”; veinte años, se lo encuentra y vuelve a narrarle su misma Canción Psicológica, ésa es su Canción Psicológica. Quedó identificado con ese evento para el resto de su vida.
En esas circunstancias, ¿cómo va uno a disolver el Ego, De qué manera? Si lo está fortificando. Al identificarse así, lo fortifica, fortifica a los Yoes. Si uno se identifica con una trifulca, resulta uno también dando puñetazos. Me viene a la memoria el caso por ahí de un boxeo, de un campeón peleando contra otro (en los Estados Unidos), y al final todos los espectadores terminaron dándose golpes unos contra otros, perfectamente locos; todos dándose de puñetazos, unos contra otros, todos resultaron boxeadores…
Observen ustedes lo que es la identificación. He visto de pronto a una dama, viendo una película donde los actores lloran (bueno, lloran fingiendo, claro está), pero aquella dama que está contemplando la película, resulta llorando también, terriblemente, con un estado de angustia espantosa. Vean ustedes lo que es la identificación: ¿Qué ha hecho esa pobre mujer que se ha identificado con esa película? Se ha creado al héroe de la película o a la heroína. Un nuevo Yo que ha creado dentro de sí misma; y ese nuevo Yo le ha robado parte de su Conciencia.
De manera que ahora esa persona, si estaba dormida, ahora sigue más dormida. ¿Por qué? Por la identificación, eso es obvio. En cierta ocasión se me ocurrió ir a un cine, hace muchísimos años. La película pues estaba muy romántica; allí aparecía un par de enamorados que se querían y se adoraban y no se qué… Bueno, y yo muy interesado en ver al par de enamorados: Esas poses, esas palabras; qué miradas, qué cosas, y yo encantado mirándolos, mirándolos… Al fin terminó la tal película esa, y muy tranquilo me fui para la casa.
Ya estando en casa sentí sueño y me acosté y entonces esa noche fui a dar al Mundo de la Mente; allí me encontré una mujer como aquella que yo había admirado en la película; ¡estaba hasta guapita! Estaba frente a mí tal mujer. Me senté con ella en una mesa para tomar algunos refrescos, y entonces vinieron las dulces palabras, muy semejantes a las de la película por cierto. Conclusión: no llegué hasta la Cópula Química ni nada por el estilo, pero no faltaron los besos, los abrazos, las caricias, las ternuras, y cincuenta mil cosas por el estilo…
Les estoy narrando esta historia sucedida hace veinte años; no es de ahora, porque ahora no voy a los cines, pero en aquella época sí iba a algún cine; me parecía que era una diversión muy sana (así creía yo). Ya al llegar al Mundo Astral, me encontré dentro de un gran Templo, y pude verificar que un Maestro me había estado analizando; claro, en mi interior me dije: “¡Metí la pata!”. Me retiré unos cuantos pasos, para aguardar o ver que sucedía, y de pronto el Maestro aquel me envía un papel con el Guardián del Templo. El Guardián me lo entregó; leí el papel que decía: “Retírese usted inmediatamente de este Templo, pero con INRI” (con “INRI” es conservando el Fuego, puesto que no había propiamente fornicado, no pasaba de las ternuras). Total que entonces dije yo: “Ni modo, esto está muy grave”…
Muy despacio salí, avancé por el corredor de la nave central, y antes de salir fuera del Templo, en un reclinatorio me arrodillé humildemente, pidiendo compasión, pidiendo que tuvieran un poquito de piedad con mi insignificante persona, que sí había estado “metiendo la pata”… Así estaba yo, en mis plegarias y oraciones, cuando de pronto viene el Guardián nuevamente hacia mí, y me dice, ya en forma más terrible: ¡Se le ha ordenado a usted que se retire! Cuando le dije que quería yo hablar con el Maestro para exponerle mis razones, entonces me respondió:
El Maestro ahora está ocupado; está examinando otras EFIGIES del Mundo Mental… Allí fue cuando vine a darme cuenta que con lo que yo había estado, era una EFIGIE MENTAL creada por mí mismo; la había creado en pleno cine; esa Efigie había tomado vida propia en el Mundo Mental, era una mujer exactamente igual a la actriz que había visto en la película. Total, en mi pobre Mente la había reproducido, y ahora en el Mundo de la Mente, me había encontrado cara a cara con tal Efigie creada por mí mismo…
El Maestro continuaba examinando otras Efigies de otros Iniciados; no me quedó más remedio que salir del Templo. Volví a mi cuerpo físico; durante todo el día siguiente estuve muy triste, lamentando haber ido al cine. “¡Qué metida de pata! dije, no he debido haber ido; vean a lo que fui yo: ¡a crear una Efigie Mental!”. Pedí perdón cincuenta millones de veces al Cristo, al Cristo Íntimo; porque dije: “Él es el único que podrá perdonarme este metidón de pata”…
A la noche siguiente pedí de todo corazón que ME REPITIERAN LA PRUEBA, que me sentía capaz de salir victorioso; no más ternuras ni más caricias para esa Efigie Mental, etc. Y ciertamente, me concedieron la repetición de la prueba; me llevaron en CUERPO MENTAL al mismo lugar, a la misma mesa; volví a encontrarme otra vez con la “dama de los sueños”, la actriz que había visto en la pantalla. Ya iban a empezar las ternuras nuevamente, y me acordé de la cuestión. Inmediatamente desenvaine la ESPADA FLAMÍGERA y dije:
¡Conmigo tú no puedes; tú no eres más que una forma mental creada por mi propia Mente! Y allí mismo hice uso de la Espada Flamígera y volví pedazos esa Efigie Mental, la volví polvo…
Pasado eso, entonces fui nuevamente llamado al Templo Astral, y entré al Templo Astral, esta vez victorioso, triunfante; me recibieron con mucha música, mucha fiesta; nuevamente, después, vinieron las instrucciones, diciéndome: Que no volviera a los cines, porque podía PERDER LA ESPADA…
Me llevaron, en Astral, a mostrarme lo que son los cines, que están llenos de Efigies Mentales, las Efigies que dejan los espectadores. Todo lo que uno está viendo allí, en pantalla, sobre todo cuando es morboso, se reproduce en la Mente de las gentes: Las mismas figuras, las mismas formas; los que salen, dejan multitud de formas mentales en esos ANTROS DE LA MAGIA NEGRA. Conclusión: Se me dijo que “en vez de estar yendo a los cines, repasara mis existencias anteriores, que es más útil que estar yendo a los cines”…
Yo cumplí la orden, y es claro que dejé de ir a los cines. Pero, ¿qué fue lo que me perjudicó? Pues, haberme identificado con aquella película que estaban dando; me pareció tan hermosa la dama aquella, en aquella época, que yo mismo llegué a sentirme un galán, no el de la pantalla, sino yo. Resultado: FRACASO… Esto sucedió hace 20 años, o pongan 22, pero no se me ha olvidado… Uno nunca debe identificarse con nada de lo que vea en la vida; las circunstancias, los eventos desagradables, pasan, todo pasa…
Deben aprovecharse las circunstancias para estudiarse, para observarse uno a sí mismo; en vez de estar identificados con las circunstancias desagradables, debe estar uno estudiándose a sí mismo: ¿Tengo ira, tengo celos, tengo odio?, ¿qué estoy sintiendo en este momento, frente a esto que me está sucediendo? Así es como se aprovecha el Yo, sabiendo uno NO IDENTIFICARSE, sabiendo sacar partido de todo; no olviden ustedes que las peores adversidades le ofrecen a uno las mejores oportunidades para el Autodescubrimiento.
Cuando uno se identifica con las circunstancias desagradables, comete errores, se complica la vida y se forman problemas. Todas las gentes están llenas de problemas porque se identifican con lo que les sucede, con lo que les está pasando, con lo que están viviendo; por eso es que están, todos, llenos de problemas. Pero si uno no se identifica con nada de lo que le esté sucediendo, si dice: “Todo pasa, todo pasa; ésta es una escena que pasa”, y no se identifica con ella, pues tampoco se complica la vida. Pero a la gente le encanta complicarse la vida; si alguien les hiere con una palabra dura, reaccionan con violencia.
A todos les gusta complicarse la existencia, y mientras se reacciona con violencia, pues peor, porque más dura se pone la cuestión, más trabajoso se vuelve todo. Aprovechemos las circunstancias desagradables de la vida para el Autodescubrimiento; así sabremos que clase de defectos psicológicos poseemos. Tomemos LA VIDA como un GIMNASIO PSICOLÓGICO; si así procedemos, entonces podremos Autodescubrirnos… Hasta aquí mis palabras de esta noche.
Samael Aun Weor
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