El trabajo esotérico
Ante todo, mis queridos hermanos, se hace necesario saber que nosotros, en verdad, lo único que buscamos es la Auto-Realización Intima del Ser.
En cierta ocasión platicaba con el preceptor de una escuela cuyo nombre no menciono, y hube de hacerle cierta pregunta. La respuesta de aquel preceptor, que por cierto ya desencarnó, me dejó bastante triste:
No, nosotros no estamos buscando la Auto-Realización Intima del Ser como tal, no es eso lo que nos interesa; únicamente queremos la fuerza de la mente, queremos llegar a la unidad de la vida, etc., etc., etc.”
En fin, dio una serie de evasivas muy lamentables.
Yo me pregunto: ¿para qué realizaríamos los estudios de esta clase, si no buscáramos la Auto-Realización Intima del Ser? ¿Con qué objeto, por distraernos nada más, por divertirnos? ¡Pero si el mundo profano hay mucho con que divertirse: en el cine, en los toros, etc., etc.! Así que nosotros, ante todo, tenemos que ser serios.
Hay muchas escuelas de pseudo-esoterismo y pseudo-ocultismo barato, pero difícilmente se encuentran personas serias. Si llamáramos al Camino a los cinco millones de personas que se dedican aquí en México al pseudo-esoterismo y al pseudo-ocultismo barato, si los llamáramos en verdad al Camino, si pusiéramos sobre la mesa, delante de ellos, los postulados de la Gnosis; si se les enseñara lo que es el Camino de la Auto-Realización Intima, estoy seguro que la mayor parte huirían despavoridos.
Muchos de ellos son eruditos de la Teosofía, en pseudo-rosacrucismo, etc., etc.; desgraciadamente, es difícil encontrar gentes serias; todos ellos lo que buscan es una forma de diversión, casi todos esos pseudo-sapientes del pseudo-ocultismo barato, lo que quieren en el fondo es distraerse un poco, divertirse, pero cuando realmente se le ponen en la mesa los postulados de la Auto-Realización y se les invita a trabajar, entonces huyen despavoridos. Así pues, no es Auto-Realización lo que ellos andan buscando, sino alguna forma de diversión y eso es todo.
Nosotros, ante todo, necesitamos ser personas serias. Yo no podría llamar serio a alguien que no se preocupe por auto-explorarse, a alguien que no se preocupe por autoconocerse.
Los antiguos dijeron: Noscete Ipsum, hombre conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses. ¿Cómo podría uno conocer el Mundo Astral, si no se conoce a sí mismo? ¿Cómo podría en verdad conocer la Mente Universal, si no conoce su propia mente? ¿Cómo podría uno conocer el Mundo de las Causas Naturales, si no conoce las causas de sus propios errores psicológicos?
Se habla mucho de los “mundos internos”, pero si uno no conoce sus propios mundos internos, ¿cómo puede conocer los mundos internos del planeta Tierra, o del Sistema Solar, o de la Galaxia en que vive, o del Infinito?
¡Tenemos que ser serios! En el mundo del pseudo esoterismo y del pseudo ocultismo barato, existe mucho psiquismo inferior. Por ahí hay un santuario en Venezuela donde una dama XX, de tipo mediumnímico, cayó en estado de trance y ya en tal estado se dedicó a conferir iniciaciones: “fulano de tal llegó a la cuarta iniciación”, “zutano llegó a la quinta”, “mengano ya es un hierofante”, y barbaridades así por el estilo.
Nosotros verdaderamente, necesitamos ser serios, muy serios. Obviamente, quienes aceptaron ese orden de cosas en tal Lumisial, no podían o no eran personas serias, y para mi es imposible que una persona seria acepte despropósitos de tal tipo.
Muchos quieren Iniciaciones: “fulano de tal ya está en la quinta, es un Mahatma”; “a zutano, por ahí le dijo un médium tal que iba en sexta y mañana llegará a la séptima”. ¡Esto es falta de seriedad, falta de seriedad! ¿Cómo va uno a conocer los mundos internos, si no conoce sus propios mundos internos?
En el psiquismo inferior existen despropósitos espantosos: personas que sueñan y que creen que están despiertas, y lo más grave es que se sueñan despiertas, sueñan creyéndose despiertas. Tales soñadores de tipo negativo, mediumnímico; tales dijéramos, alucinados, proyectan sus ensueños sobre las personas y ven en las personas sus propios ensueños negativos, incoherentes y absurdos. ¡Esa es la cruda realidad de los hechos!
Queremos nosotros realidades objetivas, no sueños absurdos e incoherentes. Yo no podría aceptar sueños, quiero realidades objetivas y eso mismo, pues, deseo para todos ustedes. Tales realidades objetivas son posibles cuando en verdad se ha objetivizado la Consciencia. Mas no es posible objetivizar la Conciencia si antes no se ha pasado realmente por la aniquilación budista, terrible palabra que horroriza a algunas escuelas.
Esto de aniquilación molesta realmente a las escuelas del pseudo-esoterismo y del pseudo-ocultismo barato. Resulta que el Ego no desea pasar por ninguna aniquilación; el Ego quiere realmente vivir, cueste lo que cueste, no desea la aniquilación.
Obviamente, mis queridos hermanos, debemos comprender la Doctrina de los Muchos.
Han dicho algunos que yo he tomado la Doctrina del yo pluralizado del señor Gurdjieff y que cómo es posible que siendo el Avatara de la Era del Acuarius, la tome de él.
Se equivocan, no he tomado esa Doctrina de Gurdjieff, ni Gurdjieff es el autor de esa Doctrina.
Gurdjieff la tomó del Tíbet, es una Doctrina tibetana, y yo la he tomado del Egipto de los Faraones, la conocí en Egipto también la conocí entre muchas escuelas arcaicas.
Los primeros que la enseñaron fueron los Avataras de la Lemuria. Así pues, Gurdjieff la tomó del Tíbet y yo la tomé de Egipto. No creo que sea un delito haberla tomado de Egipto, sólo que en el antiguo Egipto de los Faraones, al yo no se le decía Ego, Ego es un término latino; al yo pluralizado se le llamaba Seth.
A todos los agregados psíquicos, citados por los tibetanos no exclusivamente por míster Gurdjieff, se les denominaba “Demonios rojos de Seth”. Sabíamos nosotros, los egipcios y digo los egipcios porque yo soy un egipcio y este cerebro con el que estoy pensando y hablando, estuvo 4.000 años bajo tierra, aunque parezca increíble que Horus nosotros no decíamos Horus, sino Aurus fue capturado por los Demonios rojos de Seth.
Al hablar así, queríamos decir sencillamente, queríamos explicar a nuestros devotos, que los Demonios rojos de Seth habían atrapado a la Consciencia humana. Los devotos de todo el alto y bajo Nilo, entendían a la maravilla y todos en general luchábamos contra los Demonios rojos de Seth; obviamente, quiero decir contra los yoes que personifican tal o cual error, y hablando en lenguaje estrictamente tibetano, quiero decir contra los agregados psíquicos que personifican nuestros errores.
En el Tíbet, la Doctrina de los Muchos es el fundamento del Lamaísmo. No hay duda que el señor Gurdjieff, quien estuviera como Lama en el Tíbet, sacó de allí la Doctrina para preconizarla en el mundo occidental. No quiere decir esto que la Doctrina fuese de su propiedad exclusiva. La Doctrina de los Muchos, es muy conocida en el Tíbet y cuando se dice que hay que destruir a los agregados psíquicos que personifican nuestros errores, los tibetanos lo expresan en la siguiente forma: El Budha Interior debe destruir a la Doctrina de los muchos en sí mismo. Vean ese modo de hablar, es decir, acabar con los elementos inhumanos que en nuestro interior cargamos.
Hay algunos Bodhisatvas caídos también en el Tíbet, en los Himalayas. Muchas veces los lanus es decir, discípulos, tienen que soportar pacientemente todo un día, a los diversos agregados psíquicos que van pasando o que van controlando, en orden sucesivo, el cuerpo de un Lama, de algún Lama caído, de un Bodhisatva caído. Pero ellos tienen paciencia de soportarles sus sandeces, aguardando el instante en que termine la procesión de agregados y por último se asome, siquiera por un momento, el Ser Real de aquel Lama instructor; entonces reciben del Ser la enseñanza que estaban buscando. Después el Ser se retira y continúan los “yoes” atormentando a los pobres discípulos.
Acabar con la Doctrina de los Muchos en sí mismo, no es fácil, en idéntica forma pensábamos y seguimos pensando los antiguos egipcios. Hay que matar a los Demonios rojos de Seth, dentro de ellos está embutida la Esencia. Entre los devotos del Chang y del Zen, la Esencia recibe otro nombre: se le denomina el “Budhata”. Así, van viendo ustedes que esta Doctrina no es propiedad exclusiva, ni del señor Gurdjieff ni de nadie; es de orden general.
Ese Budhata o material psíquico que en nuestro interior cargamos, es importante, es la Esencia que está embutida entre los Demonios rojos de Seth, entre los agregados psíquicos. Se hace necesario quebrantar cada uno de esos elementos indeseables que en nuestro interior llevamos, para liberar la Esencia; sólo así conseguiremos integrarnos y convertirnos realmente en Individuos Sagrados.
Bien sabemos que para poder desintegrar los agregados psíquicos, tenemos que dirigir la Lanza contra los mismos y esto nos lo enseña claramente Richard Wagner, gran Maestro subestimado por los sabihondos del pseudo-ocultismo barato. Richard Wagner, con su Parsifal, da una lección extraordinaria de Esoterismo Tántrico. Su Parsifal en sí mismo, personifica al Cristo Intimo o al Cristo Jesús, o al Adeptus, bien sea este el Adeptus Exentus o el Adeptus todavía no exentus yo diría el Adeptus Exentus.
Obviamente, Parsifal tiene también su Madre Divina, que no es otra que Herzeleide. Anfortas, el Rey del Grial, tenía una herida en el costado, una herida terrible que manaba sangre y agua; siempre le iban a lavar sus discípulos a un lago cercano y su herida no sanaba.
El Rey del Grial en un día cualquiera, una tal Kundry, una especie de Magdala tentadora, hubo de hacerle caer entre sus brazos sensuales. Mientras este se desploma entre sus brazos, Klinsorg le arrebataba la Lanza y con la misma hería de muerte al Rey Anfortas.
Sepan ustedes, hermanos y hermanas, que la Lanza en sí misma es un emblema sexual Tántrico. Esto significa que aquel hombre había caído; sin embargo, Parsifal se salvó. Parsifal también estuvo a punto de ser víctima de Kundry, Gundrigia, Salomé, pero en el momento supremo se acordó del Rey Anfortas y de su herida. Clamó pidiendo ayuda a su Madre, Herzeleide, y al Cristo Salvador y obviamente la recibió.
Ella Kundry, a su vez, cantando en la Ópera de Wagner con voz deliciosa, clama, pide ayuda al terrible Klinsorg, que la utilizaba para sus fines perversos, y éste aparece, arroja la Lanza contra Parsifal, pero Parsifal está en éxtasis: atrapa la Lanza y con ella hace la señal de la Cruz; entonces el Castillo de Klinsorg se derrumba, entre el horroroso precipicio.
Parsifal sale victorioso de la prueba. Más tarde regresa al Castillo de Montsalvat; allí esa Lanza, aplicada al costado del Rey Anfortas, le hace sanar instantáneamente de su herida. Me viene a la memoria el principio de Hamlet: Similiam Similius Curando lo símil con lo símil se cura. Si la Lanza, emblema viril de la fuerza eléctrica, sexual, produce la caída de los Dioses, también es cierto y de toda verdad que con esa misma Lanza se puede sanar la herida del costado, se puede volver al Real Camino, se puede llegar a la liberación final.
Parsifal hace la señal de la Cruz con la Lanza; ustedes saben muy bien que la inserción del Phalus vertical dentro del Ecteis formal, hacen cruz. Así pues, Parsifal hace Cruz. Es precisamente allí donde está la clave de Richard Wagner, es precisamente en ese instante de la cópula química o metafísica, cuando se tiene el poder para destruir el Castillo de Klinsorg. Ese Castillo lo lleva cada cual en su interior, allí están todos los Demonios rojos de Seth: la ira, la codicia, la lujuria, la envidia, la pereza, la gula, etc., etc., etc...
Precisamente, en el instante supremo de la cópula, podemos utilizar la Lanza para destruir con ella a los Demonios rojos de Seth. Esto mismo lo enseña Krumm Heller, aunque en una forma más incipiente, cuando dice que “varón y hembra, en el momento supremo de la cópula química, están rodeados de aquellas mismas fuerzas que pusieron en existencia el Universo”, y que “reteniendo tales fuerzas, podemos con ellas purificarnos”. Así es la enseñanza de Krumm Heller: incipiente, pero está.
Más lejos van en eso los tántricos tibetanos, que directamente enseñan a manejar la Lanza para destruir a los Demonios rojos y existe por ahí un gran Maestro que escribió una obra sobre Magia del Sexo, un alemán muy sabio que comprende la clave y la explica. Hay pues, bastante documentación, pero toda está entre líneas y hay que saberla extraer de los diversos textos, sean estos sánscritos, tibetanos, chinos, etc.
Ahora bien, ustedes tienen la clave, ya saben cómo utilizarla, y hay que utilizarla para destruir los agregados psíquicos. Sin embargo, previamente cualquier agregado debe haber sido comprendido en todos los niveles de la mente, antes de ser eliminado, directamente, en el noveno círculo dantesco.
Les decía a ustedes, en una plática que tuvimos en Machultepek recientemente, que la psiquis de los seres humanos está alterada, es decir, es anormal, y es verdad. Esta desgracia vino después que el abominable Órgano Kundartiguador fuera eliminado por el archifísico-químico común, Ángel Loisos.
El Arcángel Sakaky y su altísima comitiva le dieron a la humanidad el abominable Órgano Kundartiguador, con el propósito de estabilizar la corteza geológica del mundo; se logró, pero hubo un error en los cálculos matemáticos transfinitos. Se extirpó tal Órgano en la Lemuria muy tarde; como secuencia o corolario, los resultados pésimos, negativos, que son los agregados psíquicos inhumanos, quedaron establecidos firmemente en los cinco cilindros de la máquina.
La Consciencia, la Esencia, el Budhata, lo más puro que hay en nosotros, se alteró desde entonces, debido al hecho concreto de haber quedado embotellada tal Esencia entre los elementos indeseables que llevamos en nuestra psiquis. Desde entonces se estableció en nosotros un estado psíquico anormal, porque si el material psíquico, es decir, el Budhata, la Esencia, quedó atrapada por los diversos elementos psíquicos inhumanos, el resultado no podía ser otro. Obviamente, desde entonces la psiquis humana está alterada y los seres tri-cerebrados que viven sobre la faz de la Tierra, son a-nor-ma-les repito esa palabra, así, lentamente, bastante despacio.
Sin embargo, les decía a ustedes en la plática que tuvimos allí en Machultepek, que uno no se da cuenta que es anormal, que está desequilibrado, en tanto no haya disuelto los agregados psíquicos. Cuando uno ha conseguido la desintegración radical de todos los elementos indeseables que se cargan en el interior, la Esencia queda normal dentro de uno, la psiquis queda normal dentro de uno, y ya establecida la normalidad dentro de uno, de hecho percibe la anormalidad de sus semejantes.
Esto es difícil de entender. Aunque ustedes lo acepten intelectualmente, no tienen Consciencia de lo que están escuchando no es posible, porque todavía ustedes ni remotamente saben cómo es que funciona la Consciencia normal. Obviamente, ustedes se creen normales y yo no los culpo; yo los veo a ustedes anormales. ¿Por qué? Porque El que está aquí dentro, desintegró los elementos psíquicos indeseables, lo que de anormal existiera en mí. Cuando lo logré, y no antes, pude experimentar por mí mismo y en forma directa, el crudo realismo de la anormalidad de la psiquis de nuestros semejantes. Desde entonces parecieron, mis semejantes, gentes desequilibradas; sentí que estaba durmiendo en un manicomio de locos: el planeta Tierra.
Ahora podrán ustedes explicarse, por sí mismos, las causas de las guerras, etc. Muchas veces, basta una catástrofe cósmica para que lleguen ondas pavorosas; estas tocan los cerebros de las máquinas orgánicas llamadas hombres equivocadamente y estos, que son anormales, se lanzan a la guerra. Si fueran cuerdos no lo harían, pero son anormales, enarbolan distintos emblemas, justifican sus batallas de este o aquel modo, se creen cuerdos, pero en realidad de verdad todo esto lo hacen porque son anormales. Una mala conjunción planetaria es suficiente para provocar una guerra: millones de seres humanoides contra millones de humanoides.
En tales condiciones anormales, ¿cómo harán los humanoides para amarse? Que existan matrimonios que puedan llegar hasta la ancianidad, me parece espantosamente difícil. Anormales los hombres los llamados hombres, anormales las llamadas mujeres, no me explico como pueden coexistir juntos. Cuando están felices, llenos de armonía, de belleza y de paz, entonces surge una palabra que el otro interpreta a su modo, en forma negativa, y se enoja. A su vez, pronuncia otra que hiere al primero y al fin terminan como decíamos en mi casa, “cambiando de vajillas”. No queda más remedio, es cierto, pero ¿por qué tienen que estar “cambiando de vajillas” los matrimonios? ¡Pobres platos, pobres tazas, pobres vasos! ¡Bien, anormalidades solamente!
Los amigos se aprecian, se estiman; pronto, por tal o cual motivo, ya están peleando y termina la amistad. Al analizar aquello, la causa del rompimiento de la amistad, vemos que es cualquier tontería, sin ningún valor. Personas que se ven muy respetables, muy serias, pero resultan haciendo sandeces, tonterías. Todo eso es producto de la anormalidad, todo eso son cuestiones anormales.
Obviamente, los seres tricerebrados del planeta Tierra no guardan una relación perfecta con los seres tricerebrados de otros mundos habitados. Incuestionablemente, hay otras humanidades planetarias, como les decía a ustedes, que están muy interesadas en estudiar a estos anormales. De cuando en cuando se roban a algunos, se los llevan en una nave cósmica, por supuesto. Yo les digo a ustedes que tengan la bondad de perdonar a nuestros hermanos extraterrestres cuando se llevan a alguien.
Siempre lo traen de regreso, pero mientras tanto se lo llevan, se lo llevan con dos propósitos: el uno, para cruzarlo con gentes de otros mundos, pues se está creando la Sexta Raza al margen de las limitaciones actuales; el otro, para estudiar la anormalidad de los terrícolas. Se les mete en un laboratorio, dentro de la nave cósmica, y se les somete a profundos estudios. Esto les dice realmente, en qué consiste la anormalidad de estos terrícolas.
Como se comportan en una forma tan rara, han llamado la atención de todo el Cosmos: no tienen armonía, no tienen control sobre la palabra, el verbo; se disputan por cualquier tontería, riñen cuando no hay por qué. Son tan rarísimos, que en todo el Cosmos ha causado asombro esto, y por eso “se han robado” a muchos y seguirán robándolos para estudiarlos en los laboratorios. Y los llevan, a lo que les decía a ustedes, como “conejillos de indias”; los llevan para estudio, los estudian con lentes, con reactivos, etc. En fin, se les observa para ver, para tratar de conocer bien todos esos procesos, dijéramos, psico-fisiológicos, de esas anormalidades. Luego se les trae de regreso y se les deja donde se les tomó; no en otro lugar, sino donde se les tomó; eso es todo.
Pero uno no se da cuenta de esos estados anormales, repito, mientras tenga los agregados psíquicos en su interior. Ustedes pueden estarme escuchando. Sí, sé que me están escuchando, pero estoy absolutamente seguro que no están conscientes de lo que estoy diciendo y que a pesar de que me están escuchando, siguen creyendo en su interior, allá, para sus adentros, que ustedes son normales y yo no los puedo condenar a ustedes por eso, criticarlos o vituperarlos.
Ustedes no conocen es estado psíquico, ese que tienen; pero cuando ustedes destruyan el Ego, cuando lo vuelvan polvareda cósmica, entonces adquirirán la normalidad. Sólo ese día se vendrán a dar cuenta que ustedes, antes eran anormales. Sólo ese día, antes no es posible, no es posible.
Así, mis queridos hermanos, en la plática de esta noche he querido invitarlos a ustedes a readquirir la normalidad en su psiquis, he querido hacerles comprender la necesidad de la aniquilación budista. Así, les decía que el Ego de cada uno de ustedes, de ninguna manera quiere dejar de existir.
Yo me maravillo de que ustedes tengan la paciencia de estarme escuchando; hasta me sorprendo, porque el Ego de cada uno de ustedes tiene que estarme viendo a mí como un demonio terrible. Es obvio: yo soy muerte para ustedes, mi verdadero nombre es muerte para el Ego de cada uno de ustedes; eso no puede gustarle al Ego. Obviamente, ustedes reciben las palabras y dicen:
“Bueno, esta no es hora de morir; un poquito más adelante. Hay que tener paciencia, algún día llego.” “Puede que el Maestro tenga razón, puede que él esté exagerando la nota”. Es decir, el Ego se las rebusca de muy distintos modos para evadir lo que le viene encima: la Muerte. la calavera esa de la muerte no le gusta al Ego; él quiere vivir, de ninguna manera está dispuesto a dejar de existir.
Así, mis queridos hermanos gnósticos, porque sé las condiciones en que actualmente se encuentran, les invito a estudiar. Ya como Imitatus, les voy entrenando para que puedan trabajar sobre sí mismos. Es preciso que haya continuidad de propósitos en ustedes, pues sucede que el Ego no quiere. En estas condiciones, ¿cómo podrían ustedes querer, si ustedes son el Ego mismo? Lo único que puede salvarles, es el estudio ahora y la práctica enseguida: valdría la pena que estudiaran mi libro “La Gran Rebelión”, como también “Psicología Revolucionaria”.
He interrogado a algunos hermanos, les he preguntado: Bueno, hermanos, ¿ustedes han estudiado mi libro La Gran Rebelión. Sí, me han dicho lo leímos rápidamente. Bueno, ¿pero lo estudiaron?. Bueno, tanto como estudiarlo, no; lo hemos leído a quinientos kilómetros por hora. Entonces me quedo yo aterrorizado: ¡tantos años pasaron, para poder escribir el libro “La Gran Rebelión” o Psicología Revolucionaria, y ellos se lo han leído en un par de horas, ya se lo conocen!
Constantemente, ellos se acercan para decirme: Bueno, quisiera trabajar sobre mí mismo, quisiera disolver el Ego, pero quisiera que usted me enseñara. ¡Pero qué psiquis tan anormal la de los terrícolas: me piden que les enseñe a disolver el Ego, después de haberse leído mi libro: Psicología Revolucionaria ! Pero ¿cómo es esto? ¡Si en ese libro yo he dado todas las indicaciones y ahora me piden que les enseñe! Pero ¿qué es esto? ¡Tienen arruinado completamente el centro intelectual!
En la Atlántida, por ejemplo, o en la Lemuria, nadie estudiaba de esa forma. Un lemur, por ejemplo, consideraba las letras como sagradas, y usaban un abecedario que tenía 300 consonantes y 51 vocales; las letras eran sagradas en la Lemuria y nadie aceptaba un párrafo de algún libro sagrado, si previamente no se había hecho consciente de tal párrafo, y para hacerse consciente de tal párrafo, pasaban días enteros entregados a la meditación; entonces ellos eran conscientes de lo que estudiaban.
Cuando se lee así, “a quinientos kilómetros por hora”, de pasta a pasta, y diciendo “ya me lo leí, ya me lo se”, se arruina totalmente el centro intelectual. Así no es como se estudia; uno no debe pasar adelante, pasar a otro párrafo, si no se ha hecho consciente del párrafo precedente. Necesitamos saber qué es lo que vamos a llevar al centro intelectual.
En alguna ocasión, cuando viajé por allá, por esos países de Sur América, conocí a un indio que vivía cerca del Sumum Supremum Santuarium. Era un “Mama” algo semejante a Mahatma, un hombrecito así, de este tamaño; no medía más de un metro y unos cuantos centímetros. Su cabello largo, su barba negra y muy larga, envuelto en una túnica parecía más bien un Cristo delgadito. Empezó a hablarme sobre temas que yo había escrito en “La Revolución de Bel”.
Le dije: ¿Cómo es esto, hermano Bernardino Alfaro Torres porque le habían bautizado con nombre latino, con ese le había bautizado un Misionero, ¿cómo es, le dije que tienes conocimiento de mi libro “La Revolución de Bel”, si no sabes ni leer ni escribir, si eres un analfabeta?”.
Señor, nosotros los de la tribu de los Mamas, no necesitamos leer un libro, lo examinamos en el Mundo Astral. El libro de La Revolución de Bel, es un libro de la Diosa Naturaleza y lo tenemos sobre los altares de nuestros Templos Santuarios. Este hombre asombraba: conocía todo el temario del libro, hablaba del Nirvana, de una ciudad de oro del Mundo Nirvánico.
En alguna ocasión estuve entre varios “Arhuacos”. Ellos hablaban del Karma y no lo hacían como lo hacen los teósofos, o los pseudo-rosacruces, o algo así por el estilo. No, verlos en un Café a dos Arhuacos hablando, era de lo más curioso; hablaban de negocios: “que yo debo tanto, que me prestó mi compadre, fulano de tal, y voy a ver como le pago”. “Sí, yo le he saldado algunas letras y después que salde esas letras, voy a ver si consigo un crédito, pues lo necesito para mis negocios”.
Le pagué 500 pesos del crédito últimamente, y ya por ese lado creo que no habrá problemas: el crédito me será concedido. En fin, todo era cuestión de puros negocios. Cualquier profano creería que ellos hablaban de negocios; no había tal: hablaban era de los Negocios de la Ley, sobre el Karma y sobre el Dharma, y lo hacían mejor que cualquier pseudo-esoterísta, que cualquier pseudo-ocultista moderno, o que cualquier erudito; mejor que Annie Bessant y sus secuaces.
Ellos son prácticos en un ciento por ciento y su forma de estudiar mis libros era a través de la meditación. Como no sabían leer ni escribir, a través de la meditación, y los que sabían leer y escribir, leían y luego se entregaban a la meditación; pero la mayoría no sabía ni leer ni escribir. Estos no habían arruinado el centro intelectual, como lo tienen arruinado los civilizados, los así llamados civilizados los “bonachis”, como dicen ellos allá, en la Sierra Nevada.
Me decía Bernardino, el Arhuaco: “esos bonachis se creen muy cultos, muy civilizados, porque tienen sus “inventitos” como el automóvil, el avión y el buque juguetes que no valen la pena–, mas nada saben sobre los Misterios de la Vida y de la Muerte. ¿Qué saben de aquel indígena, un verdadero Iluminado?
Así mis queridos amigos, no destruyan el centro intelectual; tampoco destruyan el centro emocional. Cualquier emoción debe pasar, primero, a través del filtro de la comprensión, antes de que el centro emocional pueda hacer nada. Debemos hacernos conscientes de nuestras percepciones, de todo aquello que estudiamos, o de todo aquello que nos llegue.
Si estudian con cuidado mis libros “Psicología Revolucionaria” y “La Gran Rebelión”, y llevan ese conocimiento a la práctica, yo les digo a ustedes en nombre de la Verdad, que lograrán pasar por la aniquilación budista; entonces establecerán pues, en su psiquis, dentro del interior de ustedes, la normalidad psicológica, se pondrán a tono con todos los seres tri-cerebrados del Cosmos, podrán experimentar por sí mismos y en forma directa, Eso que no es del tiempo, Eso que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente.
Hasta aquí mis palabras. Si alguno de ustedes tiene algo que decir o preguntar en relación con el temario, puede hacerlo con la más entera libertad. Sólo les ruego que sin salirse del tema.
Samael Aun Weor Conferencia del temario gnóstico titulada "La seriedad en el trabajo esotérico y la anormalidad de nuestra psiquis".
Añadir un comentario