Los 3 factores
Es necesario comprender la necesidad de trabajar con los tres factores de la Revolución de la Conciencia, si es que realmente queremos la Auto-Realización a fondo.
Si excluimos cualquier factor de la Revolución de la Conciencia, el resultado es el fracaso. Nacer, morir, sacrificarnos por la humanidad. He ahí los tres factores básicos de la Revolución de la Conciencia. Disolución del yo, transmutación de las energías creadoras, amor desinteresado. Este es el triple sendero de la vida recta.
Algunos hermanos gnósticos, nos han escrito pidiéndonos una didáctica para la disolución del yo. La mejor didáctica para la disolución del yo, se halla en la vida práctica intensamente vivida.
La convivencia es un espejo maravilloso donde el yo se puede contemplar de cuerpo entero. La relación con nuestros semejantes permite que los defectos escondidos en el fondo subconsciente afloren espontáneamente.
Surgen porque el subconsciente nos traiciona, y si estamos en estado de alerta percepción los vemos tal cual son en sí mismos. La mejor alegría para el estudiante definido está en el descubrimiento de sus defectos.
Defecto descubierto, puede ser comprendido y eliminado. Cuando descubrimos algún defecto, debemos verlo en escena como quien está viendo cine, pero sin justificar ni condenar. No es suficiente comprender intelectualmente el defecto descubierto; se hace necesario sumergirnos en profunda meditación interior para atrapar al defecto en los otros niveles de la mente.
La mente tiene muchos niveles y profundidades y mientras no hayamos comprendido un defecto en todos los niveles de la mente, éste continúa existiendo como demonio tentador en el fondo de nuestro subconsciente.
Cuando un defecto es íntegramente comprendido en todos los niveles de la mente, puede ser eliminado apelando al aspecto femenino de nuestro Ser. El poder flamígero de DiosMadre reduce a polvareda cósmica las falsas creaciones que atormentan nuestra psiquis y personifican nuestros propios defectos. Así es como vamos muriendo de instante en instante. Así es como vamos estableciendo dentro de nosotros un centro de conciencia permanente, un centro de gravedad permanente.
Dentro de todo ser humano que no se halle en último estado de degeneración, existe el Budhata, el principio budhico interior, el material psíquico o materia prima para fabricar eso que se llama Alma. El yo pluralizado gasta torpemente dicho material psíquico en explosiones atómicas absurdas de envidia, codicia, odios, celos, fornicaciones, apegos, vanidades, etc.
Conforme el yo pluralizado va muriendo de instante en instante, el material psíquico se va acumulando dentro de nosotros mismos, convirtiéndose en un centro permanente de conciencia. Así es como vamos individualizándonos poco a poco. Desegoistizándonos nos individualizamos para posteriormente sobre-individualizarnos.
El trabajo de disolución del yo es algo muy serio. Necesitamos estudiarnos a sí mismos profundamente en todos los niveles de la mente. El “yo” es tiempo, el “yo” es memoria, el “yo” es un libro de muchos tomos.
Necesitamos estudiar nuestros pensamientos, emociones, acciones de instante en instante sin justificar ni condenar. Necesitamos comprender íntegramente en todas las profundidades de la mente todos y cada uno de nuestros defectos. El yo pluralizado es la causa del subconsciente. Cuando disolvemos el yo, el subconsciente se convierte en consciente. Necesitamos convertir el subconsciente en consciente y eso sólo es posible logrando la aniquilación del yo.
Cuando el consciente pasa a ocupar el puesto del subconsciente gradualmente, vamos adquiriendo eso que se llama consciencia continua. Quien goza de conciencia continua vive en todo instante consciente, no sólo en el mundo físico sino también en los mundos superiores.
La humanidad actual es subconsciente en un noventa y siete por ciento, y por ello duerme profundamente no solamente en el mundo físico sino también en los mundos suprasensibles durante el sueño del cuerpo físico y después de la muerte. Necesitamos la muerte del yo, necesitamos morir de instante en instante, aquí y ahora, no solamente en el mundo físico, sino también en todos los niveles de la Mente Cósmica.
Debemos ser despiadados para con nosotros mismos y hacerle la disección al yo con el tremendo bisturí de la autocrítica. Sólo así puede nacer el Maestro en el interior de cada uno de nosotros. En los antiguos tiempos, debido a cierta equivocación de algunos individuos sagrados, la humanidad desarrolló el lado negativo del centro sexual, el aspecto luciférico tenebroso.
Es urgente saber que el desastroso resultado del abominable Órgano Kundartiguador quedó depositado en los cinco cilindros de la máquina humana. Es indispensable saber que las malas consecuencias del abominable Órgano Kundartiguador constituyen el Ego Lunar, el Yo pluralizado.
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