El buen dueño de casa
En la Gnosis se necesita pues, un equilibrio muy especial; se necesita, para la Gnosis se necesita un equilibrio muy especial.
Se necesita, para entrar en estos estudios y en estos trabajos en que nosotros estamos, haber alcanzado nivel aquel que se llama “el buen dueño de casa”. Resulta interesante, en los evangelios, esto del “buen dueño de casa”, es algo que nos invita a la reflexión.
Sabemos que el “buen dueño de casa” podría convertirse en algo mejor, si aspira o se anhela; pero si no tiene anhelo espiritual ninguno, obviamente se convierte dijéramos en un fariseo que ha de involucionar en el tiempo.
De manera que del “buen dueño de casa” puede salir un Iniciado o un fariseo; en todo caso, para entrar en estos estudios esotéricos gnósticos, se necesita haber llegado a nivel del “buen dueño de casa”.
Un tipo lunático por ejemplo, caprichoso, lunático difícil, no es precisamente un elemento que pueda servir para estos estudios en que nosotros estamos.
Un sujeto que no cumple con sus deberes de hogar, que es mal padre, mala esposa o mal esposo; que trata mal al cónyuge sea éste hombre o mujer, o que abandona su hogar por tal o cual motivo, incuestionablemente no es un “buen dueño de casa”.
Claro, en lo que yo estoy diciendo caben ciertas excepciones muy justas, pero hablo en el simple estilo general, porque de nada serviría siendo un “buen dueño de casa” si la mujer, pues, le es infiel como se dice vulgarmente, ¿no? se le “pone sus buenos cuernos”.
Alguien por ahí contó un chiste muy simpático que decía: “el matrimonio no es el cuerno de la abundancia, pero sí es la abundancia de cuernos”. En todo esto, aunque parezca chiste, hay mucho de cierto; de nada serviría que el hombre fuera muy fiel, y la mujer “le ponga los cuernos” o viceversa, también.
En todo caso, se necesita ser un “buen dueño de casa”, una persona decente, equilibrada, antes de poder entrar en el sendero de la Gnosis.
Samael Aun Weor
Corresponde a la conferencia El Ser y el Saber
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