Mis cuerpos
En nombre de la verdad, quiero decir con entera claridad que yo nací con cuatro cuerpos: Físico, Astral, Mental y Causal. Restaurar el poder del fuego en cada cuerpo, recapitular iniciaciones, me fue ciertamente indispensable, urgente, inaplazable.
Cuando pedí al Logos de nuestro sistema solar de Ors permiso para ingresar en los misterios de la Quinta Iniciación del Fuego, se me dio la siguiente respuesta:
Tú ya no necesitas pedir permiso para entrar en la Iniciación, tienes todo el derecho de hacerlo.
El bendito confió entonces a un noble especialista del Mundo Causal, la misión de asistirme y ayudarme. El citado especialista hubo de conducirme inteligentemente el fuego sagrado por el canal medular espinal del Cuerpo Causal o Cuerpo de la Voluntad Consciente.
El despertar de la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes en el Chacra Muladhara el hueso coxígeo, fue celebrado en el templo con una gran fiesta.
El ascenso del Kundalini de vértebra en vértebra y de chacra en chacra a lo largo de la espina dorsal del Cuerpo Causal, se realizó muy lentamente de acuerdo con los méritos del corazón.
Como quiera que nací despierto y que gozo ciertamente de eso que podríamos llamar Conciencia Objetiva y Conocimiento Objetivo, me fue fácil traer los recuerdos del mundo causal al cerebro físico.
En el mundo de las causas naturales comprendí la necesidad de aprender a obedecer al Padre así en la tierra como en los cielos. Ingresar al Templo de la Música de la Esferas en esa región cósmica, ciertamente fue una de mis mayores dichas. En el umbral del templo el Guardián me enseñó uno de los secretos saludos de la Fraternidad Oculta. El rostro de aquel Guardián parecía un relámpago; cuando ese hombre vivió en el mundo se llamó Beethoven.
En el Mundo Causal encontré a muchos boddhisattwas trabajando intensamente por la humanidad. Vivenciar el Drama Cósmico en esas regiones, convertirse uno en el personaje central de todo el Vía Crucis, es ciertamente algo que jamás se podría olvidar.
Necesitamos refinarnos, quintaesenciar, purificarnos realmente, si es que en verdad anhelamos vivenciar seriamente las tremendas realidades contenidas en el divino simbolismo crístico.
Sin sofrenar en modo alguno mis íntimos anhelos, confieso sinceramente que en el mundo de las causas naturales me vi a mí mismo cargando con el peso de mi propia cruz ante las profanas muchedumbres, que enfurecidas me apedreaban.
Muy señalado me pareció el rostro del Adorable, estampado milagrosamente en el paño sagrado de la Verónica. Con singular diafanidad y transparencia divinales, vi extático resplandecer el paño de la Verónica sobre el Ara Sacra en la noche de la iniciación.
El evento cósmico final devino inevitablemente cuando la Quinta serpiente, después de haber pasado por la glándula pineal y campo magnético de la raíz de la nariz, llegó hasta su correspondiente cámara secreta en el corazón tranquilo.
Entonces, fusionado con mi Real Ser interior, dichoso sentí que regresaba al estado infantil paradisíaco. Concluida la ceremonia final me prostrerné ante mi gurú "Adolfito", exclamando: ¡Gracias, Venerable maestro, a ti te debo todo esto! El Mahatma bendito poniéndose de pie contestó ¡No me deis las gracias!, lo que necesito saber es cómo os vais a portar ahora en la vida.
Los hechos están hablando por mí, Venerable maestro, tú lo estáis viendo -tales fueron entonces mis palabras. Más tarde me visitó Isis, a quién ningún mortal ha levantado el velo; mi Divina Madre Kundalini. Yo le interrogué de inmediato sobre resultados.
¡Oh Madre mía!, ¿tengo entonces ya las cinco serpientes levantadas? ¡Si, Hijo Mío! Quiero ahora que me ayudes a levantar las culebras sexta y séptima. Ésas las tenéis levantadas.
En esos instantes surgió en mí la perfecta recordación de mi mismo. ¡Ah! yo soy un antiguo Maestrito; estaba caído; ahora lo recuerdo. Si, hijo mío; eres un maestro.
Doctrina Gnóstica develada por Samael Aun Weor
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