Nací con cuerpo mental
Mi caso particular fue ciertamente algo muy especial, yo nací con Cuerpo Mental; ya lo había creado en un pasado remotísimo, mucho antes de que rayara la aurora del Mahanvantara de Padma de Loto de Oro.
Realmente ahora sólo necesitaba con urgencia máxima, inaplazable, recapitular la Cuarta Iniciación del Fuego y restaurar los flamígeros poderes en el redicho vehículo.
El Resplandeciente Dragón de Sabiduría quiero referirme al Logos del Sistema Solar de Ors, confió a un especialista la noble misión de asistirme y ayudarme.
Levantar la cuarta serpiente a lo largo del canal medular del Cuerpo Mental, de vértebra en vértebra y de chacra en chacra, es ciertamente algo muy lento y espantosamente difícil. Asombrado percibí los múltiples esplendores de la Pentalfa maravillosa sobre los candeleros sacratísimos del templo.
Traspasé dichoso el umbral del Santuario; mis pensamientos flameaban ardientemente. El Guardián del Umbral en el Mundo de la Mente deviene personificando al Ego, al Yo. Afrontar con heroísmo la terrible prueba, vencer realmente al hermano terrible como se le denomina en la Masonería Oculta es indispensable en la cuarta iniciación del fuego.
Sin temor alguno prestamente desenvaine la flamígera espada; lo que sucedió después fue extraordinario; la larva del umbral huyo despavorida. Es ostensible que tal prueba adviene siempre después que las "Alas Igneas" han sido abiertas.
Es una tremenda verdad que cuando el Fuego Sagrado ascendiendo llega a la altura del corazón se abren siempre las radiantes alas angélicas.
Otro evento cósmico maravilloso que hube de vivenciar en mí mismo durante los múltiples procesos de la Cuarta Iniciación del Fuego, fue ciertamente el de la entrada victoriosa de Jesús en la ciudad querida de los profetas. Sentí que mi gastado cuerpo físico se desintegraba y moría; en esos momentos clamó con gran voz el Divino Rabí de Galilea diciendo: "¡Ese cuerpo ya no te sirve!"
Dichoso me escape de la destruida forma vestido con el "Tosoma Eliakon", "El cuerpo de oro del Hombre Solar". Cuando el fuego sagrado resplandeció solemnemente en la estrella flamígera y en la cruz estrellada, mi divina Madre Kundalini particular, individual fue agasajada en el templo.
El Kundalini floreció en mis labios fecundos hecho verbo, cuando el fuego llegó a la laringe creadora. Todavía recuerdo aquel instante en que se celebró la fiesta. Los adeptos de la Fraternidad Oculta me premiaron con un símbolo maravilloso que todavía conservo. Extraordinario fue aquel momento en que el fuego del Kundalini llegó a la altura del cerebelo, entonces mi cuerpo mental pasó por la simbólica crucifixión del Señor.
Notorio resultó el ascenso de la Flama Erótica en la vértebra treinta y dos; en esos momentos de gran solemnidad comprendí los misterios relacionados con el grado de León de la Ley. Cierta campana metálica hizo estremecer solemnemente todos los ámbitos del universo cuando el fuego divino abrió el loto de los mil pétalos. En esos instantes de beatitud suprema escuché coros inefables que resonaron en el espacio sagrado.
Más tarde hube de llevar pacientemente la flama erótica hasta el campo magnético de la raíz de la nariz. Aprovechando inteligentemente cierto hilo nervioso, secreto, proseguí después conduciendo el fuego hasta la región del tálamus, región donde esta ubicado el chacra capital que controla al corazón. Por último aproveche inteligentemente al Anahata Nadi, para llevar la flama sexual hasta el templo corazón.
La ceremonia final de aquella Iniciación fue realmente extraordinaria, sublime, terriblemente divina. Aquella noche mística el templo estaba vestido con gloria; imposible describir tanta belleza. Sanat Kumará, el Gran Hierofante, me aguardaba austero en su trono regio; yo entré con profunda veneración dentro del sacro recinto.
Ante este Gran Inmolado, mi Divina Madre Kundalini con infinito amor puso sobre mi cabeza el manto amarillo de los buddhas y la extraordinaria diadema en la cual resplandece el ojo de Shiva. ¡Éste es mi Hijo muy amado!, exclamó mi Madre y luego añadió: Él es un Buddha.
El Anciano de los Días, Sanat Kumará, el ilustre fundador del Gran Colegio de Iniciados de la Logia Blanca en el Planeta Tierra, acercándoseme puso en mis manos el símbolo del Imperator (la esfera con la cruz encima).
Doctrina Gnóstica develada por Samael Aun Weor
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