El Septenario Teosófico
Ante todo, mis estimables hermanos, es necesario que nos hagamos cada vez más y más conscientes de los Misterios de la Vida y de la Muerte.
Se hace indispensable comprender lo que somos, a fin de poder lograr, algún día, una transformación radical dentro de nosotros mismos, eso es fundamental. Quiero pues, que todos los hermanos aquí presentes, pongan en realidad el máximum de atención.
Las distintas escuelas de tipo pseudo-esotérico y pseudo-ocultista, sostienen en forma enfática que el ser humano posee siete cuerpos: al primero se le denomina cuerpo físico, es el famoso Stula Sarira de los teósofos orientales.
Al segundo se le ha denominado, en el oriente, Lingam Sarira, es el asiento de la vida orgánica, la parte dijéramos tetra-dimensional del cuerpo físico.
El tercer cuerpo es Kamas, el principio del deseo, el famoso Cuerpo Astral, citado por los alquimistas medievales.
El cuarto cuerpo, según los indostanes, es el Mental, le denominan también Manas Inferior, en sánscrito.
El quinto vehículo es el Cuerpo Causal, o Cuerpo Áurico, como se le dice entre los teósofos.
El sexto cuerpo es el Cuerpo Búdhico o Intuicional, la Conciencia Superlativa del Ser.
Y el séptimo según los indostanes, es Atman el Inefable, el Intimo.
Por cierto que la sabiduría antigua dice: “Antes de que la falsa aurora amaneciera sobre la Tierra, aquellos que sobrevivieron al huracán y a la tormenta, alabaron al Intimo y a ellos se les aparecieron los heraldos de la aurora”. Hay que amar al Íntimo, adorar al Íntimo, rendir culto al Íntimo. He hablado a ustedes, he trazado, dijéramos, un esquema, el esquema de los teósofos, el esquema de la sabiduría oriental, pero todo esto debe analizarse un poco, si es que en verdad queremos llegar a tener un pleno conocimiento de sí mismos.
La cruda realidad de los hechos es que la Clarividencia desarrollada, le permite a uno saber algo más. Sin embargo, los Teo sofistas, yoguis, pesudo-rosacrusistas y escuelas de tipo similar, están perfectamente convencidas del septenario teosófico, de ninguna manera aceptarían el hecho concreto de que todavía no se posee esos cuerpos. Merece pues, que esta cuestión sea debidamente analizada.
En la escuela de Max Heindel, se mencionan también los siete cuerpos. Al físico se le denomina, sencillamente, “Cuerpo Físico”. Al asiento de la vida orgánica, se le llama “Cuerpo Vital”. Al principio del deseo, “Cuerpo Astral”. A la mente concreta, “Cuerpo Mental”; al quinto cuerpo, “Cuerpo Causal”. Al sexto, “Cuerpo de la Conciencia”, y al séptimo le dicen “la Chispa Virginal”. Cualquier escuela de esta época “kafkiana”, cree firmemente en el septenario teosófico repito: la clarividencia va mucho más lejos.
Voy a comunicarles a ustedes personalmente, el resultado de mis investigaciones, sin tener en cuenta para nada las afirmaciones de tipo Teo sofístico, pesudo-rosacrusistas, etc., etc., etc. (Bien saben ustedes, entre paréntesis, que existen múltiples escuelas y cada escuela tiene derecho a sostener sus tesis, es obvio). Yo, me apartaré por un momento de las escuelas para mencionarles a ustedes el resultado de mis investigaciones.
Por sí mismo, he visto que los desencarnados que poseen Cuerpo Astral, obviamente también poseen una personalidad definida personalidad astral, les aclaro, personalidad que continúa después de la muerte. Más me doy cuenta que no todos los seres humanos poseen Cuerpo Astral.
Los que lo poseen, lo poseen, lo tienen. Ese Cuerpo Astral, en el Mundo Astral, parece un vehículo real, de carne y hueso. Es un cuerpo definido, con sus órganos, con su fisiología, con su patología, su ultra-biología, etc. Más los que no poseen tal cuerpo uno sabe en el mundo astral que no lo poseen, que no lo tienen, tales criaturas parecen meros fantasmas sonambúlicos, moviéndose precisamente en la Quinta Dimensión, es decir, en la Eternidad, en el Astral.
Claro, lo que estoy diciendo en modo alguno podría ser comprobado por los sentidos de percepción externa. Estoy hablando algo que no cabe dentro del mundo de los cinco sentidos, algo que solamente puede ser evidenciado, verificado en el Mundo Astral y con sentidos diferentes.
¿Qué es lo que continúa decía yo anoche al auditorio, después de la muerte? Obviamente dije: el desencarnado que posee un Cuerpo Astral, continuará tal Cuerpo, pero no todos repito, aunque me vuelva cansón con tanta repetición, poseen dicho vehículo. Entonces lo que continúa en la mayoría de las gentes, después de la muerte, es el Ego. Hay que hacer pues, una clara diferenciación entre lo que es el Ego y lo que son los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Concretando esta vez el punto astral, diría: hacer clara diferenciación entre el Ego y el Cuerpo Astral, pues son distintos.
Pero me temo que aún a pesar de estar explicando esta cuestión como la estoy explicando, tal vez no he logrado, o no haya logrado todavía que ustedes me vayan entendiendo completamente. Necesitaremos ilustrar esto con una experiencia vivida. Conocí un caso magnífico: un hombre que dirigía un lumisial gnóstico (entre paréntesis, aquí estamos en un lumisial, eso es obvio). Aquel hombre ritualizaba nosotros, no podemos negarlo, tenemos cierta liturgia esotérica.
Se veía muy devoto, en verdad amaba a la Gnosis. Una vez que hubo desencarnado, me propuse investigarlo con las facultades supra normales en la Quinta Coordenada, es decir, en la Quinta Vertical. Este tipo de afirmaciones puede que moleste a los ignorantes ilustrados, pero ustedes son sinceros y están aquí para escucharme, y claro, yo estoy aquí para explicarles, para hablarles. Quiero pues, que nos pongamos de acuerdo en todos estos términos, a fin de que haya comprensión.
Hay sistemas que le permiten a uno abandonar el cuerpo físico a voluntad, por medio de la hipnología también se consigue. Si ponemos a alguien en estado hipnótico, ya en trance, mediante la voluntad es posible extraer su Conciencia de entre el cuerpo físico, entonces el hipnotizado podrá ver, oír, tocar y palpar realidades que no pertenecen al mundo tridimensional de Euclides. Más, francamente, no utilizo el sistema de la hipnología por considerarlo demasiado residual, e incipiente ciencia apenas como para parvulitos.
Nosotros vamos más lejos: podemos repito, ya mediante la catalepsia o por procedimientos sintéticos específicos, científicos, abandonar el cuerpo físico para explorar la vida en los mundos superiores. Si les digo a ustedes que puedo hacerlo, no se extrañen, pues soy el presidente fundador del Movimiento Gnóstico Cristiano Universal y a muchos he enseñado esa ciencia, y a muchos la enseñaré en lo futuro.
Así que, en cualquier instante abandoné el cuerpo físico para investigar a mi amigo, el director de un grupo gnóstico, el sacerdote-esoterista de un lumisial. Con dolor he de decir que bien pronto lo encontré en estado, dijéramos, sonambúlicos; parecía aquel hombre un sonámbulo la palabra hombre me parece exagerada; si dijera fantasma, tal sería más exacto. Caminaba, sí, por las calles de una gran ciudad. ¿Cuál? La de aquella ciudad donde él viviera antes de desencarnar.
Su aspecto no era precisamente muy hermoso: revelaba un estado de descomposición del cadáver. Lo toqué y le hallé demasiado helado, frío. Ciertamente aquel hombre repito, uso esta vez la palabra “hombre” en una forma convencional, no había trabajado jamás con el fuego sagrado. Mas esto es grave: tenía esposa-sacerdotisa; quiere decir que le hacía creer a las gentes que él trabajaba en la “forja de los cíclopes”, más en verdad era un fornicario como cualquier otro.
¡Está usted desencarnado, le dije su cuerpo físico ya murió, está entre un sepulcro, hágase consciente de esta realidad”. Dijo: ¡No, yo no estoy muerto, yo estoy vivo! Le dije: Su cuerpo físico ya murió. ¡Imposible, si yo me siento igual!. Bueno, hagamos un experimento: mírese en un espejo”. Pasábamos en ese instante, yo en Cuerpo Astral y él como fantasma; entramos en un lugar donde había un espejo. ¡Mírese, vea su rostro! Se miró en aquel espejo, se vio un espejo astral, claro está, parecía un espectro reflejado en el cristal.
Salió de aquel lugar y le dije: “¿Quiere convencerse? ¿Todavía no lo cree, a pesar de haberse mirado en el espejo, de que usted está muerto?” “¡Imposible, yo no puedo creer que esté muerto!” “Bueno, hagamos una cosa: de un salto alargado con la intención de flotar en el ambiente circundante y verá que puede flotar; con eso usted se convencerá de que si está muerto, porque en el mundo físico reina la ley de la gravedad, allí da uno un salto y cae al suelo, pero en el Mundo Astral reina la Ley de la Levitación, los cuerpos flotan”.
Dijo: “Bueno, voy a hacerlo, a ver si eso es cierto, de que yo estoy muerto, porque no lo creo bueno, dé el salto. El hombre dio un salto prolongado, con la intención de flotar en el ambiente circundante ¡un fantasma flotando!, pero pronto se le vino a su mente calenturienta, una mente torpe, la idea de que podría irse de cabeza, en instantes de estar flotando, y convirtió aquello en realidad. Tal idea se volvió un hecho: de cabeza se fue; entonces se clavó pues en tierra, con la cabeza hacia abajo y las piernas hacia arriba, formando el signo de la Pentalfa invertida.
En esos instantes le dije: usted es el que, en su mente, se ha forjado la idea de que puede irse de cabeza. ¡Todo era en vano! Afloraron, en aquel fantasma, distintas formas animalescas: una, parecía un toro furioso dije: el demonio de la ira; otra, un perro furioso lascivia; otra, un caballo iracundo que trotaba lujuria, etc., etc., etc. Distintas bestias inhumanas surgían de allí, de aquel fantasma los diversos “yoes” de que tanto habláramos anoche, en nuestra plática, y que son una realidad. Bueno, no todos los aquí presentes estuvieron en la plática de anoche, pero creo que sí han oído hablar del “yo pluralizado” y los diversos “yoes” (que hay que disolver, entre paréntesis).
Al fin hube de alejarme, pues, de aquel pobre fantasma múltiple, porque era ya la hora de regresar a mi cuerpo físico. ¡Era un fantasma y nada más que eso, es distinto al que tiene un Cuerpo Astral! Así que hay que hacer una diferenciación entre el que tiene un Cuerpo Astral y el que no lo tiene. Por ahí vamos viendo ya que el septenario Teosofista, realmente no lo tienen todas las gentes. Es absurdo suponer que todo el mundo sea un septenario ya hecho. Hay exageración en esto, hay falta, dijéramos, de análisis en las afirmaciones de tipo pseudo-esoterista y pseudo-ocultista. Nosotros debemos ser más profundos, más analíticos.
Continuemos con el Cuerpo de la Mente, esa es otra especie de dogma heindeliano, steinerniano, blatvaskiano, etc., etc., y “otras tantas yerbas”. “Manas Inferior”, “Mente Concreta”, pero ¿qué es esto? ¡Vaya, vaya! ¿De dónde van a sacar, todos los humanoides mente, Cuerpo Mental? Pues están exagerando la cuestión. Yo no niego que los Maestros de la Fraternidad de la Luz Interior, posean un Cuerpo Mental Individual, negarlo sería un absurdo; pero tampoco afirmo que todos los humanoides que pueblan la faz de la Tierra, ya posean el Cuerpo Mental. ¡Que no se exageren las cosas! Las escuelas con personalidades kalkianas de esta época, no solamente ignoran, que eso es lo más grave, sino que además ignoran que ignoran, no solamente no saben, sino además ni siquiera saben que no saben y eso es doloroso.
¿Mente Individual? Ese es un lujo, un lujo que muy pocos pueden hallar, que muy pocos pueden tener. Si hacemos reconsideraciones de fondo, podemos evidenciar por sí mismos, que la mente que tenemos parece una veleta, gira de acuerdo con la onda: hoy un pensamiento, al rato otro. Tan pronto afirmamos como negamos, estamos llenos de terribles contradicciones. Si tuviéramos una Mente Individual, sería imposible que fuéramos tan paradójicos, que nos contradijéramos tanto a sí mismos de momento en momento.
Nosotros sabemos que nos contradecimos demasiado, pero nos las arreglamos auto-engañándonos, con el propósito de no parecernos locos a sí mismos. Siempre encontramos un justificativo, o una evasiva para nuestras queridas justificaciones: Sí, es que como yo no había madurado bien esta idea, por eso pensé así; hoy pienso diferente o, es que ya analicé mejor la cosa y el negocio que pensaba hacer ya no lo hago, etc., etc., etc., siempre algún malabar hacemos con el entendimiento para auto-engañarnos, pues no tenemos ganas de pensar que somos locos, eso nos disgusta horriblemente.
La realidad es que, Mente Individual es muy difícil hallar. Hay que fabricarla y la gente no la ha fabricado; lo que tenemos son mentes y esto es diferente. Dentro de nuestra persona humana (si “humana” se puede llamar, entre paréntesis, cosa que pongo en tela de juicio), viven muchas personas de tipo psicológico. Observemos las contradicciones: “Vamos a comer” decimos, “voy a comer”; más de pronto nos asalta otra idea, nos asalta una idea que sale del “yo” del movimiento y dice: “No, no voy a comer todavía, voy a ir a tal o cual lugar”. Tal idea puede ser también saboteada por el “yo” del intelecto y dice:
Pero bueno, ¿a qué voy a tal lugar? Mejor me siento a leer el periódico. Vean ustedes, en riña, tres personas: la del estómago, que quiere comer; la del movimiento, que no quiere comer todavía, y como tercera en conflicto, sale la del intelecto. Entonces quiere decir que dentro de nuestra persona psicológica existen muchas personas, eso es obvio. Pero no se trata de personas meramente insubstanciales o cosas así por el estilo, son personas psicológicas con realidad, que existen en el espacio psicológico. Si aceptamos que existe un espacio tridimensional, debemos aceptar también que existe el espacio psicológico, esto es incuestionable.
Dicen que Jesús, el Gran Kabir, sacó del cuerpo de María Magdalena siete demonios; indubitablemente, se trata de los siete pecados capitales: ira, codicia, lujuria, envidia, orgullo, pereza y gula. Si multiplicamos esos siete por otros siete, y otros tantos sietes más, llegaremos a la conclusión que dentro de nuestra persona existe Legión. En el Evangelio, al poseso aquél a quien Jesús se dirigiera, exclamó: Mi nombre es legión. El nombre de cada uno de nosotros es también “legión”, somos legión. Así lo dice el Evangelio; yo lo repito porque así es.
Legión, ¿pero legión de qué, de demonios? Obviamente que sí, pues no somos unos santitos. ¿Quién podría negar que dentro de nosotros existen los siete pecados capitales y otros más? Ya Virgilio, el poeta de Mantua, en la “Eneida”, obra extraordinaria del clasicismo latino, dijo: “Aunque tuviéramos mil bocas para hablar y paladar de acero, no alcanzaríamos a enumerar cabalmente todos nuestros defectos psicológicos.”
Así pues, que no somos precisamente unas mansas ovejas, ¿verdad? Pues cada uno de esos demonios que dentro llevamos, tiene su propia mente. Entonces tenemos muchas mentes, eso es indubitable: pero una Mente Individual, un Cuerpo Mental, tal como lo enseña el Teo sofismo oriental, o como lo enumera Max Heindel, el fundador de la Oceanside en San Francisco de California, no, la humanidad actual no la tiene.
Pero ¿en qué me baso yo para estar haciendo estas afirmaciones tan enfáticas, a un auditorio aquí tan respetable? No pienso que ustedes crean que estoy haciendo, dijéramos, afirmaciones dogmáticas, pues hay en muchos de ustedes sinceridad y en modo alguno me gustaría el dogmatismo, pues es un absurdo en un ciento por ciento. ¿En qué me baso pues, para hacer este tipo de afirmación? ¿Con qué autoridad refuto diagramas de tipo seudo-esoteristas y pseudo-ocultistas, con qué potestad lo hago? En nombre de la Verdad les digo que uno debe dar testimonio de lo que sabe y aquí estoy ante ustedes para dar testimonio de la Verdad. Fuera del cuerpo físico he investigado a fondo esta cuestión de la mente, la he estudiado detenidamente.
Alguna vez, precisamente, estando con Mr. Leadbeater, que fue uno de los te sofistas más excelentes de finales del siglo pasado y principios del presente autor de muchas obras, entre ellas La Vida Interna, Los Chacras, etc., hube de pasar por una vivencia formidable. Entonces Mr. Leadbeater me dijo: Nosotros aquí en los mundos internos, tratamos de ayudarle, a fin de que usted pueda entregar el Mensaje que le va a dar al mundo, que lo pueda entregar a la humanidad, allá en el mundo físico. Sí, Mr. Leadbeater le dije, y qué me dice usted de las obras que escribió? Ah, eso no tiene la menor importancia!
Me habló, pues, con una sonrisa donde me dio a entender, francamente, que tan solo había hecho trabajos incipientes, literarios. Había dado las primeras letras, como para despertar inquietudes, más no había escrito obras esotéricas de fondo. Mr. Leadbeater, el autor de Los Chakras y de tantas obras teosofistas, es un personaje respetable, obviamente en los mundos superiores no es pues un cualquiera, en teosofismo se estudian detenidamente sus obras.
Luego, prosiguió Mr. Leadbeater dándome cierta ayuda específica, definida; en esos instantes, el Ser Interior Profundo de él mismo, separó mi Cuerpo Mental del Cuerpo Astral y me llevó a Egipto, la tierra de los faraones. Penetré en un templo, allí me encontré con algunos antiguos iniciados, amigos míos, estuve platicando con ellos amigablemente, venerables ancianos de la época del faraón Kefrén. Regresé nuevamente a mi Cuerpo Astral, pero el viaje lo hice en Mental, y con mi Cuerpo Mental regresé nuevamente, para meterme dentro del Cuerpo Astral. Le dije: “¡Esto es maravilloso, formidable!” Di las gracias a Mr. Leadbeater, me despedí.
El se alejó de mí, se internó por esas calles de Londres pues él fue inglés. Yo le saludé todavía desde lejos: un hombre consciente, un hombre despierto, un verdadero Maestro. Entonces me dije: ¿Por qué las gentes creerán que tienen Cuerpo Mental? Yo lo tengo, sí, lo tengo porque lo fabriqué en antiguas edades, pero todo el mundo no se ha dedicado a estos estudios. ¿De dónde sacan eso de que tienen Cuerpo Mental Individual? ¿Por qué exageran la nota todos los textos de tipo pseudo-esoterista y pseudo-ocultista? La gente lo que tiene son múltiples yoes y cada “yo” tiene su propia mente; es decir, la gente tiene muchas mentes, pero mas no una sola mente como lo suponen.
Pasemos ahora a la cuestión del Cuerpo Causal. El Cuerpo Causal es el Cuerpo de la Voluntad Consciente. En el Mundo de la Voluntad Consciente encuentra uno las causas de sus propios errores, las causas de sus equivocaciones, los “yoes-causas”, pues cada “yo” tiene su causa que lo produce. En el Mundo Causal encuentra uno la Ley de la Balanza, la Ley de la Justicia Cósmica; descubre uno, en el Mundo Causal, que toda causa tiene su efecto y que todo efecto, a su vez, se convierte en causa.
Alguna vez hallándome en el Mundo de las Causas Naturales, dentro de un templo magnífico y en Cuerpo Causal, hube de acercarme a un orador. Este daba explicaciones a sus discípulos, en el Mundo de las Causas Naturales. Algo le dije con el propósito de estudiar el encadenamiento de causas y efectos. Le hice una pequeña refutación a un concepto, con el que no estaba muy de acuerdo. El a su vez, vi que se sintió un poco incómodo con mi refutación e hizo otra afirmación, esa otra afirmación se convirtió en otra y esa en otra y esa en otra y total, se despertó, se puso en movimiento toda una serie de causas y efectos; entonces comprendí lo que es el Mundo Causal.
Allí se encuentra uno con los Maestros del Karma, ellos viven en el Mundo de las Causas Naturales. Más no todos poseen un Cuerpo Causal. Descubre uno, en el Mundo de las Causas Naturales, millones de criaturas. Sí, dijéramos, el Alma Humana de millones de personas, pues cada persona tiene su parte anímica humana en el Mundo de las Causas Naturales. Pero esas almitas perdóneseme el distintivo, que lo hago intencional, con un propósito definido, no se han desarrollado todavía, no poseen propiamente dicho, el Cuerpo de las Causas Naturales, el Cuerpo Causal, no han adquirido la estatura del Hombre Causal.
Si dijera que esas almitas son fantasmas causales, daría una pálida idea muy lejana por cierto de lo real, porque no podríamos denominar en modo alguno, fantasmas a las Almas Causales, pues son criaturas muy reales, pero tampoco han alcanzado, tales criaturas, el estado aquel del Hombre Causal. El Hombre Causal es el Hombre Causal, el Hombre Causal es quien posee un Cuerpo Causal, quien lo ha fabricado. Un Hombre Causal vive allí como Hombre de verdad, no como un simple elemento, sino como un Hombre: tiene una personalidad completamente definida, la Personalidad Causal.
Sin querer engreírme en modo alguno ante este grupo de selectos amigos y amigas, he de afirmar en forma enfática que yo soy un Hombre Causal y que conozco mi mundo, que tengo mi centro de gravedad establecido en el Mundo Causal. Desde esa región me he proyectado aquí, ante ustedes, para platicar, para enseñar. Desde esa región me proyecto al Mundo Astral para trabajar, o al Mundo de la Mente, cuando es necesario. Así pues que, doy testimonio de lo que es, sin importarme el que las gentes crean o no crean.
El Septenario Teosofista realmente no es para todos. Uno tiene que fabricar esos cuerpos: Astral, Mental, Causal, como para poder convertirse en Hombre de verdad, en Hombre Causal. Solo un Hombre Real puede recibir los Principios Anímicos y Espirituales o Atmicos, el Pneuma de los gnósticos, el Espíritu, para convertirse en Hombre, pero el que no ha fabricado tales Cuerpos, no es Hombre. Estoy haciendo una afirmación bastante espinosa, ustedes me toleran porque son personas simpáticas. Tal vez si hablara en la plaza pública y le dijera a las gentes esta verdad, podría ser apedreado como Esteban, o lapidado allá en la tierra de los Moros, como Raimundo Lulio, el gran alquimista medieval.
Para ser Hombre, repito, es condición básica crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Ustedes no poseen tales Cuerpos, más sí poseen los gérmenes para los mismos. Esos gérmenes están depositados en las glándulas endocrinas sexuales (que entre paréntesis, no son como muchos creen: cápsulas cerradas no, las glándulas endocrinas sexuales excretan hormonas, incretan hormonas).
Avanzando por este camino, diremos que el Sol está haciendo un gigantesco experimento en el laboratorio mismo de la Naturaleza. El experimento del Sol consiste precisamente, en crear Hombres Solares. ¡Difícil experimento! En la época de Abraham el profeta, hubo bastantes creaciones, durante los ocho primeros siglos del cristianismo, se lograron muchas creaciones. En la Edad Media, unas pocas; actualmente se están haciendo grandes esfuerzos, a fin de que el Sol pueda lograr una buena cosecha de Hombres Solares.
No es cosa fácil convertirse en Hombre Solar, se necesita ante todo de cooperar con el experimento solar, de la disponibilidad al Hombre; sólo así tales gérmenes podrían desarrollarse. No aseguramos que en todos los casos dichos gérmenes se desarrollen, lo normal es que se pierdan, más si cooperamos con el Sol, podremos lograr tal desarrollo. Ahí está el germen para el Cuerpo Astral; en esas glándulas endocrinas del sexo está el germen de la Mente y el germen del Causal, pero para que estos gérmenes puedan desarrollarse, se necesita de tierra fértil. Obviamente, si el terreno es fértil los gérmenes germinarán, más si no lo es, se perderán.
Si experimentamos con glándulas, dañamos el terreno para el desarrollo de los gérmenes. Los transplantes glandulares, los experimentos con diversas hormonas, los ensayos con tiroxina, etc., etc., indubitablemente alteran el terreno humano, el cuerpo orgánico, impidiendo la germinación de tal simiente y esto es gravísimo. Sin embargo, los científicos están convencidos de su ciencia, creen que los trasplantes, los ensayos con hormonas, los cambios de glándulas por glándulas de mono, etc., etc., etc., son un gran adelanto, lo cual en el fondo resulta risible y muy falso.
Bien sabemos nosotros lo que son las hormigas. Uno se admira cuando observa un palacio de hormigas: ¡qué organización tan perfecta! Lo único que siente uno es un poco de dolor al saber que todo aquello se hace automáticamente. No hay duda de que en un pasado antiquísimo, que deviene por allá de la época primaria y secundaria, las hormigas fueron una raza humana, establecieron ese orden social a base de tremendas dictaduras sangrientas.
Eliminaron los principios religiosos, por considerar que les saboteaban el orden dictatorial. En un principio se necesitó del guante de hierro de un Stalin hablo en forma símil, pues no quiero concretar a Stalin como personalidad, y a través del tiempo, los movimientos fueron haciéndose automáticos. Como quiera que la inteligencia se atrofió, todos los movimientos se heredaron de padres a hijos. Se hicieron ensayos glandulares de toda especie, que alteraron la morfología humana, pasando por distintos procesos involutivos. Aquella raza se fue empequeñeciendo más y más y su morfología, alterándose involutivamente cada vez más: hoy son lo que son. Así pues que esas criaturas involucionaron en el tiempo, marcharon de acuerdo con la Ley de la Entropía Universal.
Quienes ven las cosas superficialmente las mentes huecas y estériles, los pozos de agua no profunda, pueden plenamente reírse de tan insólita declaración, más la verdad es la verdad y hay que decirla, cueste lo que cueste. No es posible que los gérmenes para el hombre se desarrollen en terrenos no fértiles; el organismo hay que mantenerlo en buen estado, a fin de que esos gérmenes para el Hombre se desenvuelvan armoniosamente.
Crear tales cuerpos es posible cuando uno conoce a fondo la Alquimia Sexual. Los viejos alquimistas medievales, nos hablan de la Sal, del Azufre y del Mercurio. Los griegos nos dicen que del Arché salen los mundos. El “Arché” de los griegos, o “Archéus”, como también se le dice, está formado por esas tres substancias universales que son la Sal, el Azufre y el Mercurio. Sal, Azufre y Mercurio existen en todas partes. Si descomponemos el hierro, por ejemplo, descubriremos allí Sal, Azufre el Fuego, y el Mercurio, que son substancias fundamentales; lo mismo podríamos hacer con cualquier otro metal.
Así tenemos que el Arché, por ejemplo, o Archéus de los griegos, tiene Sal, Azufre y Mercurio. Cualquier unidad cósmica, cualquier mundo que nazca de entre la Gran Matriz Universal, sale de la Sal, del Azufre y del Mercurio, es decir, del Archéus, eso es obvio. Mas si tenemos en cuenta que “tal como es arriba es abajo”, que lo microcósmico es similar a lo macrocósmico, entonces decimos lo siguiente: si queremos fabricar los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, dentro de cada uno de nosotros se necesita fabricar también otro Arché, pero un Archéus propio, individual, formado con Sal, Azufre y Mercurio, porque tal como es arriba es abajo, tal como es abajo, es arriba.
¿Queremos tener los Cuerpos Astral, Mental y Causal? Fabriquemos el Arche dentro de nosotros mismos. ¿Quiere la Inteligencia Universal crear un nuevo Sistema solar? Tiene que fabricar el “Arché” allá arriba, en el espacio interplanetario. “Tal como es arriba, es abajo”. Más todo esto requiere cierto análisis didáctico cuidadoso, cierta explicación dialéctica de fondo, a fin de que no se formen confusiones en el entendimiento.
Obviamente, debemos explicar qué decimos: el modo, la manera de fabricar el Arché, pues de allí vamos a sacar los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, los Cuerpos que nos van a convertir en Hombres de verdad. Nada ganaría con darles a ustedes todas estas explicaciones, si no les enseñara a fabricar el “Arché”. Ustedes tienen que saber cómo se fabrica, de lo contrario esta plática resultaría muy ilustrativa, pero sin una aplicación práctica.
Sal, Azufre y Mercurio: fundamentos del Arché. ¿Qué es la Sal? Jesús el Gran Kabir dijo: “Si la Sal se degenerara, ¿con qué se adobarían los alimentos? más o menos. “Vosotros sois la Sal de la Tierra, pero la Sal dice El que está degenerada, solamente servirá para las tinieblas exteriores, donde se oye el llanto y el crujir de dientes”. Cada uno de nosotros es “la Sal de la Tierra”. Homeopáticamente, y aún más: desde el punto de vista bioquímico, sabemos que existen en nosotros doce sales. Entiendo que esas doce sales están relacionadas con los doce signos zodiacales. En bioquímica se usan mucho las doce sales.
Bien, entonces nuestro cuerpo humano, en el fondo, tiene por base la Sal como sustancia fundamental. En cuanto al Azufre, este en sí mismo es el Fuego, el Fuego Sagrado, y el Mercurio es el Alma Metálica del Esperma, del Exiohehari; es el Azogue transmutado. Mercurio lo hay en todo, es la materia básica de la Gran Obra.
Si transmutamos, por ejemplo la “libido sexual”, obtendremos Mercurio. Si conseguimos por medio de la transmutación sexual, transformar el esperma en energía, esa energía es el Mercurio, el “Mercurio de los Sabios”. Indubitablemente, la preparación del mercurio en Alquimia siempre fue muy cuidadosa. Nunca los Sabios dijeron cómo se preparaba el Mercurio, pero hoy debemos tener el valor de decirlo. No sería posible conseguir el Mercurio Filosofal si no conociéramos la ciencia de la transmutación de la “libido sexual”.
El fundamento de la transmutación está en el Arcano A.Z.F. Dicho Arcano está depositado entre los tesoros mismos del Aryabarta Asrham. Mucho se ha hablado sobre el Aryabarta Asrham en las tierras tibetanas; obviamente, allí está el tesoro, se conserva siempre en secreto el Arcano A.Z.F. Sabré enseñar aquí claramente tal Arcano, sin escandalizar a nadie. Diré únicamente que lo básico sería lograr la conexión del Lingam-Yoni sin eyaculación del Ens-Seminis, dentro del cual, como dijera Felipe Teofastro Bombastro de Homheneim Aureola Paracelso, se encuentra todo el Ens-Virtutis del Fuego.
El Lingam, como órgano generador, es el Phalus griego. En cuanto al Yoni, u órgano femenino, está representado siempre por la Urna Sagrada de los Grandes Misterios, por el Santo Grial, por la Copa de Plata de Benjamín, por el Vaso de Hermes Trismegisto, etc. En la India, Shiva, como Tercer Logos, tiene hermosos atributos. Bien sabemos lo que son los atributos de Shiva, o símbolos fundamentales: el Lingam Negro embutido en el Yoni Metálico.
Los shivaritas, esoteristas-tántricos, tienen que conocer estos misterios. En todo caso, mediante la transmutación del Exiohehari o Esperma Sagrado, deviene el Alma Metálica del mismo, que es el Mercurio, esa energía que asciende por ciertos canales nerviosos hasta el cerebro. Cuando tal energía recibe el Fuego, cuando es alimentada por el Azufre, el “Arché” se crea inevitablemente. De manera que el Mercurio debe ser fecundado por el Azufre, el Fuego Sagrado del Espíritu Santo en nosotros, y las operaciones del Fuego del Azufre, y del Mercurio sobre la Sal, son espléndidas, queda formado el “Exiohehari”.
Nuevas combinaciones, nuevas operaciones, progresivas siempre, en forma dialéctica, hacen que la Sal, animada por el Azufre y el Mercurio, asuma formas extraordinarias y se convierta en el Cuerpo Astral. Mucho más tarde, en una octava más elevada, la Sal fecundada por el Azufre y el Mercurio se convierte en Cuerpo Mental y posteriormente en Causal.
Así llega uno a poseer los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, pero hay que formar ante todo el Arché en nosotros, a base de Sal, Azufre y Mercurio. De allí, de ese Arché, brotan los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Allá arriba, de ese Arché brotan las estrellas, los mundos, que brillan y palpitan en el espacio infinito, porque tal como es arriba, es abajo. En el microcosmos se repite lo que sucede allá arriba, en el macrocosmos. Hermanos: ha llegado la hora de comprender a fondo todo esto, profundamente y en todos los niveles de la mente. Solo creando los Cuerpos Astral, Mental y Causal nos convertimos en Hombres de verdad. Cuando uno crea tales Cuerpos, recibe los Principios Anímicos y Espirituales, se hace Hombre, pero Hombre de verdad.
Hay que hacer una plena diferenciación entre lo que es el Hombre Real y lo que es el “animal intelectual”. Si colocamos, frente a frente, a un Hombre verdadero y a un animal intelectual, físicamente se parecen y puede que hasta el animal intelectual llegue a tener una aparente chispa más intelectual que el Hombre auténtico. Son muy similares, puede ser que un bribón del intelecto eclipse totalmente a un Hombre Real, a un hombre sencillo; más obsérvese la conducta del animal intelectual, compárese con la del Hombre y se verá que son diferentes. El Hombre tiene un altísimo sentido de responsabilidad moral, el animal intelectual no lo tiene. El Hombre no es fornicario, no se atrevería jamás a derramar el Vaso de Hermes Trismegisto, el tres veces grande Dios Ibis de Thot. El animal intelectual se reproduce como bestia, actúa como bestia, vive como bestia, aunque se vista elegantemente.
Así que, hemos de ser profundos en el análisis, no olviden ustedes que yo soy matemático en la investigación y exigente en la expresión. Estamos hablando de algo muy grave: se trata de crear Hombres, se trata de afirmar, en forma enfática, que el animal intelectual no es el Hombre. Las afirmaciones están insólitas, más son terriblemente reales. No estoy obligándoles a ustedes a que acepten, esta noche, la tesis que enfatizo. Ustedes tienen libertad para aceptar o rechazar la Enseñanza, también les doy plena libertad para refutar. Así que, únicamente me limito a la exposición y lo hago en forma dialéctica y didáctica, con el propósito de que ustedes puedan entenderla.
Las escuelas de tipo pseudo-esoterista y pseudo-ocultista, obviamente están haciendo afirmaciones falsas, están diciendo que todo el mundo tiene el Septenario Teosófico, es decir, están afirmando que todos son Hombres, lo cual no es cierto. Más vale decir la verdad y no llevar a otros por el camino de la mentira, de la falsedad. La verdad duele, sí, duele mucho, pero hay que decirla. Por eso el dicho vulgar afirma: “La verdad no peca, pero incomoda”.
¿Están ustedes seguros de que ya son Hombres? ¿En qué se fundamentarían ustedes para semejante creencia? ¿Cuáles serían los basamentos de tal afirmación? “Con gran sinceridad y tremendo realismo gnóstico, hemos de afirmar lo siguiente: El animal intelectual equivocadamente llamado hombre, no tiene los Cuerpos Astral, Mental y Causal, nunca los ha creado. Inaceptable, insostenible, inadmisible suponer, siquiera por un instante, la plena manifestación del Hombre cuando ni siquiera se han elaborado los citados vehículos suprasensibles.
Condición básica, indispensable, urgente, cuando de verdad queremos convertirnos en Hombres auténticos, es crear dentro de sí mismos los mencionados vehículos. Grave error es creer que los bípedos tricerebrados o tricentrados, vengan a este mundo con tales cuerpos. En la médula y en semen existen infinitas posibilidades que desarrolladas, pueden convertirnos en Hombres legítimos; sin embargo, aquellas podrían perderse y hasta es normal que se pierdan cuando no trabajamos con la escala fundamental de los hidrógenos.
El humanoide intelectivo no es hombre, pero presume de tal. Supone equivocadamente que lo es y por mera ignorancia, trata de usurpar un puesto que no le corresponde; se cree el rey de la creación, cuando ni siquiera es rey de sí mismo. Inmortalidad es algo muy serio; empero, esta última hay que lograrlamediante el Sahaja Maithuna (Magia Sexual). Quien se fabrica un Cuerpo Astral, de hecho y por derecho propio se hace inmortal en el mundo de las 24 leyes. Quien se da el lujo de crearse un Cuerpo Mental, ostensiblemente alcanza la inmortalidad en el mundo de las 12 leyes. Quien se forja un Cuerpo Causal, indubitablemente logra la ansiada inmortalidad en el mundo de las 6 leyes.
Solo fabricando los redichos Vehículos Solares podemos encarnar eso que se llama Alma Humana. Quiero referirme al tercer aspecto de la Trimurti indostánica: Atman Buddhi-Manas. Mucho se ha dicho ahora sobre el famoso To Soma Heliakon, el Cuerpo de Oro del Hombre Solar. Incuestionablemente se trata del traje de bodas del Alma, citado por el Bíblico Evangelio Crístico. Obviamente, tal vestidura está compuesta por los cuerpos suprasensibles, extraordinarias cristalizaciones del Hidrógeno Sexual Si-12.
En modo alguno es posible penetrar en el Santum Regnum, Regnum Dei, Magis Regnum, sin el traje de bodas del Alma. Yo vi a mi Humana Alma, revestida gloriosamente con el Vehículo Causal Manas superior teosófico. ¡Cuán interesante resultó aquel momento, en que mi Alma Humana entró dichosa en mi.
En esos instantes integraba, en forma extraordinariamente lúcida, aquella triada teosófica conocida con los términos sánscritos de Atman-Budhi-Manas. Incuestionablemente, Atman es decir, el Íntimo tiene dos Almas. La primera es el Alma Espiritual Buddhi, que es femenina; la segunda es el Alma Humana Manas Superior, que es masculina.
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