El Ser interior
Hay dos aspectos capitales, dos factores decisivos en nuestros estudios. El uno, la RECORDACION DE SI MISMO, el otro, la RELAJACION DEL CUERPO.
Recordarse a sí mismo, de su propio Ser Interior Profundo y relajarse en profunda meditación: así adviene a nosotros lo nuevo, así poco a poco, nos vamos auto-explorando…
La Gran Realidad Divina surgió de su propio seno en la Aurora de este Universo Solar en el cual vivimos, nos movemos y tenemos nuestro Ser.
La Gran Realidad no se conoce a sí misma, pero al contemplarse en el espejo viviente de la Gran Imaginación de la Naturaleza llega entonces a conocerse a sí misma.
De este modo se crea una actividad mental, vibratoria, por medio de la cual la Gran Realidad conoce sus imágenes infinitas que lucen maravillosas en el escenario cósmico. Esta actividad que saliendo de la periferia se dirige al Centro, es lo que se llama Mente Universal.
La actividad intelectual de la Mente Universal dimana de una fuerza centrípeta; y como a toda acción sigue una reacción, la fuerza centrípeta al hallar en el centro una resistencia, reacciona y crea una actividad centrífuga llamada Alma Cósmica.
Esta Alma Cósmica, vibratoria, resulta ser un Mediador entre el centro y la periferia, entre el Espíritu Universal de Vida y la Materia, entre la Gran Realidad y sus Imágenes Vivientes.
Un Gran Maestro dijo: El Alma es el producto de la acción centrífuga de la actividad Universal impelida por la acción centrípeta de la Imaginación Universal .
Todo individuo puede fabricar Alma. Cuando conocemos la técnica de la Meditación Interna, cuando dirigimos el poder mental al interior de nuestro propio divino Centro, la resistencia que hallaremos internamente causará su reacción y cuanto más vigorosa sea la fuerza centrípeta que apliquemos, más vigorosa será también la fuerza centrífuga que se forma. Así fabricamos Alma. Así el Alma crece y se expande.
El Alma fuerte y robusta encarna y transforma el cuerpo físico: lo transforma en materia más sutil y elevada hasta convertirlo también en Alma.
El Ser se autoconoce por mediación de la Esencia. Originalmente la Esencia deviene del Ser, al caer o bajar a la densidad de este universo, ella tiene la posibilidad de cristalizar como Alma, de allí la frase: Un Espíritu se es, un Alma se tiene. El Alma es para el Ser, la prueba de su realización.
En el Alma, lo humano se diviniza y lo divino se humaniza.
La comprensión de la relatividad de la ley centrífuga y centrípeta del universo, permite el acrecentarse, el desarrollarse, a la Esencia.
Es el mundo de las impresiones, sensaciones y percepciones, que la esencia debe discernir entre lo verdadero de lo falso y lo falso de lo auténtico. Es por esa vía que ella, la Esencia, despierta a una Conciencia de Sí, a un Auto-conocimiento del Ser.
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