El Maestro de la síntesis

Samael aun weorEl Maestro siempre fue una persona que apreciaba las grandes transformaciones, pero se oponía a los cambios inútiles. Así pensaba y así actuaba. Por eso mismo, también exigía que sus dos mayores discípulos, Gargha Kuichines y Rabolú, actuaran de la misma forma.

Samael estaba contra los instructores que se quedaban repitiendo siempre las mismas y viejas formas de dar el conocimiento. Recuerdo muy bien que cierto día, del año  1975, por solicitud de Samael, Rabolú y yo tuvimos que estudiar diariamente un capítulo del libro Psicología Revolucionaria.

También recuerdo que en cierta ocasión, en San Luis Potosí, Samael le dice a Gargha Kuichines que era necesario que estudiara los últimos libros que había escrito: Antropología Gnóstica y Revolución de la Dialéctica.

Un día llegamos sin avisar a la sede de la Asociación Gnóstica en San Luis Potosí. Grande fue nuestra sorpresa cuando constatamos que ella estaba ubicada en un barrio de mala fama, y cerca de una cantina. Y sus instalaciones dejaban mucho que desear.

Viendo tan lastimoso espectáculo, el Maestro mandó que yo retirase el letrero que estaba en frente de la casa, y lo guardara en el porta equipaje del coche. En seguida, nos marchamos, buscando otra casa, que fuese más digna para la Asociación. Me comentó el Maestro en esa ocasión:

Más, cómo es posible que nosotros, siendo poseedores del conocimiento más poderoso del mundo, estemos difundiéndolo en una casa tan horrible como esa.

Samael Aun Weor es y será mundialmente conocido como el Maestro de la Síntesis, porque en todas sus obras encontramos la revelación de los secretos religiosos y filosóficos del mundo.

Desde 1954 el sentir del Maestro sobre las religiones era este: “Dicen que existen siete grandes religiones y cinco mil sectas; nosotros los gnósticos afirmamos que sólo existe una sola gran religión: la Verdad. Creemos firmemente que sólo aquel que vivencia la Verdad es profundamente religioso.

La verdad quiere conocerse a sí misma en cada hombre. Jesús de Nazaret es un cuerpo viviente de la Verdad. Jesús encarnó la Verdad. Quien encarne la verdad se hace libre. Aquellos que encarnaron la Verdad fundaron las Grandes Religiones y las grandes Escuelas de Misterios.

Buda, Hermes, Krishna, Quetzalcóatl, encarnaron la Verdad; y todo aquel que disuelva el yo y levante las columnas del Templo sobre la piedra viva, encarna la Verdad.

No hay religión más elevada que la Verdad. Debemos distinguir entre las formas y los principios religiosos. Es necesario saber que los Principios son fórmulas cósmicas vivientes. Las formas religiosas son los distintos sistemas de enseñar esos principios.

Doctrina Gnóstica develada por Samael Aun Weor

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