Pancho Villa
Heme aquí en el Parral ante el sepulcro de Pancho Villa; llamo con gran voz, invoco, clamo... Palpitan como alas de pájaros en fuga, las velas que sacude la brisa nocturna y el aire, a flor de onda, menudamente arruga la seda azul, tramada de estambres de cristal.
Alguien contesta terrible desde el fondo profundo de la negra sepultura, es el fantasma del noble general... Me increpa con duras palabras... se levanta su expersonalidad, me reconoce, yo también estuve en la División del Norte, milité en sus filas con mi gente... ¡Ahora vuelve a tu sepulcro! Exclamé.
Aquella sombra retornó a la fosa sepulcral... Más tarde visité algunos otros panteones; invoqué a mis viejos compañeros de batalla y vinieron a mi llamada desparramando razas y atropellando siglos...
Atónitas las leyes del tiempo les ceñían, el alma de las tumbas, con fúnebre alarido gritaba: ¡Aquí estoy! Y ¡oh Dios mío!... de entre cada sepulcro brotaba como por encanto alguno de mis compañeros muertos en los campos de batalla...
Todos me reconocieron... con todos platiqué; y después cada cual volvió a su fosa sepulcral... Y después de todo me quedé meditando: ¿qué saben de esto los PSEUDO- ESOTERISTAS? ¿Qué han dicho sobre este tema los PSEUDO-OCULTISTAS?
Es ostensible que al sepulcro van tres cosas: el cuerpo, el fondo vital y la personalidad que lentamente se disuelve...
Es incuestionable que no todo va al sepulcro; hay algo que continúa más allá, me refiero a SETH, el EGO, el MI MISMO. De ninguna manera exageramos si enfatizamos la idea correcta de que aquello que sobrevive es un montón de diablos (Yoes.)
Tales YOES-DIABLOS suelen concurrir a los centros espiritistas; entonces se meten entre los cuerpos de los MÉDIUM y se identifican.
Nada gana el mundo con esos experimentos tenebrosos; el KARMA de tales sujetos mediumnímicos es la epilepsia en las vidas sub-siguientes...
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