Gentes Jinas
Los Mayas, Moisés y los Tuatha de Danand
Hace poco tiempo se realizó, en Yucatán, un gran Congreso de Mayas; se realizó en un pueblo que rinde culto a los Dioses. Entre ellos hay un jefe que se reúne con los Mayas. Sin embargo, ese finge ante el pueblo como simple sacerdote católico.
Y se realizó el Congreso del Mayab en pleno Atrio de la Iglesia. Fue allí donde un discípulo de la Escuela del gran Ehecatl, manifestó a los sacerdotes y a todos los grandes Iniciados Mayas, que él quería dar el Gran Salto, porque la ciencia magnífica de Ehécatl, relacionada con el Movimiento Cósmico, en modo alguno podría ser entendida por esta humanidad caduca y decadente del siglo veinte.
Pedía permiso para dar el Gran Salto, es decir, para meter el cuerpo físico dentro de la Cuarta Vertical definitivamente, y marcharse a otro planeta. Suplicó, se postró en tierra ante todos y lloró, y la congregación le concedió el permiso. En presencia de todos metió el cuerpo dentro de la Cuarta Vertical, con procedimientos esotéricos y científicos que la gente esta, super civilizada, ignora totalmente. Ahora ese gran Maestro vive en otro planeta”.
Lo que estamos diciendo aquí, estoy seguro que en modo alguno podría ser entendido por aquellos que están embotellados dentro de los dogmas científicos y dentro de la Geometría tridimensional de Euclides. Pero los Mayas nada tienen que ver con todas nuestras jergas cientificistas; ellos conservan viejas tradiciones milenarias, viven en ellas, y nadie podrá hacerles cambiar de idea”. “Y aunque parezca increíble lo que voy a manifestar aquí, ante este honorable auditorio que me escucha, todavía en Yucatán existe una ciudad Jina. En ella moran gentes del antiguo Mayab; en ella viven, conservando aun su ciencia, estudiando sus Tablillas Siderales, haciendo sus cálculos de tipo matemático. Estamos seguros de que los famosos super civilizaciones de esta época, jamás darán con esa gran ciudad del Mayab.”
Incuestionablemente; podemos y debemos aseverar con gran énfasis, la existencia trascendental y trascendente de dos tipos clásicos de Ocultismo. De todo el variado conjunto de procesos históricos y prehistóricos, relacionado con la Tierra y sus humanas razas, nos es dable inferir dos modalidades Ocultistas, a saber: a) Ocultismo Innato. b) Ocultismo Escolástico. La primera de estas dos corrientes, es ostensiblemente antidiluviana; la segunda es completamente postdiluviana. Las paralelas exactas de estas dos formas Ocultistas, claramente enunciadas, debemos descubrirlas clarividentemente en las dos modalidades de la ley: ley Natural y Paradisíaca, Sabiduría de los Dioses. Ley Escrita Deuteronomio, Ley Segunda y más Inferior.
Escrito está con caracteres de fuego, en el Libro de la Vida, que cuando los Hijos de Dios, es decir los Elohim o los Jinas, conocieron a las hijas de los hombres, devino espantosa la terrible catástrofe Atlante o Diluvio Universal Génesis, VI, I Entonces concluyó el imperio formidable de la Primera Ley y llegó el tiempo del Deuteronomio, o Segunda Ley.
Es demasiado palmaria y evidente la imperfección terrible de la Ley Escrita: tormento de los grandes hombres, por las espantosas limitaciones de la misma y férrea tutela de los pequeños. Moisés, el insigne caudillo sagrado del pueblo de Israel, congregando a su gente en la llanura de Moab, expone a la vista de todos, los prodigios extraordinarios que el Señor había obrado en su favor, desde que en el Monte Sinaí había sido establecida la Primera Alianza, y repite la Ley con nuevas ilustraciones, pronunciando espantosas advertencias contra sus transgresores y prometiendo justas recompensas y felicidades de todo género a quienes las guarden fielmente.
Moisés, transfigurado en el Monte Nebo, después de haber bendecido a las doce tribus de Israel, contempla la “Tierra Prometida” los “Campos Elíseos o Mundo de los Jinas”, la tierra cuyos ríos manan leche y miel: el Mundo Etérico, la Cuarta Dimensión.
Moisés no murió como los demás hombres: desapareció en el Monte Nebo, nunca se encontró su cadáver. ¿Qué se hizo? Moisés retornó a la tierra feliz de los cantos nórdicos y druidas, se hizo Jina, se convirtió en habitante del Paraíso. Con plena lucidez hemos podido verificar, en forma íntegra, el hecho contundente, claro y definitivo, de que es precisamente ahí, en el Mundo Superliminal, en la Cuarta Dimensión, donde otrora moraban las gentes dichosas de la antigua Arcadía, quiero referirme, en forma específica, a las humanidades paradisíacas de los antiguos tiempos.
Cuando Juan el Bautista fue degollado, el Gran Kabir Jesús se retira en un barco “a un lugar desierto y apartado” es decir, a las Tierras de Jinas, a la Cuarta Coordenada de nuestro planeta Tierra, y es allí donde opera con la multitud el milagro de los cinco panes y los dos peces, de los que comieron nada menos que cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños, sobrando además doce cestos llenos de pedazos. Es ostensible que el Gran Sacerdote Gnóstico, Jesús, hubo de meter también a las multitudes dentro de la Cuarta Dimensión, con el evidente propósito de realizar el milagro.
Antiguas tradiciones irlandesa, consignadas sabiamente en los deliciosos cantos de los bardos o rapsodas nórdicos, hablan con justa razón de un extraordinario pueblo Cainita o Inca, es decir, de “Sacerdotes-Reyes”, llamado de los Tuatha de Danand, habilísimo en toda clase de artes mágicas, aprendidas en Tebas.
Obviamente, se trata de un gran pueblo Jina, prototipo del “Judío Errante”, infatigable viajero. Los Tuatha de Danand recorrieron los países mediterráneos, hasta llegar a la propia Escandinavia, donde fundaron, además de una ciudad Lunar y otra Solar, cuatro grandes ciudades mágicas. Llegados de nuevo los Tuatha a Irlanda, desembarcaron en dicha isla protegidos, como Eneas en Cartago, por una espesa niebla mágica o “Velo de Isis” de la Cuarta Dimensión que los ocultaba. Con otras palabras diremos que los Tuatha llegaron, de regreso a Irlanda, por entre la Cuarta Dimensión.
Escrito está, en viejos cronicones, la muy célebre batalla de “Madura”, donde ellos se cubrieron de gloria derrotando a los tenebrosos “Firbolgs”. “Era, en efecto, tan grande la excelencia de los Tuatha de Danand, tan poderosas e innumerables sus huestes, que las llanuras se vieron cuajadas de hordas de combatientes que se extendían hasta las regiones por donde se oculta el Sol, al declinar el día. Sus héroes se inmortalizaron ante Tara, la capital mágica de Irlanda”.
“Los Tuatha no llegaron a Erim en barco alguno conocido, ni nadie alcanzó a determinar, claramente, si eran gentes nacidas en la tierra, o descendidas de los cielos, o si se trataba de entes diabólicos, o de una nueva nación que no podría en modo alguno ser humana, si por sus venas no corría la regia sangre de Berthach el infatigable, el fundador de la Ceinne primitiva”. Al ocurrir la gran catástrofe Atlante, los Tuatha de Danand se metieron dentro de la Cuarta Dimensión definitivamente. En la Etérea región de nuestro planeta Tierra, habitan dichosas algunas razas humanas. Esas gentes, aun en nuestros días, de tanta amargura, viven todavía en estado paradisíaco. En la Cuarta Coordenada de nuestro planeta Tierra, existen muchas ciudades mágicas de esplendente belleza.
En la Cuarta Vertical terrestre, podemos descubrir los Paraísos Elementales de la Naturaleza, con todos sus templos, valles, lagos encantados y Tierras de Jinas. Incuestionablemente, es allí, en la “Tierra Prometida”, donde todavía podemos encontrar, dichosos, el Ocultismo Innato y la “Ley Natural” o “Paradisíaca”. Aquellos Jinas bienaventurados, que felices moran en los “Campos Elíseos”, en la tierra que mana leche y miel, no caen, ciertamente, bajo la regencia del “Deuteronomio” o “Segunda Ley”, que tanto atormenta a los mortales.
Obviamente, las muchedumbres Jinas, como aquéllas conocidas como los “Tuatha de Danand”, moran dichosas en el Edén, bajo la regencia de la “Primera Ley”.
Cuatro esotéricos símbolos mágicos, llevaban siempre consigo los Tuatha de Danand, a través de todas aquellas tierras de sus éxodos legendarios: 1º Una gigantesca Copa o Grial. 2º Una enorme Lanza de hierro puro: fálico símbolo masculino. 3º Una gran Espada Flamígera, símbolo del Fuego Sexual. 4º La Piedra de la Verdad, símbolo de la Piedra Filosofal, Sexual. Si Moisés, el gran caudillo hebreo, hubiese ignorado la honda significación de esos cuatro símbolos mágicos, jamás hubiera podido convertirse en Jina, en el Monte Nebo.
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