La mente y los sueños
Bueno, voy a hablar hoy aquí, en este parque Alameda de México, D.F., algo que es muy importante, quiero referirme enfáticamente a la cuestión de los sueños. Ha llegado la hora de ir al fondo de esta cuestión:
Considero que lo más importante es dejar de soñar. En realidad los sueños no son más que meras proyecciones de la mente y, por lo tanto, ilusorios, no sirven.
Es precisamente el ego quien proyecta sueños y obviamente esos sueños resultan inútiles; nosotros necesitamos transformar al subconsciente en consciente.
Necesitamos eliminar radicalmente no sólo los sueños, sino también la posibilidad de soñar y eso es grave; es incuestionable que tal posibilidad existe mientras existan elementos subjetivos dentro de nuestra psiquis. Necesitamos una mente que no proyecte, necesitamos agotar el proceso del pensar.
La mente proyectista, proyecta sueños y estos son vanos e ilusorios. Cuando yo digo, mente proyectista, no estoy refiriéndome a los meros proyectos como los que hace un ingeniero que traza o proyecta los planos para un edificio, un gran puente o una carretera, no; cuando hablo de mente proyectista quiero referirme a todo animal intelectual.
Es claro que el subconsciente siempre proyecta, no solamente casas, edificios o cosas por el estilo, no. Aclaro: Proyecta sus propios recuerdos, sus propios deseos, sus propias emociones, pasiones, ideas, experiencias, etc., etc., etc.
La mente proyectista, repito, proyecta sueños y es claro que mientras el subconsciente exista existirán las proyecciones. Cuando el subconsciente concluye, cuando se ha transformado en consciente, las proyecciones concluyen, ya no pueden existir, desaparecen.
Si queremos nosotros llegar a la auténtica iluminación, es necesario y urgente, dijéramos, transformar al subconsciente en consciente. Indubitablemente tal transformación sólo es posible aniquilando al subconsciente. Pero el subconsciente es el ego, entonces hay que aniquilar al ego, al yo, al mí mismo, al sí mismo y así es como se transforma el subconsciente en consciente.
Necesita dejar de existir el subconsciente para que en su lugar aparezca la conciencia objetiva, real y verdadera. En otros términos, quiero decir que mientras exista cualquier elemento subjetivo, por insignificante que este sea, dentro de nosotros mismos, aquí y ahora, la posibilidad de soñar continúa; mas cuando termina cualquier elemento subjetivo, por insignificante que esta sea, cuando ya no quede en nuestra psiquis elemento subconsciente alguno, el resultado es la consciencia objetiva, la iluminación auténtica y verdadera.
Un individuo que posea conciencia objetiva, que haya eliminado al subconsciente, vivirá en los mundos suprasensibles completamente despierto y, mientras su cuerpo duerma en el lecho, se moverá en esos mundos a voluntad, viendo, oyendo y palpando las grandes realidades de los mundos superiores. Una cosa es andar uno en los mundos hipersensibles con la conciencia objetiva, es decir despierto y otra cosa es hacerlo en estado subjetivo, subconsciente, proyectando sueños.
Vean ustedes qué diferencia tan grande existe, entre el que ambula por esas regiones proyectando sueños y el que vive allí sin hacer proyecciones, con la consciencia completamente despierta, iluminado, en un estado de super-exaltada vigilia.
Obviamente este último verdaderamente es un iluminado y puede, si así lo quiere, investigar los misterios de la vida y de la muerte y conocer todos los enigmas del universo. Por ahí hay cierto autor que dice que los sueños no son más que las ideas disfrazadas, y si eso es así, nosotros podemos aclarar un poco más la cuestión, diciendo que son proyecciones de la mente, porque esas ideas disfrazadas se proyectan mentalmente y he ahí los sueños; por lo tanto son falsos y vanos.
Pero quien vive despierto ya no sueña. Nadie podría vivir despierto sin haber muerto en sí mismo, sin haber aniquilado el ego, el yo, el mí mismo. Por eso es que quiero que todos los hermanos se preocupen más por la desintegración del ego, porque sólo así, desintegrando esa terrible legión, podrán quedar despiertos radicalmente.
Indubitablemente, no es fácil eliminar elementos subjetivos, los hay y muy variados. Esta eliminación se procesa en forma didáctica, poco a poco; pero conforme uno va eliminando tales elementos, la conciencia se va objetivizando, y cuando la eliminación ha sido absoluta, la conciencia ha quedado totalmente objetivizada, despierta. Entonces la posibilidad de soñar ha terminado, ha concluido.
Los grandes adeptos de la Fraternidad Universal Blanca no sueñan, poseen conciencia objetiva; la posibilidad de soñar para ellos ha desaparecido y los encuentra uno en los mundos superiores en estado de vigilia intensificada, totalmente iluminados, dirigiendo la corriente de los innumerables siglos, gobernando las leyes de la naturaleza, convertidos en dioses que están más allá del bien y del mal. Se hace, pues, indispensable comprender esto a fondo. Para sintetizar mejor, para que todos puedan sacar un resumen exacto, quiero decirles lo siguiente:
PRIMERO: El subconsciente es el mismo ego. Aniquílese el ego y la conciencia despertara.
SEGUNDO: Los elementos subconscientes son elementos infrahumanos que cada cual lleva adentro; destrúyanse y toda posibilidad de soñar concluirá.
TERCERO: Los sueños son proyecciones del ego y por lo tanto no sirven.
CUARTO: El ego es mente.
QUINTO: Los sueños son, por ende, proyecciones de la mente.
SEXTO: Esto deben ustedes anotarlo con mucha atención: ES INDISPENSABLE NO PROYECTAR.
SÉPTIMO: No solamente se proyectan cosas para el futuro, constantemente vivimos proyectando las cosas del ayer.
OCTAVO: También se proyectan toda clase de emociones presentes, morbosidades, pasiones, etc., etc., etc.
Las proyecciones de la mente son, pues, infinitas; en consecuencia, las posibilidades de soñar son infinitas. ¿Cómo podría considerarse iluminado a un soñador? Obviamente, el soñador no es más que soñador, nada sabe sobre la realidad de las cosas, sobre eso que está más allá del mundo de los sueños.
Es pues indispensable que nuestros hermanos del Movimiento Gnóstico se preocupen por despertar, para lo cual se requiere que se dediquen de verdad a la disolución del yo, del ego, del mí mismo, del si mismo; que sea esa su principal preocupación.
Conforme vayan muriendo en sí mismos, la conciencia se irá volviendo cada vez más y más objetiva, y las posibilidades de soñar irán disminuyendo en forma progresiva. Meditar es indispensable para comprender nuestros errores psicológicos. Cuando uno comprende que tiene tal o cual error o defecto, puede darse el lujo de eliminarlo, tal como lo enseño en mi obra titulada: «El Misterio del Áureo Florecer».
Eliminar tal o cual error, tal o cual defecto psicológico, equivale a eliminar tal o cual agregado psíquico, tal o cual elemento subjetivo dentro del cual existen las posibilidades de soñar o de proyectar sueños. Cuando uno quiere eliminar un defecto, un error o un agregado psíquico, debe primero comprenderlo; pero hermanos, no basta comprender únicamente, hay que ir algo más hondo, más profundo: es necesario “capturar”el hondo significado de aquello que uno ha comprendido, y solamente puede lograr esa captura a través de la meditación de fondo, profunda, muy íntima...
Aquel que ha capturado el hondo significado de lo que ha comprendido, está en posibilidad de eliminar. Eliminar agregados psíquicos es urgente. Agregados psíquicos y defectos psicológicos en el fondo son lo mismo; cualquier agregado psíquico no es más que la expresión de un defecto de tipo psicológico...
Que hay que eliminarlos, eso es claro, pero primero tenemos que haberlos comprendido y también haber capturado su honda significación. Así es como vamos muriendo de instante en instante; sólo con la muerte adviene lo nuevo. Algunos quieren estar despiertos en el astral, en el mental, etc., pero no se preocupan por morir y lo más grave es que confunden a los sueños con las verdaderas experiencias místicas.
Una cosa son los sueños, que no son más que simples proyecciones del subconsciente, y otra son las experiencias místicas reales. Cualquier experiencia mística auténtica exige el estado de alerta y conciencia despierta. Yo no podría concebir experiencias místicas con conciencia dormida. Así pues, la experiencia mística real, verdadera, auténtica, sólo adviene cuando objetivizamos la conciencia, cuando estamos despiertos.
Reflexionen nuestros hermanos profundamente en todo esto; que estudien nuestra obra «El Misterio del Áureo Florecer», que se preocupen por morir de momento en momento, sólo así lograrán realmente la objetivización total de la conciencia. Eso es todo por ahora en esta plática”.
En esos momentos en que el Maestro terminaba de hacernos tan maravillosa explicación sobre las proyecciones de la mente, despertar de la conciencia, etc., se me ocurrió hacerle una pregunta en momentos en que una muchedumbre corría como locos a tomar un automotor, así: Maestro, todas aquellas muchedumbres que corren allá como locas, ¿Van dormidas?, ¿Van proyectando?, ¿Van soñando?, ¿Van enajenadas de sí mismas?
“Ciertamente esa gente que va en tropel corriendo, van soñando. No es necesario que sus cuerpos estén acostados en la cama, roncando y a media noche para estar soñando. La gente sueña aquí mismo en carne y hueso. Así como la ve usted, corriendo como loca por la calle, ambulando en ese constante ir y venir, como máquinas sin ton ni son, ni orientación alguna, así andan también en los mundos internos cuando el cuerpo físico está dormido en la cama.
Lo que sucede es que esta gente que sueña en la vida, que anda soñando así en el mal llamado estado de vigilia, que los ve uno dormidos, soñando, cuando llega la hora en que su cuerpo físico duerme, abandonan tal vehículo y entran en los mundos suprasensibles llevándose a tales regiones sus propios sueños, es decir, cada cual se lleva sus sueños a los mundos internos, tanto durante las horas en que el cuerpo duerme como después de la muerte.
La gente muere realmente sin saber cómo y entra en los mundos internos soñando, y vive soñando, y nace sin saber a qué hora ni cómo, y en la vida práctica anda soñando a todas horas. No es pues extraño que la gente caiga debajo de las ruedas de los automóviles, que cometa tantas locuras; esto se debe a que tienen la consciencia dormida, están soñando...
Dejar de soñar es indispensable. El que deja de soñar, aquí y ahora, deja de soñar en cualquier rincón del universo, anda despierto en todas partes.
El que despierta aquí y ahora, despierta en el infinito, en los mundos superiores, en cualquier lugar del cosmos. Lo que importa es despertar aquí y ahora, en este mismo momento en que estamos hablando, de instante en instante, de momento en momento.
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