Los Tuatha de Danand
Antiguas tradiciones irlandesa, consignadas sabiamente en los deliciosos cantos de los bardos o rapsodas nórdicos, hablan con justa razón de un extraordinario pueblo Cainita o Inca, es decir, de “Sacerdotes-Reyes”, llamado de los Tuatha de Danand, habilísimo en toda clase de artes mágicas, aprendidas en Tebas.
Obviamente, se trata de un gran pueblo Jina, prototipo del Judío Errante, infatigable viajero.
Los Tuatha de Danand recorrieron los países mediterráneos, hasta llegar a la propia Escandinavia, donde fundaron, además de una ciudad Lunar y otra Solar, cuatro grandes ciudades mágicas.
Llegados de nuevo los Tuatha a Irlanda, desembarcaron en dicha isla protegidos, como Eneas en Cartago, por una espesa niebla mágica o Velo de Isis de la Cuarta Dimensión que los ocultaba. Con otras palabras diremos que los Tuatha llegaron, de regreso a Irlanda, por entre la Cuarta Dimensión.
Escrito está, en viejos cronicones, la muy célebre batalla de Madura, donde ellos se cubrieron de gloria derrotando a los tenebrosos Firbolgs. Era, en efecto, tan grande la excelencia de los Tuatha de Danand, tan poderosas e innumerables sus huestes, que las llanuras se vieron cuajadas de hordas de combatientes que se extendían hasta las regiones por donde se oculta el Sol, al declinar el día. Sus héroes se inmortalizaron ante Tara, la capital mágica de Irlanda.
Los Tuatha no llegaron a Erim en barco alguno conocido, ni nadie alcanzó a determinar, claramente, si eran gentes nacidas en la tierra, o descendidas de los cielos, o si se trataba de entes diabólicos, o de una nueva nación que no podría en modo alguno ser humana, si por sus venas no corría la regia sangre de Berthach el infatigable, el fundador de la Ceinne primitiva.
Al ocurrir la gran catástrofe Atlante, los Tuatha de Danand se metieron dentro de la Cuarta Dimensión definitivamente. En la Etérea región de nuestro planeta Tierra, habitan dichosas algunas razas humanas. Esas gentes, aun en nuestros días, de tanta amargura, viven todavía en estado paradisíaco. En la Cuarta Coordenada de nuestro planeta Tierra, existen muchas ciudades mágicas de esplendente belleza.
En la Cuarta Vertical terrestre, podemos descubrir los Paraísos Elementales de la Naturaleza, con todos sus templos, valles, lagos encantados y Tierras de Jinas. Incuestionablemente, es allí, en la Tierra Prometida, donde todavía podemos encontrar, dichosos, el Ocultismo Innato y la Ley Natural o Paradisíaca.
Aquellos Jinas bienaventurados, que felices moran en los Campos Elíseos, en la tierra que mana leche y miel, no caen, ciertamente, bajo la regencia del Deuteronomio o Segunda Ley, que tanto atormenta a los mortales.
Obviamente, las muchedumbres Jinas, como aquéllas conocidas como los Tuatha de Danand, moran dichosas en el Edén, bajo la regencia de la Primera Ley.
Cuatro esotéricos símbolos mágicos, llevaban siempre consigo los Tuatha de Danand, a través de todas aquellas tierras de sus éxodos legendarios:
1º Una gigantesca Copa o Grial.
2º Una enorme Lanza de hierro puro, fálico símbolo masculino.
3º Una gran Espada Flamígera, símbolo del Fuego Sexual.
4º La Piedra de la Verdad, símbolo de la Piedra Filosofal, Sexual.
Si Moisés, el gran caudillo hebreo, hubiese ignorado la honda significación de esos cuatro símbolos mágicos, jamás hubiera podido convertirse en Jina, en el Monte Nebo.
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